La UE avanza para endurecer la política de deportaciones

El reto de la migración

Alemania se suma a la idea de crear centros de retorno fuera del bloque

A Polish border guard officer stands at the Polish-Belarusian country border in front of the border fence in Polowce-Pieszczatka, Poland, on July 21, 2025 during a visit of the Polish Interior Minister and his German counterpart. Poland wants the European Union's external boundaries to be strengthened. Hundreds of mainly Middle East origin migrants go through Belarus to reach European Union nations. (Photo by Wojtek RADWANSKI / AFP)

Un guardia fronterizo polaco en la valla fronteriza con Bielorrusia el pasado lunes

WOJTEK RADWANSKI / AFP

El endurecimiento en la política migratoria europea suma cada vez más adeptos. El nuevo enfoque de mano dura quedó patente en una reunión informal de los ministros del Interior y de Inmigración ayer en Copenhague, donde el comisario de Migración, Magnus Brunner, celebró que la mayoría de los países de los Veintisiete está “alineada” con las nuevas propuestas de la Comisión Europea para agilizar las deportaciones. “Afortunadamente ha habido un cambio”, dijo el austriaco Brunner tras la reunión en la capital danesa, donde los representantes europeos ahondaron en las negociaciones para hacer realidad este endurecimiento.

“He estado en estas reuniones durante tres años, y al principio pocos tomaban nota de lo que decíamos. Ahora tenemos mucho seguimiento”, coincidió el ministro anfitrión, Kaare Dybvad. Dinamarca, que ahora ostenta la presidencia de turno de la UE, tiene un gobierno socialdemócrata, pero lleva tiempo impulsando, junto a la Italia de Giorgia Meloni, la defensa de lo que la Comisión llama las “soluciones innovadoras” para combatir la inmigración irregular.

Con una mayoría conservadora en el Consejo, la dificultad es encontrar países dispuestos a acogerlos

Bruselas ha tomado nota, y la Comisión ya ha propuesto estos meses el marco normativo para crear centros de retorno fuera de la UE –siguiendo el ejemplo de Meloni en Albania– para enviar a los migrantes cuando la solicitud de asilo sea rechazada. La otra opción es ampliar las deportaciones a terceros países considerados seguros, y la Comisión ya ha planteado que se puedan expulsar a los demandantes de asilo a países con los que no tengan ningún vínculo ni que sean sus países de origen.

Ambas propuestas están en la mesa del Consejo de la UE, y la presidencia danesa aspira a lograr un acuerdo general para aprobarlas antes de finales de año.

Con una mayoría de ejecutivos conservadores entre los Veintisiete, el apoyo a estas nuevas “soluciones innovadoras” no para de crecer. El último en subirse al barco es el Gobierno alemán de Friedrich Merz, que se acaba de unir al grupo de los países que abogan por crear centros de retorno en países externos. “Apoyamos la petición de centros de retorno. Consideramos que se trata de un enfoque innovador y absolutamente necesario”, aseguró el ministro del Interior, Alexander Dobrindt, a su llegada a la reunión de Copenhague. También Francia se muestra abierta a estudiarlo. “Estoy a favor de todo lo que permita que las expulsiones sean más eficaces”, sostuvo el titular francés, Bruno Retailleau.

El problema sigue siendo encontrar países donde se puedan llegar a crear este tipo de centros. Dinamarca lo intentó en Ruanda, como el Reino Unido, y ninguna de estas ideas funcionó. El experimento albanés de Meloni también se ha encontrado con la oposición de los jueces. En Bruselas, de momento, la técnica ahora parece que pasa por involucrar a las Naciones Unidas en los esquemas de terceros países seguros para tener un respaldo que garantice de alguna manera que se respete el derecho internacional. Sin embargo, nadie de momento se aventura a poner un ejemplo de país candidato a alcanzar un acuerdo de este tipo.

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