Los recortes en la ayuda humanitaria agravan el riesgo de hambruna en el mundo

Informe FAO

Estados Unidos protagoniza la principal reducción con la congelación de la ayuda que canaliza USAID

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Palestinos hacen fila para recibir una ración de comida caliente en un comedor social en la Ciudad de Gaza el 12 de mayo de 2025 

OMAR AL-QATTAA / AFP

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha publicado su informe sobre la situación mundial de las crisis alimentarias. Según este análisis, 295,3 millones de personas enfrentaron altos niveles de inseguridad alimentaria aguda en 2024.

La FAO confirma que la inseguridad alimentaria aguda ha empeorado en 19 países. El principal factor detrás de este agravamiento han sido los profundos recortes en la ayuda humanitaria, especialmente por parte de Estados Unidos, aunque también de otros donantes internacionales. A ello se suma la intensificación de los conflictos armados, el aumento de las tensiones geopolíticas, la incertidumbre económica y el cambio climático.

El director de la FAO de Emergencias y Resiliencia, Rein Paulsen, declaró que la reducción de la financiación humanitaria y para el desarrollo en contextos de crisis alimentaria “tendrá importantes consecuencias para la seguridad alimentaria, en respuesta, debemos adaptarnos, trabajando con mayor eficiencia y maximizando el impacto de los recursos disponibles”.

El director de Emergencias y Resiliencia de la FAO declaró que la reducción de la financiación humanitaria tendrá importantes consecuencias para la seguridad alimentaria

Estados Unidos ha protagonizado la principal rebaja en la financiación de la ayuda humanitaria. Al inicio del segundo mandato de Donald Trump, la nueva administración firmó un decreto para suspender durante 90 días a los trabajadores de USAID y congelar los recursos destinados a operaciones de ayuda internacional. USAID es la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional, encargada de proporcionar ayuda externa y cooperar con otros países en diferentes sectores, como el agrícola, humanitario, sanitario y político, entre otros.

Las consecuencias de los recortes en USAID suponen una disminución de aproximadamente 40.000 millones de dólares en ayuda internacional. Esta medida tiene un impacto directo en el agravamiento de las crisis humanitarias, así como en la seguridad alimentaria de muchas poblaciones. En países como Sudán, Yemen y Siria, la población depende directamente de estas ayudas. Varias agencias internacionales han mostrado su preocupación y advierten que no podrán garantizar la continuidad de muchos programas de asistencia en zonas críticas.

A esta precipitada decisión se han sumado Francia, Suiza, Alemania, Reino Unido y otros países europeos. El Reino Unido anunció en febrero recortes en ayuda humanitaria para aumentar el gasto en defensa, que cambia de un presupuesto del 0,5% del PIB a un 0,3%.

En la primera mitad de 2025 ha habido una rebaja vertiginosa en la financiación de ayuda humanitaria global, según los datos recogidos por el Financial Tracking Service. En 2022 se registraron un total de 42.29 mil millones de dólares en financiación en ayuda humanitaria. Sin embargo, este año se han destinado tan solo 8.73 mil millones de dólares en ayudas a escala global.

Por lo que respecta a los recursos destinados exclusivamente a seguridad alimentaria se destinaron 9.611,8 millones en 2024, en cambio, en los primeros seis meses de 2025 solamente se ha dedicado un total de 1.454,8 millones. La drástica reducción internacional en la financiación ha provocado la interrupción de múltiples operaciones humanitarias y de servicios básicos en países como Afganistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Haití, Sudán del Sur, Sudán y Yemen.

Además, en la Franja de Gaza y Yemen, ambos territorios han sufrido un bloqueo en la entrada de ayuda humanitaria. Israel vetó la entrada de suministros a Palestina, un asedio que incrementa la amenaza de hambre inminente en la región.

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El informe de la FAO estima que la financiación dirigida a la seguridad alimentaria podría reducirse hasta un 45 % este año. Actualmente, al menos 14 millones de niños están expuestos a un riesgo inminente de desnutrición aguda debido a la incertidumbre sobre la continuidad de los servicios nutricionales.

Sudán es, por ahora, el único país que se encuentra oficialmente en situación de hambruna. Según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), la hambruna se declara cuando al menos uno de cada cinco hogares enfrenta una falta extrema de alimentos, con niveles críticos de desnutrición y mortalidad. En otras cuatro zonas se identificaron situaciones de hambruna entre octubre y noviembre de 2024, y se estima que otras cinco regiones ingresaron en esta fase entre diciembre de 2024 y mayo de 2025.

El número de personas en situación de catástrofe (Fase 5) se duplicó entre 2023 y 2024. Esta fase, según el informe, implica una escasez extrema de alimentos que conduce a la inanición, desnutrición aguda e incluso la muerte. Más del 95 % de quienes se encuentran en esta situación están en Sudán y Palestina (Franja de Gaza).

Además de Sudán y Palestina, los países con un mayor número y proporción de personas afectadas por altos niveles de inseguridad alimentaria aguda son Afganistán, Siria, Haití, Namibia, Nigeria, República Democrática del Congo, Etiopía, Myanmar y Pakistán. En Palestina, el 100 % de la población vive actualmente en situación de inseguridad alimentaria.

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