Casi una década después, Ahmad Manasra, un palestino al que Israel detuvo con 13 años, está en libertad, aunque con graves problemas de salud mental por maltratos en prisión. Su caso ha sido denunciado por múltiples organizaciones de derechos humanos.
La familia lo esperaba en Jerusalén desde la cárcel de Nafha (en el Néguev). Pero Israel –que les ha prohibido conceder entrevistas– excarceló al joven, ahora de 23 años, en una aldea beduina de Beersheba.
Manasra cumplió una condena de nueve años y medio, impuesta por presunto intento de asesinato cuando su primo Hassan apuñaló a dos israelíes –uno de 13 años– en el asentamiento de Pisgat Ze’ev (Jerusalén), en octubre de 2015. Mientras su primo murió baleado, Ahmad fue atropellado, apaleado e insultado por peatones.
Lo liberan después de nueve años y medio y con serios problemas mentales
Grupos como Amnistía Internacional han subrayado los abusos que sufrió en los interrogatorios –un vídeo llegó a mostrarlo, sin la presencia de un abogado, llorando y desorientado ante los gritos de un oficial israelí– y durante su encarcelamiento, así como la falta de un juicio justo, cuando no se encontraron rastros de sangre en el cuchillo que portaba.
Un médico que visitó a Manasra en la cárcel al cumplir los 18 le diagnosticó esquizofrenia y depresión por las condiciones de su encierro y haber sufrido confinamiento solitario. Pese a esto, la justicia israelí rechazó múltiples apelaciones para su salida anticipada. Permanecía en aislamiento desde noviembre de 2021.