La UE se embarca en un delicado viaje a China en plena tensión comercial

El futuro de Europa

Las disputas por la guerra de Ucrania y las tierras raras pueden enredar la cumbre

European Commission President Ursula von der Leyen (R), Japan's Prime Minister Shigeru Ishiba, and European Council President Antonio Costa (not pictured) attend a join press briefing after their meeting during the EU-Japan Summit at the prime minister's office in Tokyo on July 23, 2025. (Photo by David Mareuil / POOL / AFP)

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ayer con el premier japonés, Shigenu Ishiba, en la escala previa a Pekín

DAVID MAREUIL / AFP

Los altos cargos de la Unión Europea aparecieron ayer muy sonrientes en una comparecencia conjunta en Tokio tras una cumbre con Japón, el principal socio del bloque comunitario en el Indo-Pacífico. Celebraron los pasos concretos dados para reforzar la cooperación en defensa, la competitividad de las empresas o en comercio, justo cuando el país nipón acaba de firmar un pacto por EE.UU. con aranceles del 15% para las exportaciones japonesas.

La parada técnica en Tokio fue tan bien como se esperaba. El verdadero reto del periplo asiático de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del presidente del Consejo Europeo, António Costa, está hoy en Pekín, donde se celebra una cumbre entre la UE y China preparada durante meses para conmemorar el 50.º aniversario de sus relaciones diplomáticas. Llega en los momentos críticos de las negociaciones arancelarias con Donald Trump, que mira de reojo este acercamiento al gigante asiático.

Von der Leyen, Costa y Kallas superan en Japón la parte más amable de su periplo asiático

Bruselas está en busca de nuevos socios comerciales en el mundo para suplir la falta de demanda estadounidense, pero con China se encuentra ante una de sus citas más complicadas. Durante los preparativos de la cumbre, Pekín ha dejado muy claro que a lo que aspirara era a intentar unir fuerzas con Europa frente a la guerra comercial desatada por Trump.

Sin embargo, y pese a que en los primeros meses del año Von der Leyen trató de abrir la mano a China, en las últimas semanas el tono de la alemana ha sido más duro, acusando a Pekín de jugar al margen de las reglas internacionales para ahogar la competencia de las empresas extranjeras.

La lista de afrentas de la UE es amplia. Se considera que las relaciones económicas bilaterales son tremendamente injustas, con China barrando el paso a su mercado interior a las empresas comunitarias a la vez que inunda Europa de productos baratos, penalizando de nuevo a la industria europea. “Hemos llegado a un punto en el que la situación se está volviendo insostenible para la Unión Europea. Por lo tanto, hay que abordar esos desequilibrios”, aseguran fuentes comunitarias.

Un caso importante es la disputa por los coches eléctricos chinos, subsidiados por Pekín, tras lo cual Europa ha impuesto aranceles y está negociando con el objetivo de pactar unos precios mínimos. Como contrapartida, China los ha puesto al brandy y también ha iniciado una seria de investigaciones sobre las importaciones de lácteos y carne porcina europea, algo que a España podría costarle mucho.

A Europa tampoco le gusta ni un pelo que China haya barrado el paso a materiales críticos para la industria de defensa o la automoción, grandes prioridades europeas. China, que ahora mismo controla la producción mundial de tierras raras, ha impuesto trabas a las empresas para poder exportarlas a otros países, algo que ha utilizado también para negociar con Washington.

A Costa y Von der Leyen les acompañará hoy la jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, que hace unas semanas mantuvo un tenso encuentro con el ministro de Exteriores chino, Wang Yi. El objetivo de la estonia era pedirle que deje de apoyar a Rusia, pero se encontró con una negativa tajante. El ministro chino comunicó a la representante europea que Pekín no se puede permitir que Rusia pierda la guerra en Ucrania porque esto les pondría en la diana de EE.UU. A su juicio, si esto sucediera, entonces Trump tendría barra libre para concentrarse en el Indo-Pacífico, su teatro de operaciones predilecto, y desviar su atención hacia Pekín.

Tantas son las fricciones que no que no se espera una declaración conjunta final. El objetivo último, señalan fuentes europeas, no es alcanzar resultados concretos, sino una “conversación directa y constructiva” sobre todas las diferencias que hay encima de la mesa. El único comunicado que podría llegar es una declaración sobre el clima, algo donde parecen haber más posibilidades de diálogo. También gracias al reciente viaje para allanar el terreno de la vicepresidenta comunitaria Teresa Ribera, con muchos años de experiencia negociando con el gigante asiático, junto a otros comisarios europeos. China parece estar convencida de la necesidad de transformar la economía de la mano de la descarbonización.

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