El primer ministro francés, François Bayrou, ha intentado este domingo, en una insólita entrevista conjunta con cuatro cadenas de noticias, convencer al país -y sobre todo a los partidos de la oposición- de la urgencia de aprobar un presupuesto de austeridad para frenar la deuda. Bayrou, que parece condenado a ser derribado el 8 de septiembre en un voto de confianza en la Asamblea Nacional, está haciendo a diario un esfuerzo casi desesperado por salvar su Gobierno, en el poder desde hace poco más de ocho meses.
La comparecencia televisada de Bayrou en directo, desde su despacho en el palacio de Matignon, se ha producido la víspera de que comiencen sus encuentros con los líderes parlamentarios, una ronda de diálogo que se presenta muy difícil. La izquierda radical, los verdes, los socialistas y la extrema derecha han anunciado ya que no darán a confianza al primer ministro. Consideran que ha fracasado y piden una política muy distinta. Si ese rechazo se mantiene, la suerte estará echada, pues la aritmética en la Asamblea Nacional es implacable. El Gobierno caerá.
El premier insinúa que podría ceder y aceptar solo la supresión de un día festivo y no dos
Bayrou dejó entender que podría ser flexible sobre uno de los puntos más polémicos de su plan, la supresión de dos días festivos, el Lunes de Pascua y el 8 de mayo, día de la derrota del nazismo. Dejó caer que podría aceptar un solo día suprimido, aunque no concretó si sería a cambio de otra medida con un efecto equivalente. El primer ministro siempre martillea sobre el mismo argumento, que Francia debe producir y trabajar más. Bayrou ha reconocido que se barajó subir la semana laboral a 36 horas, una más que ahora, pero finalmente se optó por la eliminación de dos días festivos. Se calcula que esta actividad adicional aportaría 4.000 millones de euros a las finanzas públicas.
Los cuatro periodistas de las cadenas LCI, CNews, BFMTV y France Info fueron muy agresivos con Bayrou, acorralándolo en algunos momentos. Le reprocharon, por ejemplo, su inacción durante el verano y la frase que pronunció hace unos días, justificando que no hubiera contactado a la oposición porque “estaban de vacaciones”. También lo pusieron en aprietos cuando le recordaron que su partido, el Movimiento Demócrata (MoDem), aliado de Macron desde el 2017, ha votado todos los presupuestos que aumentaban la deuda.
Bayrou descarta el presupuesto alternativo de los socialistas, que plantean volver a la jubilación a los 62 años y un impuesto a los más ricos
Bayrou descartó que el presupuesto alternativo presentado por los socialistas pueda ser una solución, ya que, según él, haría crecer todavía más el gasto. Los socialistas, que tienen solo 66 diputados en la Asamblea y casi ninguna posibilidad de articular una mayoría, proponen, entre otras cosas, volver a la jubilación a los 62 años (ahora es a los 64, después de una reforma que provocó grandes protestas en la calle) y crear un impuesto de al menos el 2% para los patrimonios superiores a más de 100 millones de euros.
“La situación es grave y urgente”, enfatizó Bayrou, quien recordó las duras medidas tomadas hace pocos años por Portugal, Francia o Suecia. Según él, si Francia no actúa para sanear sus finanzas públicas, habrá un riesgo inminente. El primer ministro citó a la exprimera ministra conservadora británica Liz Truss, que hubo de dimitir al cabo de seis semanas porque los mercados desaprobaron totalmente su política.
Bayrou quiso infundir optimismo al decir que, durante los días que faltan para votar la moción de confianza, él está “convencido” de que “todo puede moverse”. Al mismo tiempo acusó a parte de las fuerzas políticas de oposición, en concreto a La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), de “querer el caos”.
Quien fue el líder de la revuelta de Mayo del 68, Daniel Cohn-Bendit, ve insensato querer bloquear el país el 10 de septiembre
En los platós de las cuatro cadenas que participaron en la entrevista comenzaron de inmediato los comentarios de los tertulianos, en su casi totalidad muy escépticos sobre la capacidad de Bayrou de convencer a los partidos, en especial a los socialistas, y evitar su caída. Alguno de los analistas, como el alcalde de Béziers, Robert Ménard, elegido con el apoyo de la extrema derecha, dijo en BFMTV que se impone la dimisión del presidente Emmanuel Macron, la causa originaria de la actual crisis de gobernabilidad. En el mismo plató, Daniel Cohn-Bendit, el líder de la revuelta de Mayo del 68 y hoy muy moderado, criticó el movimiento de protesta que se anuncia el 10 de septiembre, bajo la consigna de “Bloqueemos todo”. Cohn-Bendit, durante muchos años europarlamentario ecologista, consideró que es un contrasentido absurdo querer bloquear un país cuyo gran problema es que está ya bloqueado.
El problema de Bayrou es que ya ni los partidos que ahora lo apoyan y forman parte del Gobierno creen de verdad que pueda salvarse y han empezado a distanciarse y a preparar la estrategia para la nueva etapa que se abra.