Tanto el presidente del Consejo Europeo, António Costa, como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, evitaron pronunciarse sobre la actuación del Gobierno de Netanyahu y la interceptación de los barcos de la flotilla a unos pocos kilometros de llegar a Gaza. “Durante el Consejo no he recibido ninguna información, así que no puedo comentar esta pregunta”, se escudó Costa tras ser preguntado por el abordaje israelí, después de la reunión de los jefes de Estado en Copenhague. “Lo mismo por mi parte”, aseguró Von der Leyen, quien también participó en la misma rueda de prensa junto a la primera ministra del país anfitrión, Mette Frederiksen.
En paralelo, una portavoz comunitaria de la Comisión Europea evitó condenar directamente las acciones de Israel, en especial la detención de los casi 500 integrantes de la flotilla. En lugar de ello, pidió respetar, de forma más genérica, “la ley humanitaria internacional y las leyes del mar en aguas internacionales”. “Como hemos dicho anteriormente, condenamos cualquier ataque contra la flotilla, como los ataques con drones, y les apoyamos en el sentido que quieren lo mismo que nosotros, que entre suficiente ayuda internacional en Gaza”, dijo la portavoz encargada de derechos sociales, Eva Hrncirova.
La pasividad europea contrasta con la reacción de gobiernos, embajadas, líderes políticos y manifestantes en todo el mundo, que pidieron respeto por la seguridad de los tripulantes, además de condenar la intervención de Israel hacia una misión de ayuda.
Gustavo Petro ordena la salida de Colombia de todo el personal diplomático israelí tras la intervención
Es el caso de los gobiernos de Portugal, Francia y España, que han seguido de cerca los movimientos de Israel para asegurar la seguridad de los tripulantes detenidos de la flotilla, entre los que se encuentran ciudadanos de múltiples países. Irlanda, uno de los estados europeos más rotundos en la condena de la ofensiva israelí sobre Gaza, mostró su rechazo a la intervención de la Armada de Israel. El presidente irlandés, Michael D. Higgins, declaró que la interceptación de la flotilla, así como los recientes acontecimientos en Gaza, “deberían alarmar al mundo entero”. Sobre el compromiso de reconocer un Estado palestino, Higgins afirmó que “podríamos preguntarnos en qué punto se encuentra ahora este compromiso si se está impidiendo que una flotilla que busca llevar ayuda humanitaria logre su objetivo”.
Más contundentes fueron en su condena al abordaje israelí los países árabes. Turquía declaró, a través de su Ministerio de Exteriores, que la operación israelí es un “ataque terrorista que vulnera gravemente el derecho internacional y pone en peligro la vida de civiles inocentes”. Según el propio ministerio, pedirán por la vía legal que “los agresores rindan cuentas”. Irán también mostró su apoyo a la flotilla, calificando la intervención de Israel como “una fragante violación de las leyes internacionales y un acto de terrorismo”.
Turquía e Irán califican de “ataque terrorista” la acción de la Armada israelí contra la flotilla
La Autoridad Nacional Palestina, por su parte, condenó “el ataque y la agresión” de Israel contra las embarcaciones, alegando que “no tiene autoridad ni soberanía” para intervenir “ni en aguas territoriales palestinas ni en las internacionales”, según dijo un portavoz a la agencia Efe.
En el continente americano, varios países de América Latina mostraron su descontento con la detención de los miembros de la flotilla por parte de Israel, y algunos tomaron las primeras medidas contra los diplomáticos del Gobierno de Netanyahu como consecuencia de su actuación en aguas internacionales. Fue el caso de Colombia, cuyo presidente, Gustavo Petro, ordenó la salida del país sudamericano de todo el personal diplomático de Israel e inició el proceso para abandonar el tratado de libre comercio que tiene con Tel Aviv.
Petro se mostró contundente con la reacción de la Armada israelí y tachó de “secuestro” la detención de dos colombianas que viajaban a bordo de uno de los buques retenidos. En paralelo, los gobiernos de Gabriel Boric, en Chile, y Luis Arce, en Bolivia, mostraron su apoyo a la misión de la flotilla, condenando la “violencia inaceptable” de Israel, según declaró el presidente boliviano. Uruguay y México pidieron respeto por la integridad de los tripulantes e instaron a salvaguardar los derechos de sus ciudadanos a bordo de la misión, y Venezuela calificó de “acto de piratería” la retención de las naves en aguas internacionales por parte de Israel.
