Bajo pena de excomunión automática, técnicos y personal del Vaticano ultiman los preparativos de seguridad para lo que se convertirá este miércoles en el “búnker más hermoso del mundo”: la Capilla Sixtina, donde 133 cardenales menores de 80 años elegirán al próximo Papa.
La histórica capilla, famosa por los frescos de Miguel Ángel, ha sido transformada en una fortaleza tecnológica impenetrable. Los cardenales caminarán sobre un suelo especialmente elevado que podría albergar dispositivos de interferencia para bloquear comunicaciones no autorizadas.
Según fuentes vaticanas consultadas por Reuters, se han instalado cortinas especiales en las ventanas para impedir el espionaje mediante drones y baldosas diseñadas para bloquear señales de teléfonos móviles. El Governatorato (el órgano que gestiona el Estado vaticano) ha ordenado que las torres de telefonía móvil en toda el área sean desactivadas a las 15:00 horas del miércoles hasta después del anuncio del nuevo pontífice.
Cortinas especiales en las ventanas para impedir el espionaje mediante drones
La residencia Santa Marta, donde se alojan los cardenales, fue completamente desalojada la semana pasada para realizar un barrido electrónico exhaustivo. Testigos han confirmado a varias agencias que las señales Wi-Fi en el edificio son significativamente más débiles de lo habitual.

La Capilla Sixtina del Vaticano se prepara para el cónclave
Los cardenales votarán hasta cuatro veces diarias y el resultado se comunicará al mundo mediante el tradicional sistema de humos: negro si no hay decisión, blanco cuando el 267º Papa haya sido elegido.
Durante todo el proceso, gendarmes vaticanos y Guardias Suizos de civil mantendrán un “sobre protector” alrededor de los cardenales, ya sea en sus desplazamientos en autobús o si deciden caminar entre la residencia y la capilla.
Todo el personal auxiliar, desde sacerdotes hasta cocineros y limpiadores, ha jurado mantener “secreto absoluto y perpetuo” sobre cualquier información relacionada con el cónclave.