Emmanuel Macron, conocido por sus dudas y dilaciones, ha sido esta vez muy rápido en decidir. Apenas veinticuatro horas después de que François Bayrou fuera derribado con estrépito en una moción de confianza en la Asamblea Nacional, el presidente francés nombró ayer a un nuevo primer ministro. El elegido fue el titular de Defensa, Sébastien Lecornu, de 39 años, de su círculo más fiel.
Lecornu, procedente de la derecha gaullista antes de sumarse al macronismo en el 2017, es considerado un hombre muy próximo al jefe de Estado. De hecho, Macron estuvo a punto de nombrarlo ya en diciembre pasado, tras la caída de Michel Barnier, pero Bayrou se impuso en el último momento en una maniobra que algunos calificaron como un auténtico chantaje político.
La veloz designación del séptimo primer ministro de la era Macron ha sorprendido, más aún siendo la víspera de una jornada difícil de bloqueo nacional convocada para hoy miércoles. Se trata seguramente de un mensaje de firmeza y serenidad institucional, de no dejarse condicionar.
Pese a su juventud, Lecornu posee una dilatada experiencia política. Fue alcalde de Vernon, una ciudad en Normandía, senador, secretario de Estado para la Transición Ecológica, ministro de Colectividades Territoriales y ministro de Ultramar antes de ocupar la cartera de Defensa, que era su sueño como político.
En el comunicado emitido por el Elíseo, se destacó que Lecornu debe “consultar” a las fuerzas políticas parlamentarias “con miras a adoptar un presupuesto para la nación y y construir acuerdos indispensables para las decisiones de los próximos meses”. “La acción del primer ministro será guiada por la defensa de nuestra independencia y de nuestra potencia, el servicio a los franceses y la estabilidad política e institucional para la unidad del país”, prosiguió el texto oficial. “El presidente de la República está convencido que sobre estas bases es posible un acuerdo entre las fuerzas políticas dentro del respeto de las convicciones de cada cual”, concluyó el comunicado.
Está por ver cuán larga –o breve– será la vida de Lecornu en el nuevo cargo, habida cuenta de la gran fragmentación política y la situación de minoría de los macronistas y sus aliados de la derecha. La respuesta de la oposición fue furibunda, pues interpretaron que Macron se enroca.
La izquierda radical, indignada con el presidente, presenta una moción para destituirlo
Para la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, se trata del “último cartucho del macronismo, bunkerizado con un pequeño núcleo de fieles”. “Después de las ineluctables elecciones legislativas, el primer ministro se llamará Jordan Bardella (el joven presidente de Reagrupamiento Nacional) ”, escribió Le Pen en la red X.
El viejo patriarca de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, reiteró que solo la dimisión de Macron puede poner fin a “esta triste comedia de desprecio al Parlamento, a los electores y a la decencia política”.
Macron, siempre tan locuaz, había optado ayer por un significativo silencio, consciente de su impopularidad y de que su presencia en televisión podría caldear aún más los ánimos ante la jornada de bloqueo de hoy. En la misma línea, el Elíseo optó por un simple comunicado y no una alocución al país. Los sectores económicos presionaban por una pronta decisión, inquietos por la inestabilidad y la sensación de caos transmitida a los inversores.
La principal cualidad que buscaba Macron en el nuevo inquilino de Matignon era su capacidad para construir un mínimo consenso que debería ir desde la derecha tradicional, Los Republicanos (LR) a los socialistas (PS), con los varios partidos de la antigua mayoría macronista como fiel de la balanza. No hace falta que sea una coalición. Basta con un pacto arrancado con fórceps sobre los presupuestos del 2026 y el compromiso de no censurar al próximo gobierno. No es nada sencillo, pero no hay otra vía.
Una última encuesta del instituto Ifop por encargo de la cadena LCI muestra que el Reagrupamiento Nacional de Le Pen se consolida, destacada, como la primera fuerza en caso de elecciones, con hasta el 34% de apoyo, diez puntos más que la izquierda (en el caso de concurrir unida en el Nuevo Frente Popular) y veinte por encima de los macronistas, cuya eclipse se acelera.
La izquierda radical presentó ayer ante el Parlamento una moción de destitución del presidente de la República por considerar que incumple sus funciones, no ha respetado los resultados de las últimas elecciones, ha violado varios artículos de la Constitución y se comporta “como un autócrata”. Es seguro que su decisión de ayer reforzó ese rechazo.
Movilización de 80.000 policías ante la jornada de bloqueo nacional convocada para hoy
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, ha movilizado hoy 80.000 agentes para garantizar la seguridad y reaccionar con rapidez a eventuales bloqueos o sabotajes de vías de comunicación e infraestructuras vitales.
Injerencia desestabilizadora
Cabezas de cerdo delante de las mezquitas
Nueve cabezas de cerdo, algunas con la palabra Macron escrita en azul, fueron halladas ayer ante otras tantas mezquitas de París y de sus suburbios. Según el prefecto de policía de la capital francesa, Laurent Núñez, las características de la acción, en apariencia islamófoba, hacen sospechar una injerencia desestabilizadora extranjera similar a actos recientes como pintadas de estrellas de David en fachadas, manos en el memorial de la Shoah o ataúdes vacíos ante la torre Eiffel con la alusión a los planes de envío de tropas francesas a Ucrania. Varios búlgaros y serbios pagados por el espionaje ruso fueron detenidos por estos hechos, que forman parte de la guerra híbrida rusa contra Europa, especialmente contra Francia, por su apoyo a Kyiv en la guerra contra Rusia.