La visión migratoria de Giorgia Meloni marca el camino de Europa. La Comisión Europea ha materializado este martes su endurecimiento de las políticas migratorias estableciendo la posibilidad de que los Estados Miembros envíen a los migrantes a campos de deportación en terceros países, tal y como intenta hacer la primera ministra italiana en Albania. Así lo señala la nueva regulación europea para las deportaciones presentada hoy por el Ejecutivo comunitario, que deja la puerta abierta a que los países lleguen a acuerdos de forma bilateral con otros estados fuera de la Unión Europea, pero con un matiz: Bruselas no quiere que se mande a los migrantes mientras se tramita su solicitud de asilo –tal y como pretende hacer Meloni– sino solamente a quienes ya han visto esta solicitud rechazada por un país de la UE.
Todo llega después de la ronda de consultas con los estados miembros que ha llevado a cabo el nuevo comisario de Interior, el austriaco Magnus Brunner –del ala dura contra la acogida– con el fin de escuchar las necesidades reales en el terreno para hacer los procesos de retorno más fáciles y eficientes. La propuesta comunitaria tiene el objetivo de fortalecer el marco legislativo sobre las deportaciones, destinada a resolver una de las “lagunas” que algunos países han identificado en la legislación europea para acelerar los procesos. Según la Comisión, solo el 20% de los casos de migrantes en situación irregular con orden de repatriación son efectivamente expulsados.
Ampliación de las detenciones
El Ejecutivo comunitario también propone sanciones más estrictas para los que se nieguen a abandonar el territorio europeo
La Comisión Europea ya había avanzado que pretendía estudiar de qué forma se pueden financiar medidas similares y si puede encontrar un hueco legal para acelerar las repatriaciones de los migrantes que no tienen derecho a permanecer en Europa. El Ejecutivo comunitario, en su propuesta, especifica que este tipo de acuerdo solo se puede llevar a cabo con un tercer país “que respete los estándares de los derechos humanos internacionales de acuerdo con la ley internacional” y asegura que las familias y los menores no acompañados están excluidos de estas medidas. Todo queda pendiente de la aprobación del Consejo Europeo y del Parlamento Europeo.
En una rueda de prensa, Brunner ha rechazado que esta “solución innovadora” para los retornos sea réplica del modelo negociado albanés de Meloni o el que Reino Unido intentó con Ruanda. “Son completamente distintos”, ha justificado el austríaco, defendiendo que Bruselas solo quiere plantear centros para aquellos migrantes que ya tengan una “decisión final sobre su retorno”.
El Ejecutivo comunitario por el momento no tiene previsto abrir centros por sí misma, sino que lo que hace es allanar el terreno para que lo hagan los Estados miembros –o en un futuro, a nivel europeo– y recuerda que se debe cumplir la legislación internacional. Además, propone normas y sanciones más estrictas para los solicitantes de asilo que se nieguen a abandonar el territorio europeo en caso de ver su requerimiento denegado, como detenciones prolongadas, la confiscación de los documentos de identidad o la prohibición de la entrada. Por ejemplo, el tiempo máximo de detención hasta ahora era de 18 meses, y la Comisión quiere ampliarlo a 24 meses. Bruselas también aboga por un reconocimiento mutuo entre los Estados miembros, es decir, que una decisión adoptada en Francia pueda también aplicarse en España.
Sin embargo, si el modelo europeo tiene que ser el albanés de Meloni, la experiencia por el momento no ha sido nada positiva. Después de varios reveses judiciales que han impedido a la primera ministra utilizar los centros de Schengjin y Gader como lugares de detención, todo está parado a la espera de la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que se debe pronunciar sobre las decisiones judiciales italianas. De momento, las estructuras de Meloni, que vendió como su propuesta estrella migratoria, siguen completamente vacías.
Lo que alega la justicia italiana es la imposibilidad de reconocer los estados de origen de los migrantes detenidos como países seguros. El problema es que el TJUE, al pronunciarse sobre otro caso que afectaba la República Checa, acotó al máximo la lista de países considerados seguros ya que estableció que un estado fuera de la UE no puede ser declarado así a menos que todo su territorio se considere libre de peligro. Bruselas tiene previsto revisar el concepto de país seguro antes de junio, con lo que si presenta una lista europea, Meloni tendría muchas más probabilidades de salir adelante con su iniciativa.
“Queremos establecer un sistema verdaderamente europeo de retorno proponiendo un reglamento con normas más simples y claras, evitando la fuga y facilitando el retorno de nacionales de terceros países sin derecho a permanecer”, aseguró el domingo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La popular alemana dio apoyo desde el primer momento al pacto inédito entre Roma y Tirana por el cual Italia pretendía enviar a miles de migrantes rescatados por naves oficiales italianas hasta estos centros.
La propuesta de Brunner escenifica el cambio de paradigma de la UE, que se ha movido hasta límites impensables hace unos años. Si antes las vallas en los estados fronterizos alarmaban a muchos estados miembros, ahora ya se pretende acelerar las deportaciones a través de países que están fuera del bloque comunitario, pese a las preocupaciones sobre el respeto al derecho internacional expresadas por muchas organizaciones humanitarias. Todo responde a la nueva realidad del continente, con una mayoría de gobiernos más escorados a la derecha. El próximo será Alemania, donde el futuro canciller, Friedich Merz, también llama a la mano dura contra la migración. Por lo menos una quincena de países están a favor de imitar el modelo albanés de Meloni. Lo que Europa llama soluciones “innovadoras” para la migración ya no son un tabú. Todavía queda camino por recorrer. Para empezar, saber dónde, además de Albania, país candidato a entrar en el bloque, podrían tener lugar centros parecidos.

