Las multinacionales de Corea del Sur se preparan para volver a Rusia

LG ya lo ha hecho

No quieren perder más terreno frente a las marcas chinas y turcas de coches y electrodomésticos

Ampliar Hyundai prevé vender 3.000 unidades del Inster, el SUV urbano 100% eléctrico

Inster, el SUV urbano 100% eléctrico de Hyundai, circula frente a un edificio de aspecto soviético

HYUNDAI / Europa Press

Mientras las agencias de Corea del Sur aseguran que 3.000 nuevos soldados norcoreanos han sido enviados al frente ruso, las multinacionales surcoreanas están ya en otra guerra. LG ha reabierto su fábrica en las afueras de Moscú y otras, como Hyundai, tienen planes avanzados para recuperar su actividad en Rusia.

Las empresas coreanas de automóviles, electrodomésticos y electrónica dan crédito a las negociaciones de paz entre Washington y Moscú y no quieren que esta vuelva a pillarles con el pie cambiado. Los nuevos aranceles del 25% impuestos por Donald Trump a los coches extranjeros en EE.UU. no han hecho más que espolear su determinación. 

Hyundai compró una fábrica de General Motors en 2020, ignorando lo que se avecinaba. Las cosas le iban bien en el mercado ruso, donde fue, durante ocho años y hasta 2022, la marca extranjera de coches más popular. Sin embargo, la estrecha alianza militar entre EE.UU. y Corea del Sur forzó a las empresas de este último país a unirse al boicot occidental a la economía rusa. Algunas de ellas, no obstante, salieron del país de la forma más discreta posible, sin aspavientos políticos y aduciendo que su salida era producto de la falta de abastecimientos. 

Algunos se preguntan hasta qué punto salieron en realidad. Varias cadenas de montaje fueron arrendadas a empresas rusas, aunque las marcas coreanas, mayormente, dejaron de imprimirse. Nunca desaparecieron porque en muchos casos, volvían por la puerta de atrás, importadas de contrabando vía Turquía, Georgia o Kazajistán. En otros casos, se sospecha que la producción en fábricas rusas se exportaba a Bielorrusia, antes de ser reimportada. 

Seúl, capital siempre bien conectada con lo que se cuece en la derecha estadounidense, no tiene motivos para desconfiar de las voces del Kremlin que, hace pocos días, estimaban que varias empresas estadounidenses podrían regresar a Rusia en el segundo trimestre del año. 

Corea exportaba por un valor de 30.000 millones de dólares a Rusia antes de la invasión de Ucrania, lo que la convertía en su duodécimo mercado. Con el valor añadido de ser punto de tránsito entre Asia Central y Europa. 

En Seúl duele especialmente la pérdida de mercado -140 millones de consumidores- en favor de las marcas chinas de coches eléctricos y de las marcas turcas de electrodomésticos. Una pérdida de cuota que parece más irreversible a medida que pasan los días. En este contexto, los aranceles estadounidenses del 25% a todos los automóviles extranjeros -que se añaden al aumento de aranceles previo al acero y aluminio- son percibidos como un trato injusto. La cotización de Mazda, Hyundai o Kia ya se ha resentido a lo largo de la semana. 

Hyundai Motor es la automovilística que parece más decidida a romper el hielo siberiano. La venta de su planta en Rusia por un precio simbólico a una firma autóctona, incluía una cláusula que le da prioridad en su recompra en el plazo de dos años. Aunque según algunas fuentes el precio que debería abonar en unos meses solo puede ser su precio de mercado, unos 264 millones de dólares. 

LG ha justificado la reactivación de su fábrica en las afueras de Moscú, que inauguró en 2006, como una forma “de evitar su deterioro”. Asegura que está utilizando “los stocks existentes”. Antes de la guerra, la planta fabricaba lavadoras y frigoríficos. Aunque la Comisión Europea, en boca de la presidenta Ursula von der Leyen, aseguraba hace dos años y medio que las fuerzas armadas rusas estaban en una situación tan desesperada que arrancaban semiconductores de electrodomésticos para su armamento, a la vista de la evolución del conflicto no parece que ese argumento pueda jugar ya en contra de las neveras coreanas. 

Puertos en Panamá y más allá

Pekín y Hong Kong impiden a Hutchison firmar el miércoles su trato con BlackRock

Cabe señalar, por último, que la combinación de proteccionismo de garrafón y amenazas veladas procedentes de la Casa Blanca está obligando a posicionarse tanto a aliados como adversarios de EE.UU. en Asia. Como prueba de ello, el conglomerado hongkonés Hutchison, que llegó bajó presión a un preacuerdo con la gestora de fondos estadounidense BlackRock para desprenderse de más de cuarenta puertos en todo el mundo -incluidos dos en las embocaduras del Canal de Panamá- no lo firmará este dos de abril. 

La presión en sentido contrario de los gobiernos de Hong Kong y Pekín, que estarían examinando la posible vulneración de “intereses nacionales”, paraliza o por lo menos ralentiza el trato, que difícilmente se realizará en su actual formato. De momento es BlackRock quien ha vendido, con más de un 30% de descuento, su último gran activo inmobiliario en China

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