Ocultos bajo tierra, los colosales refugios antiaéreos de Finlandia han cobrado un renovado protagonismo mientras Europa refuerza su preparación militar tras la invasión rusa de Ucrania. Estas instalaciones, que pueden albergar hasta 4,8 millones de los 5,6 millones de habitantes del país, destacan por su uso dual: en tiempos de paz funcionan como piscinas, gimnasios, parques infantiles e incluso centros de ocio, y en caso de conflicto pueden transformarse en refugios de defensa civil en cuestión de horas.
Finlandia, que comparte una frontera de 1.340 kilómetros con Rusia, ha desarrollado desde antes de la Segunda Guerra Mundial una extensa red de 50.500 refugios subterráneos como parte esencial de su estrategia de preparación nacional. Excavados en el resistente lecho rocoso de granodiorita, muchos de estos espacios están diseñados para resistir ataques y proporcionar seguridad a miles de personas.
Un ejemplo destacado es el complejo de Itakeskus, en Helsinki, donde familias disfrutan de piscinas y saunas a decenas de metros bajo tierra. Este refugio, que puede alojar hasta 3.800 personas, puede vaciarse y adaptarse como instalación a prueba de bombas en solo 72 horas. “Este es el refugio de defensa civil más grande del mundo con piscina cubierta”, afirmó Teemu Raatikainen, jefe de mantenimiento desde hace casi 30 años.
La combinación de inversión a largo plazo en defensa, preparación civil y aprovechamiento práctico de los espacios subterráneos ha convertido a Finlandia en un modelo a seguir en Europa. “Siempre hemos tenido este uso múltiple de nuestros refugios: en tiempos de paz y en tiempos de guerra”, explicó Jarkko Hayrinen, funcionario del Ministerio del Interior, destacando el enfoque integral del país en materia de seguridad.