Tras el terremoto electoral de derechas de hace ocho días, en Portugal se anuncia, para principios del año próximo, un posible nuevo movimiento telúrico en las urnas, esta vez en forma de maremoto. Sería un sismo de menor intensidad, pero sumado al anterior generaría una profunda transformación del sistema político. El almirante en la reserva Henrique Gouveia e Melo, que ganó su popularidad al dirigir la vacunación en la pandemia, aparece, al margen de los partidos, como el gran favorito para las presidenciales del 2026, cuya primera vuelta será el 25 de enero y la segunda, si fuese necesaria, el 15 de febrero.
Belém, el barrio lisboeta más próximo a la desembocadura del Tajo, remite para los foráneos a los famosos pasteles, a la torre del siglo XVI y al imponente monasterio de los Jerónimos. Para los portugueses resulta casi un sinónimo de la jefatura del Estado cuyo titular, en un régimen semipresidencial, elige la ciudadanía. A diferencia de Francia, donde la figura dominante es el presidente, en Portugal éste dispone de menos poder que el primer ministro, el cargo que, con la actual aritmética parlamentaria, revalidó en las elecciones del pasado día 18 el conservador Luís Montenegro.
Esos comicios no acabaron. Falta el recuento del miércoles para atribuir los cuatro escaños de la diáspora. No se esperan novedades sobre el reparto del 2024, de dos para Chega, del ultra André Ventura, uno para el conservador PSD y otro para el Partido Socialista (PS). Esta por ver. Si fuese así, se rompería el empate a 58 diputados de PS y Chega y, si bien con menos votos que los socialistas, Ventura lideraría la oposición y se quebraría el bipartidismo de PSD-PS vigente desde 1975.
La victoria a inicios del 2026 del inexperto y enigmático Gouveia completaría el vuelco del escenario político
Esas dos formaciones han monopolizado la jefatura del Estado desde 1986, a través de los sucesivos dos mandatos quinquenales de los socialistas Mário Soares y Jorge Sampaio y de los conservadores Aníbal Cavaco Silva y Marcelo Rebelo de Sousa, el presidente actual. Antes, entre 1976 y 1986, ejerció el cargo un militar, el general António Ramalho Eanes. Había liderado el contragolpe del 25 de noviembre de 1975, que puso fin a la fase de signo izquierdista que siguió a la revolución de los claveles del 25 de abril de 1974 .
La apuesta por aumentar el gasto militar aun a costa del social es una de las pocas pistas que ha dado Gouveia sobre sus intenciones. Este experto en sumergibles, que descubrió su vocación viendo la icónica película El Submarino , dice ser de centro y mantiene un discurso crítico con los partidos. Su salto a la fama, coordinando la vacunación, se produjo durante el Gobierno del socialista António Costa, con el apoyo de los conservadores.
Pese al tiempo que falta, politólogos y periodistas ya dan casi como segura la victoria de Gouveiva, que el jueves presentará en público su más que anunciada candidatura. En las encuestas, algo caóticas al no estar claro quiénes se presentarán, mantiene una amplia ventaja sobre el segundo, el conservador Marques Mendes, para quien el inexperto almirante “puede ser un peligro para la democracia”. “La gente casi no conoce su posición en ningún asunto. Y en los pocos que la conoce, él ya tuvo por lo menos dos opiniones”, dice este expresidente del PSD. No esconde que lucha por pasar a la segunda vuelta en la que, de no lograr el 50 % en la primera, Gouveia lo tendría más difícil.
Con Guterres en la ONU y Costa en Bruselas el hundido centroizquierda juega sin sus mejores bazas
Tras la debacle electoral que se llevó por delante a su jefe, Pedro Nuno Santos, el PS podría tener un único candidato, quizá el antiguo líder José António Seguro, en vez de dispersarse. Pero, las mejores bazas socialistas no están disponibles, debido a sus cargos internacionales, el de António Guterres al frente de la ONU y el de António Costa, en Bruselas. Y falta también por saber lo que hará finalmente André Ventura.
A los militares apenas se les veía en Portugal hasta que en febrero del 2021 un escándalo provocó el cese del gestor sanitario Francisco Ramos como coordinador del plan de vacunación. Lo sustituyó el número dos del dispositivo, el por entonces desconocido Gouveia, en un giro inesperado como el que aún podría ocurrir en la carrera hacia el palacio de Belém. De momento, el rumbo de este marino nacido en Mozambique en 1960 resulta firme.
Otoño puede traer los primeros alcaldes de Chega
Portugal vota y vota, por una parte porque le toca, pues las municipales de otoño y las presidenciales de enero ya estaban previstas, y por otra, fruto de la espiral de inestabilidad autodestructiva de la política tradicional. En tres años y medio hubo tres elecciones legislativas, que permitieron a la extrema derecha saltar desde su único escaño del 2019 hasta los 58 que de momento tiene ahora, sin el voto exterior.
Después de que en las legislativas de hace ocho días Chega se impusiera en 60 de los 308 ayuntamientos, se da por hecho que en las municipales tocará poder. La incógnita radica en cuánto tendrá. El semanario Expresso le atribuye posibilidades de hacerse con 21 municipios, como Portimão, por sus resultados de las legislativas y porque los alcaldes en el poder agotaron su mandato. Como en España, la tendencia general cuenta, pero pesan mucho las dinámicas locales y en Portugal, además, el sistema para escoger al alcalde es mayoritario, pues resulta electo el cabeza de la lista más votada. Y, como se vio en el pinchazo de las europeas y en las islas, Chega es un partido unipersonal, que se dispara cuando se presenta André Ventura y no crece tanto sin él en el cartel.