El italiano Michael Carturan logró escapar de una lujosa casa adosada del barrio de NoLita, en Manhattan. Hacía tres semanas que no pisaba la calle y había sufrido múltiples torturas, según contó al agente de tráfico al que se dirigió tras la huida.
Su testimonio a los investigadores de la Policía de Nueva York (NYP) ha desvelado uno de estos casos que empiezan a aflorar de crímenes organizados para robar a ricos poseedores de criptomonedas.
El secuestro de Carturan ha llevado esta semana a la detención de tres personas y a unas pesquisas abiertas contra dos detectives de la NYPD por la supuesta protección y cobertura realizada a esa casa de 17 habitaciones en la que estuvo secuestrado el ciudadano italiano durante 21 días.
Carturan y John Woeltz, de 37 años, uno de los detenidos, habían estado vinculados a un fondo de cobertura de criptomonedas. Siempre a partir de la versión policial, hubo una pelea por dinero entre los dos y Carturan se marchó a su país.
Woeltz, sin embargo, le persuadió para que regresara a Nueva York. Una vez que Carturan llegó a esa residencia de la calle Prince, alquilada por 75.000 dólares al mes, Woeltz y otra implicada, Beatrice Folchi (24 años, en libertad, con su imputación aplazada), le exigieron la contraseña de su billetera de bitcoin, valorada en millones. Un tercer detenido, William Duplessie, de 33, se entregó el miércoles tras negociar con los encargados del asunto.
Carturan fue maniatado con cables eléctricos y le golpearon repetidamente con una pistola. También sumergieron sus pies en agua y usaron una pistola táser para aplicarle descargas eléctricas. Incluso le orinaron encima. Como se resistió a sus peticiones, las torturas se incrementaron y lo llevaron al tejado de ese edificio de cinco plantas y lo suspendieron desde la cornisa. Así lo explicó él, pero la policía halló fotos en la casa con Carturian torturado.