Nueve días después de la firma del acuerdo para la celebración de un referéndum para decidir la independencia de Escocia, una encuesta de YouGov cifró el apoyo a la iniciativa del SNP, vehiculada dentro de Yes Scotland, en el 29%. Desde junio de 2011, los independentistas gobernaban en Holyrood con una mayoría amplia —69 de 129 escaños—, que se hizo decisiva en Westminster tras los comicios británicos de 2015, donde sumaron 56 parlamentarios en Londres. En el camino, el Indyref se celebró en septiembre de 2014 con el No como ganador con un 55,3% de los votos.
Hoy, el SNP está en crisis, tras ver caer a sus dos grandes líderes (Alex Salmond y Nicola Sturgeon) y ver reducida su influencia en Westminster a apenas 9 escaños. Aunque mantienen el gobierno en Holyrood, las expectativas son funestas: las encuestas de cara a las elecciones de dentro de un año les dan el 33% de los votos —nada que ver con el 47,7% obtenido en los comicios de 2021— y el liderazgo de la formación está en duda.
Sin embargo, pocas veces el independentismo ha tenido registros tan sólidos en Escocia. La última encuesta del Sunday Times ubicaba el apoyo a la independencia escocesa en el 54%... Y al SNP en el citado 33%.
Farage, vector incontrolado
El vector diferente entre la Escocia de hoy y la de la época del referéndum tiene nombre y apellidos: Nigel Farage. El ultra era en 2014 un eurodiputado del UKIP que aspiraba a llevar a Reino Unido al Brexit. Cosa que logró, hasta para su propia sorpresa. Pese a cumplir su objetivo político, Farage fundó un nuevo partido, Reform, que ha hecho acto de presencia en los sondeos escoceses. El mismo sondeo de The Sunday Times le da un 18% de intención de voto, peleando la segunda plaza con los laboristas (19%) y con margen sobre los conservadores (13%).
No obstante, el ascenso de Farage puede explicar, aunque sea a retruécano, el impulso que ha tomado la independencia de Escocia. La única opción en la que la independencia concita más apoyo es cuando se matiza la pregunta. En la hipótesis de que Farage fuese el premier británico, el apoyo a la independencia se elevaría al 58%.
¿Y dónde están los ‘indies’?
El voto Indy —una manera coloquial de referirse al voto independentista— parece haber migrado a los Verdes, socios del SNP en diferentes geografías (y en el referéndum de 2014). Al menos eso concluyen diarios escoceses como el Herald y The National, este último marcadamente independentista.
La crisis de liderazgo del SNP comenzó con la salida del ya fallecido Alex Salmond por denuncias de abusos dentro del partido. Nicola Sturgeon tomó el relevo, pero la participación de su marido en un aparente enriquecimiento ilícito precisamente a través del dinero para la promoción de un segundo referéndum —y del que, todo hay que decirlo, la política fue exonerada—, llevó a su descrédito y salida.
En marzo de 2023, asumió el liderato del SNP y de la propia escocia, como primer ministro en sustitución de Sturgeon. Tardó 13 meses en perder el control de Holyrood (el SNP, recordemos, tiene 64 de 129 escaños) y en dimitir.

Nigel Farage, tras conocer los resultados en las municipales del pasado mayo.
Desde hace, precisamente, 13 meses John Swinney lidera el SNP y detenta el cargo de Primer Ministro escocés. Swinney es un veterano forjado al lado de Salmond, y espera llevar el partido a lo que fue, a pesar de la pérdida de apoyos que no muestran solo las encuestas. El 1 de mayo, 24 poblaciones de Escocia celebraron elecciones municipales. El SNP no obtuvo nuevos concejales; el Reform de Farage logró 677.
Sin embargo, el apoyo a la independencia es del 54%. Y The National se pregunta por qué el SNP no se molesta en mencionarlo.