En primera línea, Rusia está invirtiendo enormes cantidades de armamento y vidas humanas para lograr pequeñas pero constantes conquistas territoriales en casi una quinta parte de Ucrania que controla. Mientras tanto, Ucrania, superada en número y armamento, enfrenta desafíos no solo en el campo de batalla, sino también en la diplomacia.
Es esta terrible situación la que ha obligado a los soldados heridos a regresar al frente, donde poco ha cambiado desde que dejaron por primera vez sus vidas civiles para defender a sus familias de un vecino invasor.
Para ellos, estar en una cama de hospital era insoportable comparado con estar junto a sus compañeros de armas para defender Ucrania. Pero todos coinciden en una cosa: cuando termine la guerra, no pasarán ni un día más de uniforme; alistarse en el ejército nunca fue su primera opción.