El primer ministro odia las vacaciones

Francia

François Bayrou trabajará todo el mes de agosto para pulir su plan de ajuste financiero 

French Prime Minister Francois Bayrou leaves following the weekly cabinet meeting at the Elysee Palace in Paris, France, July 16, 2025. REUTERS/Abdul Saboor

François Bayrou, a la salida de una reunión del Gabinete en el palacio del Elíseo el pasado 16 de julio

Abdul Saboor / Reuters

Quedaría bastante mal que François Bayrou se tomara unas largas vacaciones después de insistir en que los franceses “deben trabajar más” y de proponer la eliminación de dos días festivos. Pero al primer ministro, de 74 años, no le supondrá sacrificio alguno. No le gustan los viajes de placer al extranjero, ni siquiera abandonar la rutina laboral. Es algo que ya se sabía y lo ha confirmado él mismo al conocerse sus planes para este agosto. “Detesto tomar vacaciones”, declaró al diario Le Monde . En esto se parece muy poco a sus compatriotas, mimados por un calendario –también el escolar– generoso en periodos de asueto.

El jefe del Gobierno francés se quedará en su despacho del palacio de Matignon, en París, para pulir el severo plan de ajuste financiero incluido en los presupuestos del 2026. Bayrou aprovechará para realizar breves desplazamientos por el país que le permitan explicar la urgencia de las medidas de austeridad. Su idea será visitar “la Francia que trabaja”. Los fines de semana se escapará, como es habitual, a su pueblo, Bordères (Pirineos Atlánticos), y a la cercana ciudad de Pau, donde continúa siendo el alcalde.

Pocos ministros seguirán el ejemplo del jefe y permanecerán en la capital. Solo los titulares de Justicia, Gérald Darmanin (que ya piensa en las próximas elecciones al Elíseo, en el 2027) y el ministro delegado para Europa, Benjamin Haddad. La fresca Bretaña será el destino de al menos cinco ministros. Cuatro han escogido los Alpes. El resto se repartirá entre la Costa Azul, Córcega, la Vendée y otras regiones.

Bayrou creció en una granja de los Pirineos Atlánticos, a donde siempre vuelve, y cría caballos de carreras

La voz de Bayrou ya se oyó fuerte, el lunes, para denunciar la “sumisión” ante Washington mostrada por Bruselas en la cuestión de los aranceles. El primer ministro va a seguir tratando de ocupar protagonismo mediático durante el estío. Los malpensados creen que, sabedor de la fragilidad de su Gobierno, quiere saborear Matignon lo máximo posible por si lo tumban ya este otoño. El semanario satírico Le Canard Enchaîné publicó un cruel chiste en portada, la semana pasada, en el que se veía a Bayrou y Macron, sentados uno junto al otro, muy serios los dos, bajo este título: “La pregunta del verano: ¿Pasará él (Bayrou) el invierno?” El caricaturista dibujó al presidente de la República pensativo y con esta irónica cavilación saliendo de su mente: “Si su presupuesto es censurado, ya solo tendrá días festivos”.

La laboriosidad de Bayrou es fruto, en parte, del entorno familiar en que se crió, una explotación agrícola y ganadera (vacas) en Bordères, un pueblo de apenas 700 habitantes en la región histórica del Béarn, hoy integrada en Nueva Aquitania. La vida siempre ha sido dura en el campo, pero más aún en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. El padre de Bayrou, Calixte, un campesino erudito que llegó a ser alcalde, era un hombre muy trabajador que solo tomó cuatro días de vacaciones en su vida, cuando se casó, para ir de viaje de luna de miel a Carcasona, a 230 kilómetros. Su progenitor siempre ha sido un referente para el hoy primer ministro. Su muerte trágica le marcó. Falleció como consecuencia de una caída de un remolque cargado de paja. El hijo, que contaba 23 años, hubo de hacerse cargo durante un tiempo de la granja.

El premier francés, católico practicante, padre de seis hijos y con una veintena de nietos, tiene poderosas razones para preferir Bordères, aunque sea un largo fin de semana, a cualquier escapada turística fuera del país. Allí puede reunir a su familia. Además, en Bordères cría desde hace muchos años caballos de carreras, una de sus pasiones. Es una afición que algunos años le ha reportado beneficios (18.220 euros en el 2018, por ejemplo), fruto de los premios ganados, como indican las declaraciones de intereses y patrimonio que publica el sitio web del Gobierno. En general, sin embargo, es una actividad económicamente deficitaria, aunque el amor por los caballos y la fidelidad a la tradición familiar compensan las pérdidas y el esfuerzo invertido.

El premier alternará París con breves desplazamientos por el país para ‘vender’ las medidas de austeridad

Bayrou es un hombre perseverante, con sus purasangres en los hipódromos y también en su carrera política. Uno de sus modelos es Pierre Mendès-France, un primer ministro radical-socialista que apenas duró ocho meses –entre 1954 y 1955–, pero dejó huella por su integridad moral. “No se comprende nada de Bayrou si no se sabe que es, ante todo, un místico, característica rara, diría que anacrónica, en el paisaje actual”, escribió en Le Point un periodista que lo conoce bien, su exdirector Franz-Olivier Giesbert.

Desde que fue nombrado por Macron, en diciembre pasado, Bayrou ha sido muy consciente de estar en la cuerda floja, y lo ha dicho varias veces, con humor, presumiendo de ir resistiendo a las mociones de censura y a la impopularidad que muestran los sondeos. No es de extrañar que en su despacho esté enmarcada una viñeta del genial Jean-Jacques Sempé (autor de la entrañable serie El pequeño Nicolás ) en la que se ve a un equilibrista, avanzando sobre un alambre, con un grupo numeroso de personas aterradas detrás de él. Bayrou puede pensar que, si cae él, toda Francia se precipitará al abismo. Más vale, pues, trabajar en agosto para evitarlo.

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