Aunque se vista de cordero, lo siguen viendo como un lobo.
El presidente Donald Trump está en plena misión como pacificador global. No solo aspira al Nobel de la paz, sino que, en una de sus últimas confesiones en la Fox, reconoció que lo que verdaderamente ansía es ganarse el cielo en la otra vida.
Dentro de lo poco pacifista que resulta ordenar al Pentágono el envío de tres buques de guerra a aguas del Caribe (4.000 soldados) para en principio interceptar los carteles de la droga, la proximidad de sus operaciones con Venezuela causaron la reacción del presidente Nicolás Maduro por una posible “invasión”. Maduro sabe del rédito que pueda sacar con la alerta de una agresión “del imperialismo”.
Países de la zona y el Gobierno de China advierten a EE.UU. contra la violación de la soberanía de otro país
El Gobierno venezolano aseguró el martes que las “amenazas” de Estados Unidos revelan su “falta de credibilidad” y ponen en riesgo la “paz y estabilidad” de toda la región.
México (la presidenta Claudia Sheinbaum desmintió rápido que su país colabore en esa operación), Colombia, Cuba o Nicaragua e incluso China secundaron ese grito de socorro lanzada desde Caracas. En una reunión virtual, los gobernantes de los diez países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) hicieron un llamado ante la “intimidación” de Estados Unidos, nación a la que acusaron de un “despliegue militar sin precedentes en el Caribe”.
Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, denunció como “nueva demostración de fuerza imperial” la presencia militar de EE.UU. en el sur del Caribe y calificó de “ficticio y desproporcionado” el argumento de es para atacar al narcotráfico.
“Los gringos están en la olla si piensan que invadiendo Venezuela resuelven su problema y solo meten a Venezuela en el caso de Siria, y arrastran a Colombia”, manifestó el presidente colombiano Gustavo Petro en un consejo de ministros retransmitido al país.
También el ejecutivo de Pekín expresó ayer jueves su oposición a ese patrullaje cerca de Venezuela. Consideró que viola la soberanía de otros países y amenaza la paz en la zona. La portavoz del ministerio de Exteriores, Mao Ning, dijo que “estamos en contra de cualquier acción” que viole los principios de la Carta de la ONU o infrinja la soberanía y seguridad de otros. “Nos oponemos al uso o la amenaza de la fuerza en las relaciones internacionales y a que potencias externas interfieran en los asuntos internos de Venezuela con cualquier pretexto”, agregó.
La orden de Washington significa expandir el papel del Pentágono en el combate contra el narcotráfico, además de intensificar la confrontación estadounidense al régimen de Maduro. Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, indicó que Trump está preparado para frenar a los narcos y “poner a los responsables ante la justicia”.
En otra de sus respuestas, no hizo más que incentivar la queja del mandatario venezolano. “El régimen de Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela. Es un cartel del narcotráfico, según la opinión de esta Administración. Maduro no es un presidente legítimo. Es un líder fugitivo de este cartel, acusado en Estados Unidos de tráfico de drogas”, subrayó la portavoz.
Los medios asignados a esta “misión de vigilancia” incluyen los tres buques, un submarino nuclear y aviones de reconocimiento P8 Poseidon, a partir de una información de la CNN.
Los destructores de misiles guiados tienen autoridad para detener los cargamentos de drogas. Este dispositivo militar otorga a la Armada una misión directa contra el narcotráfico en Sudamérica, en lugar de su función habitual de apoyo a la fuerza costera, y supone intensificar el acecho a Maduro.
La iniciativa se produce después de que Trump decretó que el Departamento de Defensa preparara opciones para usar la fuerza militar contra los carteles latinoamericanos, designados el pasado enero como organizaciones terroristas extranjeras. De manera adicional, el Departamento de Justicia dobló hasta 50 millones de dólares la recompensa a cambio de pistas que lleven a la detención de Maduro por liderar supuestamente una banda que inunda EE.UU con cocaína.
“La acusación de Washington de que Venezuela está implicado en el tráfico de droga delata la falta de credibilidad y el fracaso de sus políticas en la región”, sostuvo Yvan Gil, ministro de Exteriores venezolano. “Mientras Washington amenaza, Venezuela avanza con firmeza en la paz y la soberanía, demostrando que la verdadera eficacia contra el crimen se logra respetando la independencia de los pueblos”, añadió Gil.
En un aparición en televisión, Maduro dijo que desplegaría 4,5 millones de miembros de la milicia por el país ante el peligro que representa EE.UU.