De un dictador a un músico de jazz

Historias del mundo

Líbano cambia el nombre de su emblemática avenida Hafez el Asad

TOPSHOT - A mourner holds up a rose and a portrait of renowned Lebanese musician and composer Ziad Rahbani as crowds gathered outside Khoury Hospital in Beirut's central Hamra district to bid him farewell before his funeral procession on July 28, 2025. Rahbani, son of music icon Fairuz and pioneer of Oriental jazz, died on July 26 aged 69 after revolutionising Lebanese theatre and music, starting his career at 17 in the early 1970s. The enfant terrible of Lebanese music who made a huge mark on generations of Arabs with his theatre pieces and songs, had long suffered from health problems. (Photo by ANWAR AMRO / AFP)

Una mujer porta una foto de Rahbani y una rosa en el funeral del cantante, el pasado 28 de julio en Beirut

ANWAR AMRO / AFP

La historia de un país queda grabada en sus grandes avenidas. Más aún si la carretera en cuestión te lleva desde el aeropuerto, el principal punto de entrada y salida de Líbano, hasta el corazón de Beirut.

La calle Hafez el Asad, en recuerdo del dictador sirio y padre del recientemente depuesto Bashar el Asad, es una de las vías más concurridas de la ciudad, con su emblemático obelisco y sus baches. Asciende de sur a norte, con el mar a su izquierda y los suburbios de mayoría chií a su derecha. Durante la guerra del pasado otoño, este era un camino peligroso, donde una bomba israelí podía interrumpir el tráfico en cualquier momento.

Ziad Rahbani, fallecido el pasado 26 de julio, era músico y dramaturgo, hijo de la mítica cantante libanesa Fairuz

Desde la semana pasada, sin embargo, ostenta el nombre de Ziad Rahbani, músico libanés que falleció el 26 de julio a los 69 años. Más allá de sus letras satíricas y de la mezcla entre melodías árabes y jazz, el cantautor era uno de los cuatro hijos de “la madre de todos”, Fairuz. La diva de Oriente Medio reapareció a sus 90 años en el funeral de su hijo, donde miles de libaneses acudieron con sus mejores galas y coches de alta gama para llorar al que reinventó la carrera de la artista con un nuevo estilo en sus canciones. Con mantilla negra, la fotografía de Fairuz ocupó prácticamente todas las portadas de los medios locales. Se dice que su entierro será el más multitudinario de la región. Ambos generan fascinación unánime entre todas las religiones de una nación que casi nunca está de acuerdo en nada.

La decisión de cambiar el nombre de la avenida ha sido bien recibida por la mayoría de beirutíes, a excepción de algunos partidarios de Hizbulah, que se sienten apenados por la pérdida de la memoria del presidente sirio, figura clave durante la guerra civil libanesa (1975-1990). Se calcula que 40.000 tropas sirias cruzaron la frontera un año después del inicio del conflicto con la misión de “imponer la paz”. A pesar de su posición antiisraelí, el gobierno de Asad apoyó inicialmente a los cristianos maronitas en su lucha contra la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Yaser Arafat. Más tarde, Siria cambió de bando y comenzó a ayudar a otras milicias. Años después, el régimen se convirtió en un gran aliado de Amal y Hizbulah, y supuestamente participó en una gran oleada de asesinatos políticos en Líbano.

La avenida fue inaugurada el 15 de noviembre de 1998 por el ministro Rafic Hariri, figura clave en la reconstrucción del país tras el conflicto civil, y quien también murió en un atentado en el 2004. En su discurso, el político suní elogió al presidente sirio y su papel en el país. “Esta avenida simboliza la gratitud del Líbano hacia el presidente Hafez el Asad, por su excepcional papel en el apoyo de Siria, su pueblo y sus ciudades en favor del Líbano y la paz”, según la hemeroteca de los medios libaneses.

La huida de Damasco de su hijo Bashar –refugiado ahora en Moscú– puso fin a 54 años de dictadura. Sus retratos omnipresentes en calles y edificios sirios han ardido o han sido vandalizados. Los nuevos gobernantes islamistas no quieren saber nada del férreo líder, que estableció un estado policial y un sistema de cárceles donde se torturaba y asesinaba.

Su recuerdo también pierde intensidad ahora en Líbano. El Gobierno, inmerso en una gran crisis por la orden de desarme de Hizbulah, asegura que el cambio de nombre “no tiene un motivo específico” y que fue el propio presidente, Joseph Aoun, quien hizo la propuesta. Pero en Líbano no hay decisiones que no sean políticas. Según L’Orient Le Jour , hay otros que levantan la ceja ante la orden. Rahbani no era un hombre de avenidas, sino de cafeterías y bares, humo de shisha, laúdes y pianos. Hijo de una familia cristiana, simpatizó durante los setenta con el Partido Comunista, se opuso a las milicias maronitas y defendió la causa palestina en numerosas ocasiones.

Más allá de etiquetas ideológicas, Ziad mantuvo una postura de crítico independiente, usando el arte, el humor y la ironía para atacar las estructuras de poder. Sus obras de teatro retratan con crudeza la frustración del ciudadano común en medio de la guerra, la corrupción y el cinismo político.

Su efigie no cuelga en edificios oficiales, pero su voz se cuela por los restaurantes de la capital libanesa, que cantan: “Beirut ya Beirut, ya el veneno en las venas / Cada esquina tiene su historia, su destino, su sueño / El amor se oculta tras las bombas y la pólvora / Pero ¿qué es el amor en una ciudad rota?”.

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