La tercera cita entre Donald Trump y Beniamin Netanyahu en la Casa Blanca arrojó poca luz sobre la posibilidad de una tregua en Gaza. La cena del lunes (al menos lo que pudo conocerse), estuvo marcada por intercambios de piropos –incluyendo la candidatura de Trump al Nobel de la Paz–, además de perspectivas de “cambio” en Oriente Medio.
Claro que el debate sobre un alto el fuego de 60 días en el enclave palestino ocupó gran espacio, pero públicamente no pasó de una declaración de intenciones. En lo que sí han coincidido ambos mandatarios es en la intención de expulsar a los civiles palestinos de la franja, lo que constituiría una limpieza étnica. Sin proporcionar pruebas, Netanyahu llegó a asegurar que Israel está “muy cerca” de conseguir que “varios países” accedan a recibir a desplazados forzados de Gaza.
Al margen de las puestas en escena, según el medio Times of Israel el presidente estadounidense ha transmitido tanto a Netanyahu como a Hamas que quiere un pacto para finales de esta semana y, con ese fin, viajará hasta Qatar el enviado especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff, ideólogo del plan base que se está analizando.
Sin embargo, los anuncios desde Doha invitan a la calma. El portavoz de Exteriores qatarí, Majed al Ansari, sostuvo ayer que las negociaciones “van a necesitar tiempo”, por lo que “no puedo dar un plazo”, aunque destacó que los diálogos indirectos transcurren en “un ambiente positivo”.
“Lo que está sucediendo ahora es que ambas delegaciones están en Doha. Estamos hablando con ellas por separado sobre el marco para las conversaciones. Aunque las negociaciones aún no han empezado, estamos hablando con ambas partes sobre ese marco”, especificó el portavoz, apuntando que buscan que “ambas partes estén de acuerdo en los principios del posible pacto”.
Netanyahu anuncia a Trump que le ha propuesto para el Nobel de la Paz, durante una cena en la Casa Blanca
Durante una reunión con periodistas en Washington, altos funcionarios israelíes dieron una opinión similar. Sin detenerse en los puntos conflictivos (como el alto el fuego permanente), uno de ellos señaló que harán falta más que unos pocos días para sellar un acuerdo, mientras que otra de las fuentes resaltó que entre un ochenta y un noventa por ciento de los detalles ya están acordados.
En esa línea, el ministro Ze’ev Elkin, que integra el gabinete de seguridad de Netanyahu, afirmó en la emisora pública israelí Kan que hay “una oportunidad sustancial” de lograr una tregua, más allá de que “Hamas quiere cambiar algunos asuntos centrales; no es simple, pero hay avances”.
Dos fuentes familiarizadas con los diálogos indicaron a Times of Israel que el Esado hebreo y Hamas habían acercado posiciones en dos de los tres puntos sobre los que el grupo palestino planteó reservas: la distribución de ayuda humanitaria durante la tregua (que, como exige Hamas, apartaría de ese rol al grupo privado Fundación Humanitaria de Gaza, GHF) y la retirada parcial de tropas israelíes.
La mayor disputa sigue siendo, entonces, si la tregua será solo temporal, como pretende Israel, o si se incluirán garantías firmes de que las negociaciones continuarán más allá de los 60 días, hasta concretar el fin de la invasión israelí, como reclama Hamas.
Mientras los mediadores piden paciencia, el tiempo apremia para los palestinos de Gaza, que por día 642 intentan sobrevivir a los ataques de Israel, su cerco alimentario y éxodo forzado. Más de 60 personas fueron asesinadas ayer en ataques en toda la franja –dos menores fueron tiroteados en Rafah, cerca de un punto de reparto de la GHF– y el ejército israelí ordenó nuevas expulsiones en nueve sectores de Jan Yunis (en el sur), instando a sus residentes a hacinarse en la pequeña zona costera de Mawasi.
Ambas partes acercan posturas para apartar del reparto de ayuda a GHF y sobre la retirada parcial de tropas israelíes
El reloj corre también para los 50 rehenes que siguen cautivos allí. Por enésima vez, sus familiares exhortaron a la coalición de Netanyahu a zanjar su invasión y garantizar un pacto para el retorno de los secuestrados. Y más presión interna se sumó ayer al confirmarse la muerte de cinco soldados por la explosión de tres bombas instaladas por Hamas en un camino en el norte de Gaza. Por todo, algunos israelíes se mostraron desencantados ante la falta de mensajes concretos tras el encuentro entre Trump y Netanyahu.
“Teníamos muchas esperanzas de que esta reunión anunciara el fin de la guerra y la liberación de los rehenes, o al menos de algunos, que los soldados salieran de Gaza y que cesaran los disparos –dijo a Reuters Hanita Cohen, de 64 años–. Pero han pasado 642 días y seguimos en el lodo. No entiendo por qué estamos allí, ¿a quién ayuda seguir en Gaza?”.