Como si fuera una versión de aquella cuestión del “fin de la historia” que planteó Francis Fukuyama en 1992, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, profundizó en el fin de la diplomacia adentrándose en la jungla de las armas.
A pesar del giro de Donald Trump, o tal vez por eso, respecto a que ahora el presidente de Estados Unidos apuesta por la victoria de Kyiv y la recuperación de las antiguas fronteras, el discurso de Zelenski en la Asamblea General de la ONU se centró en la urgente necesidad de que los aliados les faciliten más armas mediante una visión apocalíptica que va mucho más allá de su país. “Europa no se puede permitir perder Moldavia”, dijo.
“No hay garantías de seguridad salvo los amigos y las armas. Por eso invertimos en defensa, no hay alternativa”, proclamó en el estrado de la institución que nació hace ochenta años para cultivar la paz y no la guerra.
Y por lo mismo, reclamó el fin del conflicto bélico por la invasión rusa de su país puesto que esta agresión solo está acelerando la carrera armamentística. “Poner coto a la guerra de Rusia será más barato que preguntarse quién será el primero en construir un dron sencillo con ojiva nuclear”, alertó. Pero matizó que “continúa esta locura y formar parte de una alianza militar de largo recorrido (alusión a la OTAN) no garantiza la seguridad” de forma automática,
“Putin seguirá impulsando la guerra. Ucrania no es más que el primer país, los drones rusos ya están volando sobre Europa. Putin quiere ampliar esta guerra y nadie se puede sentir seguro”, afirmó.
“El siglo XXI no es muy diferente del pasado. Si una nación quiere la paz, tiene que conseguir armas, es penoso, pero es la realidad”, sostuvo en su intervención de 18 minutos. “Ni el derecho internacional ni la cooperación permiten decidir quien sobrevive. Eso no funciona a menos que uno tenga amigos poderosos que estén realmente dispuestos a defenderte”. Por supuesto, con armas.
Sin entrar en la mutación de Trump, salvo la sorpresa que le causó ese golpe de efecto, Zelenski insistió en que ninguna institución internacional puede poner fin al derramamiento de sangre. Sudán, Somalia o Palestina esperan el trabajo pacificador de la ONU o del sistema mundial, “pero durante décadas solo hay declaraciones y más declaraciones”.
Como ya dijo hace un año y otro, desde la edición del 2022 (en aquella ocasión vía telemática), el líder ucraniano recordó que en su país siguen muriendo ciudadanos “porque Rusia se niega a un alto el fuego”.
En cambio, a diferencia de septiembre del 2024, recalcó que recientemente los drones rusos entraron en Polonia y que movimientos similares se producen con otros vecinos.
“Esto es el colapso del derecho internacional, la prueba de la debilidad de las instituciones internacionales y el auge de las armas”, lamentó.
“Las armas son las que deciden quien sobrevive”. Así que rememoró que a Trump “un bala le pasó a menos de un centímetro o que Charlie Kirk, el activista del movimiento MAGA, fue asesinado por un francotirador, dos gestos para congratularse con el presidente de EE.UU.
Amplió su denuncia. “Las armas están cambiando más rápido que nuestra capacidad de defendernos. Millones de personas ya saben cómo matar con drones. Incluso países con recursos limitados (Corea del Norte) pueden construir armas peligrosas para sus vecinos.
Dejó unas cuantas frases de emergencia. ”¿Qué pasa cuando caen en manos de terroristas o de narcotraficantes? Las empresas ya trabajan en drones que atacan a otros drones, que luchan entre sí”, avisó.
“Volvemos a la carrera armamentística más destructiva de la historia porque esta vez incluye la inteligencia artificial y no hay más garantías de seguridad que los amigos y las armas”, reiteró.
“Para proteger la vida estamos construyendo escuelas y hospitales bajo tierra. La guerra de Rusia nos ha puesto en esta tesitura. Sería más barato frenar a Putin que intentar proteger cada puerto”, reiteró.
“Hemos de disponer de todas las medidas para obligar al agresor a detenerse, solo entonces tendremos la posibilidad de lograr que estas armas no acaben en catástrofe para todos”.
Hizo una súplica final después de tres años y medio de asedio a su país. “No guarden silencio”. El olvido es otra arma de Putin.