Su desencanto resulta cada vez más evidente mientras se disuelve como un azucarillo la bravuconada de que iba a acabar con la guerra en Ucrania en su primer día de gobierno.
“Yo no diría que es un asesino, pero es un tipo duro. Ha engañado a mucha gente”, confesó Donald Trump al hablar de su homólogo ruso Vladimir Putin en la reunión que mantuvo en la Casa Blanca con Mark Rutte, secretario general de la OTAN. El presidente de Estados Unidos anunció en este encuentro que su país proveerá armamento a Ucrania, mientras que amenazó a Moscú con “aranceles secundarios” del 100% si en un plazo de 50 días no hay un acuerdo de paz.
Este movimiento sísmico en la relación con Putin llega porque Trump ha visto que las conversaciones con el líder ruso son “agradables, encantadoras”, pero sin sentido. Reconoció que en cuatro ocasiones estaba prácticamente rubricada la tregua y Rusia bombardeó de nuevo en Ucrania. “Parecía todo resuelto, una bonita conversación telefónica y entonces los misiles volvían a caer en Kyiv o en cualquier otra ciudad”, lamentó.

donald Trump explicó su cambio de postura en la guerra de Ucrania, con Mark Rutte, secretario general de la OTAN como testigo
“Yo no diría que es un asesino, pero es un tipo duro. Ha engañado a mucha gente”, dijo Trump sobre Putin
Esta circunstancia le ha convencido de que hacía falta algo más que buenas palabras. Al explicar su plan de imponer aranceles dio a entender que esa medida afectaría a países como China o India, que compran petróleo ruso. Esta decisión tendría un severo impacto en Rusia y también en el mercado global. Trump se salió por la tangente cuando los periodistas apuntaron que 50 días son muchos si fallecen personas a diario, como él recordó en varias ocasiones.
La otra pata de su coacción contra Putín consistió en incrementar de manera remarcable el envió de armas a Ucrania, tras haber rechazado y denigrado esta colaboración. Los suministros incluyen misiles, armamento de defensa aérea (Patriots) y proyectiles de artillería, equipamientos con los que se mejora la reacción ante los ataques rusos al tiempo que se facilita replicar con más profundidad dentro del territorio ruso.
“Esto es realmente grande”, terció Rutte, al que se le veía más que feliz sentado al lado del anfitrión y sus repetidos elogios dirigidos al dirigente neerlandés. “Vamos a tener mucho impacto sobre Putin”, prosiguió Rutte.
Trump reiteró que el abastecimiento tendrá coste cero para EE.UU. El armamento se facilitará a través de la OTAN a los diferentes países europeos, que lo entregarán a Ucrania, con lo que se espera agilizar el proceso.
Ante la congratulación de Rutte, el líder estadounidense remarcó que “hemos alcanzado hoy un acuerdo por el que vamos a enviar armas que ellos van a pagar”. Sostuvo que con el acuerdo de incrementar la colaboración de los estados miembros de la OTAN al 5% “disponen de mucho dinero” y así Estados Unidos no tendrá que tirar de chequera. “No estamos comprando, nosotros manufacturamos las armas y ellos van a pagar”, afirmó.
Tanto Rutte como Trump subrayaron que Alemania comunicó este lunes que va a entregar dos equipamientos de Patriots, que por este acuerdo, EE.UU enviará los reemplazos. El presidente señaló que el Pentagono tiene listos para mandar a Europa otros 17 de estos sistemas de defensa aérea.
Trump se ha llevado un baño de realidad. Ha comprendido aquello que sus verdaderos aliados europeos hace tiempo que le advirtieron, que el mandatario ruso no es de fiar.
El giro se hizo evidente este lunes en la Casa Blanca con Rutte como testigo. El líder republicano consideró que debe enviar armas a Ucrania porque “los necesitan desesperadamente” para la defensa del país.
Pero su agresivo apoyo a Kyiv, justo cuatro meses después de que el presidente ucraniano Volodimir Zelenski fuera humillado en ese mismo Despacho Oval y calificado de dictador, no se limitará a sistemas de defensa. Según avanzó el portal Axios, ese plan incluiría misiles de largo alcance cuyo efecto podría llegar hasta Moscú.
Funcionarios estadounidenses, ucranianos y europeos tienen la esperanza de que este paquete armamentístico modificará la trayectoria de la guerra y provocará un replanteamiento de los cálculos de Putin sobre la negociación de la paz.
Precisamente esta negativa parece decisiva para que Trump haya llegado al convencimiento de que el jefe del Kremlin, al que ha dado trato de amigo, le ha estado toreando todo este tiempo.
“Estoy muy decepcionado con el presidente Putin”, reconoció la noche del domingo al regresar a la Casa Blanca tras haber entregado al Chelsea el trofeo de campeones del mundo de fútbol y de saltar con los futbolistas, como si se quisiera apuntarse un tanto.
“Pensé que era alguien que decía lo que quería decir. Putin habla bonito y luego bombardea a la gente por la noche. Esto no nos gusta”, remarcó.
Su discurso este lunes junto a Rutte sonó a calcado. En el Despacho Oval sobrevoló el espíritu de Zelenski, aunque esta vez victorioso. Al presidente ucraniano se atribuye este plan en el que EE.UU. fabrica y la OTAN, en especial los miembros europeos, afrontan la factura al 100%. “Europa tiene mucho espíritu por esta guerra, nos separa un océano”, indicó.
Al cuestionarle por la opción de que Putin escale el conflicto, Trump respondió: “No me hagas una pregunta como esa”.