El primer estadounidense de la historia elegido para sentarse en la silla de San Pedro, el agustino Robert Francis Prevost, decidió llamarse León XIV, un nombre de larga tradición papal. El nombre que adopta todo nuevo Papa indica el rumbo que quiere imprimir a su pontificado, y Prevost, persona de misión con casi cuarenta años de labor pastoral en Perú, declara al mundo con el nombre escogido que el magisterio social de la Iglesia católica estará en el centro de su mensaje.
El último pontífice en llevarlo, León XIII, publicó en 1891 la primera encíclica social, Rerum novarum (De las cosas nuevas), dedicada a las duras condiciones laborales de los obreros durante la Revolución Industrial.
En sus primeras palabras, pronunciadas en italiano con un fragmento en español, Robert Prevost –que tiene también la nacionalidad peruana por naturalización– habló sobre todo de paz. “La paz de Cristo, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante; viene de Dios, que nos ama a todos e incondicionalmente”.

El Papa León XIV, en el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano junto a dos cardenales, el 8 de mayo, día de su elección
León XIV especificó también su objetivo como 267.º Pontífice de la Iglesia católica: “Queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, la caridad, y quiere ser cercana y acoger a los que sufren”, frase esta última muy significativa.
El nombre elegido y la trayectoria eclesiástica del nuevo Papa sugieren continuidades con el legado de Francisco, quien en sus doce años de pontificado defendió los derechos de los más vulnerables –pobres, refugiados, migrantes, enfermos– y arremetió contra la impiedad del capitalismo neoliberal.
Salvando distancias históricas, políticas y económicas de más de un siglo, también León XIII, de nombre secular Vincenzo Gioacchino Pecci, abogó por la justicia social y los derechos de los trabajadores, y por la protección de los pobres frente a los abusos del capitalismo industrial.
Elegido Papa a los 69 años
La edad y salud de Robert Prevost y la experiencia acumulada tanto en Estados Unidos y en Perú como en el Vaticano refuerzan la probabilidad de un pontificado largo con sello muy propio
El nombre de León fue escogido por papas en épocas de crisis, reformas o necesidad de liderazgo fuerte, si bien no todos ellos, por supuesto, fueron papas de recuerdo grato como Pecci. Pero que Robert Prevost haya elegido este nombre de resonancia histórica parece enviar un mensaje claro: en tiempos de incertidumbre como la que rige en el siglo XXI, el nuevo Pontífice opta por un símbolo de fortaleza y continuidad.
Casualidad o no, Prevost ha sido elegido Papa a los 69 años, y Pecci rozaba esa misma edad cuando fue elegido. Su pontificado fue muy largo (25 años) y también el de Prevost apunta en esa dirección. Su edad, su salud y la experiencia acumulada tanto en Estados Unidos y en Perú como en el Vaticano refuerzan la probabilidad de un papado prolongado con sello muy propio, llamado a limar las actuales profundas divisiones entre conservadores y progresistas. Prevost rechaza el trumpismo antiinmigración, otro frente con el que deberá bregar.

Un hombre y una mujer leyendo el diario papal 'L'Osservatore Romano' con la noticia de la elección de León XIV, el 8 de mayo muy cerca de la basílica de San Pedro
El jueves en el balcón, un emocionado Robert Prevost mencionó a Francisco, quien le creó cardenal en fecha no tan lejana, septiembre del 2023, pocos meses después de haberle nombrado prefecto del dicasterio de los obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
En las formas, con todo, se advierte una mayor atención que su predecesor a la tradición, algo que agradará a los más conservadores. León XIV apareció en el balcón de San Pedro con hábito largo, sobrepelliz, muceta y estola dorada, además de con el cordón y la cruz, en una escena que recordaba al primer saludo en el 2005 de Benedicto XVI. En cambio, en el 2013 tras ser elegido, Francisco optó por salir sin esclavina ni estola, solo de blanco y con la cruz.