Francisco de Asís viaja a Roma para pedir al Papa la aprobación de su orden. En una majestuosa sala del Vaticano comparece ante Inocencio III y el colegio de cardenales. Viste una túnica de lana burda y predica la humildad, la pobreza, la imitación de Cristo. La alegría de vivir, la fraternidad y el amor a toda la creación. Hermano sol, hermana luna, hermano lobo. La Iglesia no debe ostentar tanta riqueza, les dice. El Papa jurista, -Inocencio III tuvo mucho empuje político-, le escucha atentamente y el cardenal que está sentado a su lado le susurra al oído: “Questo, è matto, oppure è nel segreto come noi?” (“¿Este, está loco, o está en el secreto como nosotros?”).
Fragmento de la película Hermano sol, hermana luna , dirigida por Franco Zeffirelli en 1972. La Italia del miracolo economico se interesaba por la figura de Francisco de Asís. Liliana Cavani rodó dos películas más sobre el santo y Pier Paolo Pasolini incluyó numerosas referencias franciscanas en sus obras. En la película Uccellaci e uccellini (1972), dos frailes franciscanos viajan por Italia hablando con los pájaros, pero no todos les escuchan. Algo falla. Un mundo se está acabando. Pasolini observa con desespero la extinción de la cultura preindustrial de raíz agraria. El gigantismo urbano está triturando los viejos apegos.
El secreto del cónclave se convierte en una atracción cultural en el mundo de la inmediatez
El elogio de la austeridad adquirió un significado especial en un país que estaba saliendo de la miseria de la posguerra. En las sociedades se producen en ocasiones movimientos de fondo que solo el corazón entiende. Una década después, Italia se lanzó desesperadamente en brazos del hedonismo cuando empezó a intuir otro salto en los años ochenta: el final de la fábrica como centro organizador de la vida social. De la nostalgia franciscana al festival Berlusconi. De Aldo Moro y Enrico Berlinguer a las alegres fiestas en el harén de Cerdeña. De Pasolini a Paolo Sorrentino. La vertiginosa curva de la deslocalización industrial y de las inseguridades del masivo trabajo autónomo. ¡Abajo los impuestos!
Por eso cuando el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio adoptó el nombre de Francisco al ser elegido papa en el 2013, después de la inesperada renuncia de Benedicto XVI, muchos se miraron y se preguntaron: “¿Este, está loco, o está en el secreto como nosotros?”.
Y ahora viene otro salto. En un mundo que va al enfrentamiento para recuperar las fábricas que migraron a Oriente, un mundo saturado de imágenes en el que cada vez es más difícil discernir lo verdadero de lo falso, la Iglesia católica reinicia el ritual del secreto para elegir al sucesor de Francisco.
La línea tradicionalista corrige este último párrafo: “El cónclave no elige al sucesor de Francisco, elige al sucesor de san Pedro”. El diario Il Foglio , un interesante periódico de opinión de solo diez páginas (tamaño sábana), más liberal que progresista, planteaba ayer la cuestión de otro modo, con fina ironía: “Los progresistas buscan un segundo Francisco, más que un Francisco II”.
Estar en el secreto. Vivir el secreto. Admirar el secreto. El cónclave romano es un desafío contracultural que atrae a muchas personas alejadas de la religión. La Iglesia católica mantiene la liturgia del misterio en un mundo que lo quiere saber todo y ahora mismo: el nombre del nuevo papa y las causas precisas del gigantesco apagón eléctrico en España. Exite mysteria! ¡Fuera misterios! En el mundo de la transparencia, todos queremos estar en el secreto.
Un micro desvela la felicitación a Parolin
Hace cincuenta años, cuando Franco Zeffirelli y Liliana Cavani competían por la interpretación de Francisco de Asís, la Iglesia católica tenía más poder que ahora y el secreto fascinaba menos. Las noticias viajaban en tren. La actualidad no era inmediata. La Iglesia tiene hoy menos poder y la liturgia del secreto estos días es espectáculo.
Ciento treinta tres cardenales han de elegir al sucesor de san Pedro y algunos de ellos no están en el secreto puesto que han viajado muy pocas veces a Roma y apenas conocen los engranajes de la curia vaticana. No lo saben todo, pero habrán recibido muchos mensajes por internet estos días, sobre todo desde Estados Unidos. Francisco les nombró pero no los paseó por Roma. “Veremos qué sale del revuelo”, dijo el difunto mientras nombraba cardenales en Mongolia y las islas Tonga. Francisco deconstruyó el secreto que empujó a Benedicto XVI a la dimisión, lo zarandeó todo, pero no acabó de edificar lo nuevo.
“Auguri doppi” (“Felicidades por partida doble”), le dijo ayer el nonagenario Giovanni Battista Re, decano del colegio de cardenales, a Pietro Parolin, decano de los cardenales electores y candidato de primera fila. El véneto Parolin preside el cónclave y podría ser el elegido. Un micro abierto delató el augurio. Estar en el secreto. Vivir el secreto. Admirar el secreto.
Fumata negra.