Esto último choca con los planes de Narendra Modi de convertir el paisaje lunar del Ladakh en un paisaje solar -y eólico- para cargar las baterías de la economía india. Los beneficios para los ladakhíes, a todas luces, parecen escasos. Pero los grandes magnates indios, como Gautam Adani y Mukesh Ambani, se frotan las manos ante esta última frontera, inmensa y escasamente poblada, donde pueden hacerse con 250 kilómetros cuadrados de una sola tacada para un solo proyecto. 

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