Trump convierte su retorno triunfal al Capitolio en una confrontación partidista

Estados Unidos

El republicano repasa las primeras acciones de su mandato e insiste en criticar a Joe Biden, en el discurso ante una sesión conjunta del Congreso más largo de la historia, que ha recordado a un mitin electoral

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Trump regresa al Capitolio: “América está de vuelta”

AFP

“América está de vuelta”, ha proclamado esta noche Donald Trump desde el Capitolio, donde, como manda la Constitución, cada año el presidente se dirige a una sesión conjunta del Congreso a la que acuden las tres ramas del poder federal. Lejos de la imagen de unidad institucional que busca transmitir esta tradición, el republicano ha insistido en su retórica divisiva y llena de falsedades, ha insultado a sus adversarios políticos y ha prometido el inicio de una “era dorada” en Estados Unidos tras la muerte de la “tiranía woke”.

Bajo la atenta mirada del speaker de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, y su vicepresidente, J.D. Vance (en su función como presidente del Senado), Trump ha convertido su hora y 42 minutos de discurso, el más largo de su tipo en la historia del país, en un show televisivo en prime time, una especie de mitin de campaña, adulado por los aplausos continuos de sus fieles, que se alzaban a ovacionar al presidente al final de cada frase. “Muchos han afirmado que el primer mes de nuestra presidencia es el más exitoso en la historia de nuestra nación. Y lo más impresionante es que ¿saben cuál es el segundo? el de George Washington”, ha bromeado, y se ha puesto a repasar los “éxitos” de su mandato.

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El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se marcha después de dirigirse a una sesión conjunta del Congreso en el Capitolio.

Win McNamee / Reuters

“El día que tomé posesión, declaré una emergencia nacional en nuestra frontera sur y desplegué al ejército para repeler la invasión de nuestro país”, ha recordado, mintiendo al asegurar que “como resultado, los cruces ilegales el mes pasado fueron, con diferencia, los más bajos jamás registrados”. Ahí, en su segundo minuto de discurso, ha criticado por primera vez a su predecesor: “Bajo Joe Biden, el peor presidente de la historia, había cientos de miles de cruces ilegales al mes, y prácticamente todos ellos eran asesinos, traficantes de drogas, miembros de bandas criminales y personas de instituciones mentales y manicomios”.

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Trump sostiene una copia de una orden ejecutiva durante su discurso.

Brian Snyder / Reuters
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Javier de la Sotilla | washington
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El presidente ha presumido de haber puesto fin a la “ridícula nueva estafa verde”, de haber retirado a EE.UU. del “injusto” Acuerdo de París, de la “corrupta” Organización Mundial de la Salud y del “antiamericano” Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Ha dicho que ha acabado con la “censura” y la “instrumentalización” del gobierno, reiterando sus acusaciones a Biden como el perpetrador de una caza de brujas contra él. “¿Cómo le fue? No muy bien”, se ha reído, insistiendo en el hecho que, a pesar de sus cuatro imputaciones y una condena penal, ganó las elecciones (y se convirtió con ello en el primer delincuente en tomar posesión).

Gran parte de su discurso se ha centrado en sus guerras culturales, invocando sus acciones más simbólicas, como la orden ejecutiva con la que declaró que “solo hay dos géneros”, su proclamación del inglés como el idioma oficial del país, o el cambio de nombre del Golfo de México como “Golfo de América”. También se ha reafirmado en sus ambiciones expansionistas, insistiendo en que va a “recuperar” el canal de Panamá y se anexionará Groenlandia en los próximos cuatro años. “Apoyamos firmemente su derecho a determinar su propio futuro”, ha dicho de los habitantes de la isla, perteneciente a Dinamarca: “Si lo desean, les damos la bienvenida a Estados Unidos. Creo que lo conseguiremos, de una forma u otra, lo conseguiremos... Os mantendremos a salvo, os haremos ricos y juntos llevaremos a Groenlandia a alturas que nunca antes habíais imaginado posibles”.

El discurso, de una hora y 42 minutos, es la intervención más larga en la historia ante una sesión conjunta del Congreso

Entre los asistentes, había representantes, senadores, miembros del gabinete presidencial, magistrados del Tribunal Supremo, invitados especiales y una de las figuras más polarizadoras de su segundo mandato: su mano derecha, Elon Musk, que en esta ocasión ha abandonado su camiseta y gorra MAGA y se ha vestido con traje. Más de una decena de demócratas ha optado por no asistir al evento como acto de protesta contra las radicales acciones del presidente, que, con la ayuda de Musk, está desmantelando la administración, e invadiendo y despreciando las competencias del Congreso.

Quienes sí han acudido han permanecido en su mayoría callados, a excepción del representante por Texas Al Green, que al inicio del discurso se ha levantado y ha comenzado a gritar al republicano que “no tiene el mandato” popular necesario para llevar a cabo esta agresiva toma del poder federal. Johnson ha parado la sesión, alegando que estaba incurriendo en una “violación deliberada y concertada del decoro”, y ha ordenado al sargento de armas que expulsara al congresista.

Trump no ha tardado en lanzar alabanzas a Musk, quien “está trabajando muy duro” en sus profundos recortes y ha descubierto “cientos de miles de millones de dólares de fraude”, una afirmación que carece de evidencia. El republicano también ha repetido su falsa afirmación de que “millones” de personas con más de cien años de edad están recibiendo pagos de la seguridad social, y “vamos a encontrar dónde está yendo este dinero”. Varios congresistas demócratas llevaban carteles con la palabra “falso”, que iban alzando a medida que el republicano insistía en sus recurrentes mentiras, que le auparon por segunda vez al poder.

El mensaje de Trump a los habitantes de Groenlandia: “Les damos la bienvenida a EE.UU. Lo lograremos, de una forma u otra”

El discurso ha llegado el mismo día en el que han entrado en vigor los aranceles del 25% a México y Canadá, que han dado inicio a una guerra comercial en Norteamérica, haciendo saltar por los aires tres décadas de integración económica y provocando un seísmo en los mercados financieros. El republicano ha argumentado que los gravámenes “son para hacer Estados Unidos rico otra vez” y servirán para “proteger el alma de nuestro país”, que ha sido “estafado durante décadas” por “casi todos los países del mundo”. Y no ha faltado las críticas a Biden, quien, a pesar de abandonar el poder con los índices bursátiles en máximos históricos, lideró “la peor economía de la historia”.

Por la tarde, horas antes de la intervención de Trump, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, afirmaba que se estaba planteando aliviar los gravámenes tras hablar con autoridades mexicanas y canadienses. Pero el presidente no ha parecido dar marcha atrás durante el discurso con su defensa a ultranza de los aranceles. Trump prometió durante la campaña, durante su discurso de investidura, y ha repetido esta noche que devolverá a EE.UU. la “era dorada” y atajará la inflación, pero numerosos expertos apuntan a que la guerra comercial podría llevar al país a una recesión y coinciden en que supondrá un fuerte aumento generalizado de los precios.

Para llevar a cabo su plan económico y lograr “la mejor economía de la historia”, Trump ha pedido al Congreso que apruebe su plan presupuestario, que incluye profundos recortes de programas sociales y rebajas de impuestos mayores que las aprobadas durante su primer mandato. Los republicanos, con mayoría en ambas cámaras, están ultimando las negociaciones para aprobar los presupuestos antes del viernes de la semana que viene, cuando expira la financiación del gobierno. Si no llegan a un acuerdo antes, la administración federal podría verse abocada a su cierre con catastróficas consecuencias para la economía, además del freno en seco de los pagos de los programas federales y de los funcionarios.

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Momento en el que el congresista Al Green recrimina a Trump que “no tiene el mandato” para llevar a cabo sus medidas.

Al Drago / Bloomberg

El Congreso aprobó la semana pasada el marco presupuestario con importantes recortes y rebajas fiscales. Sin embargo, lejos de la promesa del republicano, las rebajas de impuestos (valoradas en 4,5 billones de dólares en una década) son mayores que los recortes en el gasto público (2 billones), lo que añadirá 2,5 billones más al enorme déficit fiscal. Como ha hecho en numerosas ocasiones durante el discurso, ha señalado a los demócratas, diciéndoles que deberían aprobar los presupuestos “porque, si no, no creo que el pueblo os vuelva a votar de nuevo”.

La representante por Nueva York Alexandria Ocasio Cortez ha estado entre las decenas de congresistas y senadores que han decidido sumarse al “boicot”, a pesar de que el líder de la minoría en la Cámara Baja, Hakeem Jeffries, ha pedido a los demócratas que no lo hagan. El senador por Connecticut Chris Murphy ha justificado su ausencia por considerar el discurso una “farsa” y un “mitin de apoyo a Trump, no un discurso serio a la nación”. La senadora por Washington Patty Murray ha argumentado que “el estado de la Unión es que el presidente está escupiendo en la cara a la ley y está dejando que un multimillonario no elegido despida a investigadores de cáncer y arruine a su antojo agencias federales como la Seguridad Social”.

Sí han asistido, como es tradición, los invitados por parte del presidente y de algunos congresistas. Los demócratas han optado por invitar a varios de los trabajadores federales que han sido despedidos como consecuencia de las acciones tomadas por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Musk. Entre otros invitados, había beneficiarios del Medicaid, el seguro de salud para personas de bajos ingresos, que los republicanos están tratando de recortar, y propietarios de pequeños negocios que van a ser afectados por los demoledores aranceles de Trump.

Por su parte, el presidente y su mujer, Melania, han querido subrayar con sus invitados las prioridades de su gobierno. Entre ellos, se encontraban familiares de Laken Riley y Jocelyn Nungaray, asesinadas por inmigrantes indocumentados; activistas contra las personas trans; familiares de Corey Comperatone, el hombre que murió fruto de una de las balas con las que intentaron asesinar a Trump en un mitin en julio en Butler (Pensilvania); o Marc Fogel, el profesor estadounidense que fue liberado tras un intercambio de prisioneros con Rusia el mes pasado, en uno de los primeros acercamientos al Kremlin en este segundo mandato del republicano.

La larga sesión ha supuesto el regreso triunfal de Trump al Capitolio, cinco años después de su último discurso del estado de la Unión y cuatro del asalto al edificio federal por parte de sus seguidores, alentados por él mismo al negarse a aceptar su derrota en las elecciones del 2020. El tono del discurso, así como las dispares reacciones de las bancadas republicana y demócrata, han evidenciado que su paso por la política tan solo ha contribuido a aumentar la polarización de un país roto entre dos ideologías que parecen ya irreconciliables.

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