El partido que no tiene nombre pero da miedo

Reino Unido

La nueva formación progresista a la izquierda del Labour ha pedido a sus 600.000 seguidores que digan cómo quieren que se llame

Former Britain's Labour party leader Jeremy Corbyn attends a pro-Palestinian protest outside Downing Street, a demonstration featuring the banging of pots and pans to honour the Palestinians shot while queuing for food in Gaza, in London, Britain, July 25, 2025. REUTERS/Isabel Infantes

Jeremy Corbyn, en una protesta propalestina en Downin Street el 25 de julio

Isabel Infantes / Reuters

Los votantes dan mucha importancia a los nombres. Valga como ejemplo que el año pasado, desde que el Labour ganó las elecciones, absolutamente ningún niño nacido en el país recibió el nombre de Keir. Cierto que no es inglés y se deriva del irlandés antiguo (en el que se asocia con la fuerza, la inteligencia y la capacidad de resistencia), pero aún así parece un castigo demasiado cósmico para el premier, por impopular que sea.

En Gran Bretaña cada vez hay mas Noahs, Liams, Olivers, Elijahs, Emilias, Sofías, Olivias y Charlottes (los nombres más populares de niños y niñas), pero el que todavía no ha sido bautizado es el nuevo partido de izquierdas fundado de manera conjunta por Jeremy Corbyn y la diputada independiente Zarah Sultana, que fue expulsada del laborismo por Starmer tras votar a favor de una moción del SNP escocés proponiendo el aumento de las ayudas sociales a las familias numerosas. Keir parece un hombre muy tranquilo a quien ni Trump es capaz de sacar de sus casillas, pero no tolera lo que considera deslealtad, y corta con la destreza de un samurái las cabezas de quienes desafían su autoridad (Corbyn lo experimentó hace ya tiempo en la suya propia, que rodó como la de María Antonieta sobre la alfombra roja de la política británica).

La hiriente prensa de derechas lo llama “Jizbollah”, para decir que Corbyn es pro islámico y antisemita

Quizás por eso, porque fueron decapitados, Corbyn y Sultana (él 76 años, ella 31) han unido fuerzas contra el Labour, aunque el establishment político de Londres hace apuestas sobre cuánto tardará su alianza en saltar por los aires y romperse en mil pedazos. Las primeras diferencias han sido por el nombre, como cuando una pareja se pelea por si llamar a su criatura Marc o Josep, Nuria o Montse. Y eso que la cosa no ha hecho más que empezar...

Seiscientas mil personas se han apuntado ya como seguidores del partido sin nombre ni apellido, provisionalmente denominado “Your Party” (tu partido), un concepto que agrada a Corbyn pero no tanto a Sultana, que desearía algo más poético, revolucionario y romántico como “Arise” (Levantaos), que suena a consigna dirigida a las clases trabajadoras soviéticas tras la revolución de 1917. Una cosa es apelar a la progresía, pero no sin pasarse...

Hablando de consignas, el servicio de Correos británico tiró a la basura dos millones largos de euros en una campaña para cambiar de nombre y pasar a llamarse Consignia, que fue objeto de todo tipo de burlas y abandonado para volver a adoptar el de toda la vida (Post Office). Los expertos en comunicación, para evitar ese error, recomiendan al nuevo partido que evite cualquier palabra que sea fácil de jugar con ella para echarse unas risas. Como “Assembly” (asamblea), que también suena muy de izquierdas, pero cuyas tres primeras letras significan en inglés culo (“ass”).

El objetivo, para no exigir un excesivo esfuerzo intelectual a quienes están acostumbrados a seguir el mundo a través de memes en las redes sociales, es un concepto sencillo que resuma la esencia del nuevo grupo y permita un reconocimiento instantáneo de la marca (uno de los problemas de los liberales demócratas es que mucha gente no sabe de dónde vienen ni a dónde van, el nombre no les dice nada).

La prensa de derechas, con su habitual mala uva, ha bautizado al partido como “Jizbollah” (una fusión de Jeremy y el Hizbulah, en referencia a las críticas de antisemitismo y pro islamismo de su co líder). En todo caso será como se refieran a él los conservadores, pero no el oficial, barajándose opciones mucho más insípidas como “Partido de la izquierda”, para que nadie se lleve a engaño y se crea que está votando a Farage.

Como fuente de inspiración, Corbyn y Sultana han pedido a los 600.000 seguidores (cuando haya que pagar cuota serán menos) que propongan ideas, y tan sólo después de la consulta tomarán una decisión. Para que nadie pueda cuestionar su compromiso con la democracia.

El partido no tiene nombre pero inspira miedo tanto al Labour como a la ultraderecha. Al primero porque le puede robar votos progres, y al segundo porque le puede quitar votos populistas. Con sólo obtener un 10% de apoyo en las elecciones, revolucionaría la política británica más de lo que ya lo está. Si sale de la incubadora, el recién nacido puede dar mucha guerra. Y un día de estos habrá que bautizarlo...

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