Trump espanta a los turistas

Jaque a la democracia

La hostilidad del presidente hacia países aliados hace que los visitantes empiecen a anular viajes y estancias en EE.UU.

Trump espanta a los turistas
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Trump espanta a los turistas, que empiezan a cancelar viajes a los Estados Unidos

AFP

Hay que tener cuidado con el teléfono móvil cuando se viaja a Estados Unidos bajo el mandato de Trump.

No es por el peligro de robo. No: se ha convertido en una posible declaración de autoinculpación si contiene algo, un mensaje, una broma, una foto, que los agentes aduaneros interpreten como una afronta nacional.

De la garita al cuarto de interrogatorio. Según la ideología que detecten en el celular (o en el ordenador portátil), eso es motivo suficiente para negarle la entrada a alguien y meterlo en un avión de vuelta a casa.

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FILE PHOTO: United Airlines planes land and prepare to take off at Newark Liberty International Airport in Newark, New Jersey, , U.S., January 27, 2025. REUTERS/Fabrizio Bensch/File Photo

Existe una repetición de detenciones arbitrarias de turistas, a veces por contenidos de su teléfono móvil

A pesar de que lleva escasos dos meses en la Casa Blanca, la impronta de Donald Trump –su lenguaje agresivo, casi belicista, sobre todo contra los socios tradicionales, las deportaciones o la guerra comercial– ya se está dejando sentir en la industria del turismo. Muchos visitantes extranjeros se replantean sus viajes a EE.UU. Las cancelaciones van en aumento.

Varios países europeos, como el Reino Unido o Francia, ya han realizado advertencias sobre el riesgo que se corre.

Los avisos se produjeron por la alarma causada tras varios casos de detenciones de turistas, e incluso de tenedores del permiso de residencia ( green card ), en puertos de acceso.

A un científico francés le denegaron la entrada este mismo mes en Houston debido a que su teléfono contenía opiniones personales críticas sobre la Administración Trump. Su caso, una vez que lo “empaquetaron” rumbo a París, fue “suave”, como diría algún dominicano o puertorriqueño del alto Manhattan, si se compara a lo sufrido por los alemanes Jessica Brösche, a la que mantuvieron 46 días detenida, y Lucas Sielaff, dos semanas de encierro.

Turistas de países como Alemania disfrutan por lo general de estancias sin visado por un periodo de 90 días, pero a Brösche, artista de tatuajes de 29 años, y Sielaff, de 25, los pararon en diferentes días (viajaban por separado) al cruzar por el control de San Ysidro y Tijuana, les impidieron seguir su ruta y los metieron en un centro de detención que estaban a reventar de humanidad. Al final, no les quedó más que volver su hogar, sin entender nada.

Muchos canadienses, acechados por el ataque de Trump a su soberanía, hacen cancelaciones en masa

La familia de la turista británica Becky Burke, 28, aseguró que ella estuvo más de dos semanas retenida en el estado de Washington de forma similar a esos dos alemanes.

Y se cuentan numerosas situaciones de viajeros que han de superar cuestionamientos muy duros, como no soportaron en ninguna otra ocasión.

Todas estas tribulaciones no son precisamente un cartel de welcome . Una creciente cantidad de visitantes subrayan que no se sienten bien recibidos o perciben inseguridad y sostienen, además, que son reacios a contribuir a la economía de un país que, según algunos funcionarios extranjeros, está librando guerras comerciales y desestabilizando a sus aliados.

“Muchos estadounidenses buscan escapar de la atmósfera tensa y tóxica que reina en su territorio. ¿Por qué alguien querría visitar este país, especialmente ahora con todas estas detenciones arbitrarias?”, planteó en The New York Times Mallory Henderson, consultora de marketing en Londres que viaja al menos dos veces al año a EE.UU. Esta vez ha anulado.

Las llegadas a Estados Unidos de países de la Europa Occidental (esos viejos amigos traicionados) han caído a 1% después de haber subido un 14% durante el mismo periodo del 2024, tal como recoge la asociación de turoperadores. El temor es que esto irá a más en verano.

Por el momento, los datos no muestran en Europa una oleada de cancelaciones como la que se produce con Canadá, el mayor contribuidor al turismo en EE.UU., por delante de México y el Reino Unido, y el principal protagonista de esta deserción.

Los canadienses tienen el orgullo más que herido por el ataque sin cuartel de Trump contra su soberanía, contra su propia existencia como país, insistiendo en que sea el estado número 51 estadounidense.

En el 2024, más de un millón de canadienses visitaron Nueva York, inyectando miles de millones todavía en recuperación por el impacto del cierre pandémico. Hoy, los vecinos del norte están cancelando en masas los viajes a la Gran Manzana, a partir de los datos oficiales.

Fiestas de cumpleaños, despedidas de solteros o solteras, visitas de colegiales o autobuses de jubilados han decidido cambiar su destino. El aislacionismo de Trump tiene un precio.

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