Los cuchillos están afilados y la presión del sector radical contra los moderados que representa el presidente Massoud Pezeshkian se intensifica en Irán desde que se confirmó que, de no pasar nada extraordinario, el próximo sábado 27 de septiembre se reanudarán las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU de las que se deshizo el país una década atrás, cuando se firmó Plan de Acción Integral Conjunto que pasó a conocerse popularmente como Acuerdo Nuclear o por sus siglas, JCPOA.
“Por la presente, declaro una vez más ante esta asamblea que Irán nunca ha intentado ni intentará construir una bomba nuclear”, dijo Pezeshkian ante la Asamblea General de Naciones Unidas. “Quien perturba la paz y la estabilidad en la región es Israel, pero es Irán quien recibe el castigo”, afirmó el presidente, que acusó a los tres países europeos que pidieron la reimposición de las sanciones de actuar de “mala fe”.
“Quien perturba la paz y la estabilidad es Israel pero Irán recibe el castigo”, dijo en la ONU el presidente iraní
La entrada en vigor de estas sanciones que ya padeció Irán en el pasado, no solo profundizará los problemas económicos sino que agudizará el aislamiento al que está sometido el país.
Para entender el escenario en el que se encuentra la República Islámica actualmente hay que remitirse al 2015. El entonces ministro de Exteriores, el reformista Mohamed Javad Zarif, y su equipo negociador, acordaron que cualquiera de los países firmantes del Acuerdo (EEUU, Francia, Reino Unido, China, Rusia y Alemania) podía reactivar automáticamente las sanciones de la ONU contra Irán si consideraba que Teherán no cumplía lo pactado.
A diferencia de las otras votaciones en el Consejo de Seguridad, para este caso se abolía el veto. Este inciso, que se conoció popularmente como “snapback”, fue entonces criticado por el sector más radical de Irán, que siempre se opuso a las negociaciones que tenían como objetivo la congelación y el desmantelamiento del programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones. El gobierno moderado del entonces presidente Hasan Rohani defendió su decisión de incluir el “snapback” bajo el argumento de que ningún país tendría motivos para reactivarlo.
Pero, como ha demostrado la historia, los planes no salieron como pensaban.
En el 2018 Donald Trump decidió retirar a Estados Unidos del JCPOA después de declararlo “el peor acuerdo que se haya firmado jamás” e impuso nuevas restricciones sobre el país. Para entonces Irán, según la Organización Internacional de la Energía Atómica, cumplía con lo pactado.
A partir de entonces se desató una cadena de acontecimientos que terminaron con la reactivación y aceleración del programa nuclear iraní a un nivel mucho más avanzado que el que existía en el 2015. Hoy, una década después, el llamado bloque E3, del que forman parte Reino Unido, Francia y Alemania, justifica la activación del ”snapback” bajo la afirmación de que Irán no ha cumplido con varios compromisos del acuerdo nuclear. Lo acusan, entre otras cosas, de superar límites al enriquecimiento de uranio ( ha pasado del 3,75% , como lo estipulaba el Acuerdo, al 60%), usar centrifugadoras avanzadas y no cooperar plenamente con la Organización Internacional de la Energía Atómica. La urgencia de frenar los avances nucleares de Irán se hizo más evidente desde la guerra de los 12 días lanzada por Israel el pasado junio. Irán, por su parte, señala a Europa por no haber cumplido la promesa de ayudar a buscar la manera de sobrellevar las sanciones estadounidenses y poder beneficiarse económicamente del JCPOA, como prometieron en el 2018.
Hoy gran parte del sector radical pide respuestas extremas a la activación del “snapback” como retirar al país del Acuerdo de no proliferación de armas nucleares y de desarrollar armas nucleares. “La decisión no está tomada pero hay una gran presión política y social”, dijo un diplomático iraní que habló bajo condición de anonimato.
Muchos en Irán, como se refleja diariamente en los periódicos, temen que este nuevo escenario traiga consigo un nuevo ataque israelí. “Los Estados Unidos han anunciado los resultados por anticipado”, dijo el martes en una intervención televisiva el líder supremo que cerró la puerta a la posibilidad de restablecer conversaciones con Washington, uno de los requisitos puestos por el E3 para posponer por seis meses la activación del “snapback”. “El resultado es el cierre de las actividades y enriquecimiento, esto no es negociación es una imposicion”, sentenció Ali Jamenei, anunciando que no se someterían a presiones.
“El país puede superar su retorno”, dijo Pezeshkian ayer al hablar de las sanciones, que incluyen, entre otras, el bloqueo para exportar petróleo y gas; el congelamiento de activos en bancos extranjeros y prohibiciones para desarrollar su programa de misiles balísticos. Sin embargo ayer el periodico Kayhan , cuyo director es designado por el líder supremo, confirmaba que estas sanciones tendrán un gran impacto psicológico en la población.