Nieto de un expresidente e hijo de una periodista asesinada por el narcotráfico, Miguel Uribe Turbay (Bogotá, 1986) pertenece a una de las familias más reconocibles de la política colombiana. Pero su carrera no se ha limitado a la herencia de apellidos: desde joven ha buscado construir una trayectoria propia, marcada por una defensa del orden institucional, el rigor técnico y una narrativa opositora al actual gobierno de Gustavo Petro.
Abogado de formación, con estudios de posgrado en políticas públicas en la Universidad de los Andes y administración pública en Harvard, Uribe debutó en política institucional como concejal de Bogotá entre 2012 y 2015. A los 28 años, se convirtió en presidente del Concejo, y pocos meses después, en secretario de Gobierno de la capital bajo la alcaldía de Enrique Peñalosa. En ese cargo adquirió notoriedad por su defensa de la recuperación del espacio público y por enfrentar con firmeza las protestas sociales, lo que alimentó tanto apoyos como detractores.
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En 2019 se postuló a la alcaldía de Bogotá con un discurso centrado en la seguridad, el emprendimiento y la gestión eficiente. Aunque quedó lejos de la victoria, la campaña le sirvió para posicionarse a nivel nacional como una figura joven con ambición presidencial. Tres años más tarde, fue elegido senador por el Centro Democrático, el partido fundado por Álvaro Uribe -a quien no le une parentesco alguno pese al apellido-, desde donde ha liderado una oposición activa a las políticas de Petro en materia económica, judicial y de seguridad.
Su estilo es técnico pero combativo, con una retórica que mezcla datos, experiencia de gestión y apelaciones a la estabilidad institucional. En el Congreso ha impulsado debates sobre la independencia de la justicia, el control a la reforma tributaria y la vigilancia del gasto público. Aunque sus posiciones lo alinean con el núcleo duro de la derecha colombiana, ha buscado un perfil propio más moderno, menos ideológico y con mayor proyección internacional.
Un secuestro narrado por Gabriel García Márquez
La tragedia personal que marcó su infancia también forma parte del imaginario colectivo del país. Su madre, la periodista Diana Turbay, fue secuestrada en 1990 por el cartel de Medellín cuando él tenía solo cuatro años. Murió meses después durante un intento de rescate fallido. Este episodio -uno de los más emblemáticos de la violencia del narcotráfico en Colombia- fue recogido por Gabriel García Márquez en Noticia de un secuestro, donde la historia de su madre, Diana, se convierte en uno de los hilos centrales del relato, aunque no es el único. No es solo una referencia literaria: es un punto de partida emocional y político que acompaña a Miguel Uribe en su discurso sobre la legalidad, la memoria y la institucionalidad.
El senador Miguel Uribe se ha convertido en una de las voces más críticas del presidente Petro
Nieto del expresidente Julio César Turbay (1978-1982) y miembro de una generación de políticos posconflicto, Miguel Uribe fue el congresista más votado en las elecciones del 2022 y representa una derecha urbana y profesionalizada que se propone reconstruir su espacio tras años de polarización. Su ambición es clara: liderar el relevo conservador en Colombia desde un discurso de orden, legalidad y eficiencia.