Heridos ensangrentados, trasladados en camioneta, moto o tuktuk, empiezan a colapsar los hospitales de Nay Pyi Taw, la capital de Birmania. Aunque el terremoto se ha desencadenado este mediodía 250 kilómetros más al norte, cerca de Mandalay, con una magnitud de 7,7 grados. La junta militar ha declarado el estado de emergencia en seis regiones centrales y ha mostrado su disposición a aceptar ayuda internacional, lo que indicaría que los daños son significativos.
Todavía no hay datos oficiales sobre las víctimas birmanas, pero fuentes hospitalarias hablan de por lo menos veinte muertos, solo en Mandalay. La división del país en reinos de taifas guerrilleros dificulta aún más la recolección de cifras, aunque la zona más afectada está bajo control gubernamental.
Un médico desbordado en Nay Pyi Taw reconoce la gravedad del temblor, que sacudió a su propio hospital, dejando como testimonio un coche aplastado por desprendimientos frente a su misma entrada.
A cientos de kilómetros del epicentro, en las calles de Bangkok había miles de personas todavía descalzas, a media tarde, después de haber salido disparadas de sus casas por la sacudida. Aguardaban la réplica anunciada por las autoridades -que en la calle no llegó a notarse- junto a algunos millones más, a la puerta de sus puestos de trabajo, estudio o asueto. Esta, de 6,4 grados, sí se percibió, aunque más floja, en Chiang Mai, al norte del país y bastante más cerca de Birmania.
De hecho, el incidente más trágico del que se tiene constancia hasta ahora es el hundimiento de un edificio de treinta plantas en construcción en en la propia capital tailandesa, que ha sido declarada zona catastrófica. Ha sido cerca del conocido mercado callejero de Chatuchak. Al menos 18 de los 40 obreros se encuentran desaparecidos y se ha confirmado el fallecimiento de tres. Otras fuentes hablan de 81 peones inicialmente atrapados, de los que solo siete habrían salido ilesos con seguridad.
En un pueblo de Birmania se sabe que por lo menos tres personas han fallecido aplastadas por el techo de la mezquita, durante la oración del viernes. Un puente, en Sagaing, se ha desplomado, mientras que en un hotel habría veinte personas atrapadas bajo los escombros. Aun así, esto podría ser solo la punta del iceberg.

Desplome de un edificio en construcción en Chatuchak, Bangkok
El temblor, calificado de 8,2 grados en un primer momento por las autoridades de Tailandia, ha sacudido de forma más violenta las ciudades meridionales, como Chiang Mai. Sin embargo, allí apenas hay rascacielos, a diferencia de Bangkok, donde son miles los que han tenido que descender a la carrera veinticinco o cincuenta plantas, en torres residenciales, oficinas u hoteles. El desdentado Maha Nakhon, que fue su rascacielos más alto, con 78 plantas durante algunos años, se ha cimbreado de forma asombrosa.
Una experiencia estremecedora, que está colapsando las carreteras de la capital tailandesa en estos momentos, no solo por la conmoción sino porque parecen ser bastantes los que creen que no pegarán ojo en esta gran ciudad sin apenas espacios abiertos y han adelantado la escapada de fin de semana.
Desde la gasolinera de la avenida Ekkamai, ahora colapsada por coches repostando, recuerdan con incredulidad el balanceo de otra torre residencial en construcción, justo enfrente. Los peones de esta, la mayoría birmanos acarreados en camionetas abiertas, celebraban con alivio salir de la obra poco después de la una y, sobre todo, salir vivos. Mientras el personal de limpieza del condominio colindante, igualmente inmigrantes birmanos, repasaban el móvil e intercambiaban información, todavía escasa, sobre su martirizado país de origen.
Los escolares, en muchos casos, han vuelto a casa sin cartera, al no tener autorización para regresar a las aulas, por miedo a la réplica. El susto ha llegado hasta las grandes ciudades de Vietnam, al sur de China y y, por el oeste, a Bangladesh y la India. La próxima cumbre de países ribereños del Golfo de Bengala, la semana que viene en Bangkok, ya tiene foco de urgencia.
No en vano, se trata del mayor terremoto en todo el mundo desde el de Turquía en 2023. La Bangkok más turística deja en la rutina imágenes insólitas, como el desbordamiento de las “infinity pools”, piscinas de azotea convertidas en cascadas. O el traqueteo en las vías del metro elevado, ya evacuado.
Una tintorera china, criada en Bangkok, dice que no recuerda nada parecido. “Vivo en una planta veinte y jamás había notado ninguna sacudida. Pero hoy se han movido las lámparas y primero creía que era el aire acondicionado, hasta que el suelo ha empezado a bailar”. Pol Comaposada, agente de viajes, se ha llevado el disgusto, como muchos otros, de encontrar grietas en las paredes al volver a casa. “Por suerte, solo el estuco“. El temblor coincidió con el momento en que recogía a sus hijos de la escuela: ”Visto y no visto, la maestra los tuvo a todos debajo del pupitre y luego los mandó al patio".
Volviendo a Birmania, según las informaciones del portal Mizzima, se ha derrumbado un hotel en la localidad de Aung Pan, sin que los equipos de rescate hayan logrado acceder por ahora al inmueble.

Además, este medio informa del desplome de varios edificios en Mandalay, mientras que un monasterio que acogía a decenas de desplazados se ha hundido en Taungoo. Los efectos del sismo se dejaron sentir también en Rangún, antigua capital y principal ciudad del país, donde se evacuaron los edificios.
Según la agencia AFP, las carreteras cercanas a la ciudad de Naypyidaw, actual capital birmana, han quedado destrozadas. En su hospital, dotado con un millar de camas, muchos heridos debían recibir atención en la calle, con sueros intravenosos colgando de sus camillas.

Una carretera levantada en la capital federal de Birmania, Naypyidaw
Estado de emergencia en Bangkok
Un total de 43 trabajadores han quedado atrapados en un edificio en obras de la capital tailandesa
Además de la suspensión del metro elevado BTS, en Bangkok la bolsa de valores interrumpió las operaciones.
Tras algún titubeo, por la ausencia de desperfectos mayúsculos, salvo el hundimiento reseñado, la primera ministra tailandesa, Paetongtarn Shinawatra, declaró Bangkok zona catastrófica. El Departamento Meteorológico tailandés advirtió de posibles réplicas y se recomendó a la población tomar las precauciones necesarias y permanecer al aire libre, aunque cuatro horas después del temblor volvieron a abrir las puertas la mayor parte de edificios y muchas aceras empezaron a vaciarse. Las carreteras, no.

Equipos de rescate trabajan en el lugar del derrumbe de un edificio tras los temblores de un fuerte terremoto que azotó el centro de Birmania el viernes y que afectó a Bangkok, capital de Tailandia
Birmania se encuentra cerca de una zona de alta actividad tectónica por la presión entre la placa del subcontinente indio, al sur, y la euroasiática, al norte. Sin embargo, el seísmo de hoy es uno de los más fuertes registrados en los últimos años. En agosto de 2016, un terremoto de magnitud 6,8 grados ya sacudió el país.
Bangkok, en cambio, vive bajo el temor de las inundaciones. Su mayor espacio verde, Benjakitti Park, no se abrió para solaz de sus gentes sino para actuar como desagüe y proteger el parque inmobiliario. Un terremoto no entraba en los cálculos, pero sus nueve millones de ciudadanos han hecho gala de templanza y han superado la prueba con nota.