Al menos 20 personas fallecieron esta mañana en un bombardeo israelí sobre el hospital Naser, el principal en el sur de Gaza, según informó el ministerio de Salud del enclave. La aviación realizó un doble ataque -conocido como double tap en inglés-, muy común en otros frentes como el de Ucrania. Poco después del primer impacto, un segundo misil golpeó exactamente el mismo lugar, donde los equipos de emergencia atendían a los heridos y diversos periodistas documentaban los hechos.
Entre las víctimas se encuentran cinco periodistas palestinos: Hosam el Masri, fotógrafo de Reuters; Mohamed Salama, cámara de Al Jazeera; Mariam Abu Daqa, reportera para medios como Associated Press e Independent Arabia y Moaz Abu Taha, periodista de la NBC. Un quinto periodista, Ahmed Abu Aziz, que trabajaba para la red Quds Feed y otros medios, murió a causa de sus heridas, según el comunicado de la Oficina de Medios.

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La réplica del bombardeo en el hospital fue grabada y retransmitida en vivo por diversos canales, entre ellos Reuters, cuya emisión se cortó de forma repentina. El mismo día, un ataque con drones sobre tiendas de campaña en la zona supuestamente segura de Al Mawasi, el periodista del medio local Al Hayat al Jadida (Nueva Vida) y profesor de periodismo, Hasan Duhan, también fue asesinado.
Otros cuatro reporteros de Al Jazeera murieron hace dos semanas en una ofensiva en otro punto de la franja: en total son 240 los profesionales de medios de comunicación asesinados desde el inicio de la guerra el pasado 7 de octubre de 2023.
La cadena con sede en Catar condenó el ataque como “una clara intención de enterrar la verdad”. “La sangre de nuestros periodistas mártires en Gaza aún no se ha secado cuando las fuerzas de ocupación israelíes cometieron otro crimen contra el camarógrafo de Al Jazeera, Mohammed Salama, junto con otros tres fotoperiodistas”, aseguró el medio.
En un comunicado posterior, el ministerio de Salud responsabilizó “plenamente a la ocupación israelí, a la administración estadounidense y a los países que participan en el crimen de genocidio, como el Reino Unido, Alemania y Francia, por la comisión de estos crímenes brutales y atroces”.
Por su parte, la oficina del primer ministro israelí, Beniamín Netanyahu publicó un mensaje en la red social X en el que lamenta “profundamente el trágico percance ocurrido hoy en el hospital Nasser de Gaza”, y asegura que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) están investigando el suceso.
El principal aliado de Israel, Donald Trump, declaró que “no está feliz” por lo sucedido; mientras que la Casa Blanca declara que no estaba al corriente del ataque. “Bueno, no estoy contento con eso. No quiero verlo. Al mismo tiempo, tenemos que poner fin a esa... pesadilla”, declaró el presidente estadounidense a los periodistas.
Desde el inicio del conflicto, numerosos hospitales han sido atacados o asaltados en toda la franja. Israel justifica estos ataques -prohibidos, según las convenciones internacionales- por la presencia de combatientes de Hamas en las instalaciones.
Organizaciones de derechos humanos han condenado de manera unánime la política de Israel contra el personal sanitario y periodistas en Gaza, que se ha convertido en la zona más peligrosa del mundo para la prensa. “Ningún conflicto en la historia moderna ha registrado un mayor número de periodistas asesinados que el genocidio israelí contra los palestinos en la Franja de Gaza”, afirmó Amnistía Internacional.
“El asesinato de periodistas en Gaza debería conmocionar al mundo, no sumiéndolo en un silencio atónito, sino impulsándolo a actuar”, insistió. Al mismo tiempo, el jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) denunció la “escandalosa” inacción de la comunidad internacional frente al conflicto en Gaza.
Este ataque equivale a “silenciar las últimas voces que denuncian la muerte silenciosa de niños víctimas del hambre”, denunció Philippe Lazzarini en X, y añadió: “La indiferencia y la inacción del mundo son escandalosas”.
Retirada israelí si Líbano desarma a Hizbulah
Israel anunció este lunes que reducirá su presencia militar en el sur de Líbano si el Ejército toma medidas para desarmar a Hizbulah, mientras el grupo chií respaldado por Irán reiteró su negativa a abandonar las armas. La oficina de Beniamin Netanyahu señaló que una acción de las fuerzas libanesas conllevaría una “reducción gradual” de tropas israelíes, aunque no precisó si incluiría la retirada total de las cinco posiciones que mantiene en suelo libanés. El alto cargo de Hizbulah, Mahmud Komati, rechazó la propuesta y acusó a Israel de incumplir la resolución 1701 de la ONU, que puso fin a la guerra de 2006.
En un discurso televisado, el líder de la milicia, Naim Qassem, reafirmó la postura de la organización: “El arma que nos dio dignidad, no la abandonaremos”. La presión internacional se centra en que Israel respete el alto el fuego de noviembre y que el ejército libanés asuma el control del sur del país antes de diciembre.
Entretanto, Israel mantiene bombardeos puntuales contra supuestos objetivos de Hizbulah, mientras facciones palestinas entregaron parte de su armamento a las fuerzas libanesas en el marco del plan de desarme.