La activista de ultraderecha y —en sus propias palabras— “pro nacionalista blanca” Laura Loomer ha ganado el pulso público que planteó al Departamento de Defensa de EE.UU. a cuenta de Jean Easterley. Easterly, exdirectora del CISA, la agencia de ciberseguridad estadounidense, iba a incorporarse como profesora de ciencias sociales en West Point, algo que Loomer calificó de “espantoso”. Según la activista, se trataba de un topo demócrata en el corazón del Ejército, dado que Easterly había trabajado bajo la administración Biden.
Incluso entre los trumpistas, Laura Loomer tiene fama de extrema. Cuando hace un año murió la congresista Sheila Jackson Lee, de raza negra, la activista se refirió a ella como “perra de gueto” que se “iba al infierno”. También se adjudicó a Loomer la responsabilidad de que Trump defendiera, en el debate ante Kamala Harris, que los inmigrantes se estaban comiendo las mascotas de los ciudadanos. Loomer estuvo con Trump en las horas previas al debate. Posteriormente dijo que si Harris ganaba, “la Casa Blanca apestará a curry”.
Después de iniciar su denuncia sobre Easterly el martes, el miércoles el subsecretario de Defensa del Ejército, Dan Driscoll, anunciaba la cancelación de su contratación como profesora en West Point. Al mismo tiempo, pidió a la academia militar que iniciara una auditoria interna sobre los procesos de contratación.
Además, el portavoz del Pentágono escribió en X que el ejército “no va a convertir a los cadetes [militares] en activistas de la censura”. Como directora de la CISA, Easterly desmintió que existiera un fraude electoral generalizado en las elecciones de 2020.
En el pasado, Loomer utilizó su capacidad de influencia para forzar la renuncia del médico presidencial por ser “provacunas”, aseguró que el atentado del 11-S fue una conspiración interna y afirmó que Joe Biden organizó el intento de asesinato de Trump de hace doce meses. Todo ello, sin aportar ninguna prueba sólida de lo que afirmaba.