A Ghislaine Maxwell, cómplice del pervertido sexual Jeffrey Epstein, se le cerró la puerta de una posible libertad anticipada este lunes cuando el Tribunal Supremo rechazó revisar su condena y su sentencia de 20 años de cárcel como reclutadora y preparadora de adolescentes para ponerlas a disposición de su amigo.
La única esperanza que mantiene ahora esta mujer para lograr salir de prisión antes de hora depende de la misericordia del presidente Donald Trump, el único que tiene en su mano la conmutación de la pena o su perdón. Trump no lo ha descartado, pero una decisión de este tipo daría pie a un gran escándalo incluso entre las filas republicanas y de su propio movimiento MAGA.
La Cámara de Representantes del Congreso sigue inmersa en una disputa en la que un grupo de conservadores se ha unido a los demócratas para reclamar los papeles de Epstein que guarda la administración Trump, que en campaña aseguró que desvelaría pero que se niega a sacarlos a la luz a la vista de que él fue uno de los amigos del convicto.
A pesar del cierre financiero del gobierno, el presidente de la cámara. Mike Johnson, suspendió las sesiones hasta el próximo lunes. Muchos creen que lo hace para aplazar la jura de una nueva congresista demócrata, Adelita Grijalva, y facilitar que haya suficientes votos en la sala a favor de pedir la divulgación de documentos de Epstein, en especial los que atesora el FBI, que nunca se han visto en público.
Maxwell ya consiguió que Todd Blanche, número dos del Departamento de Justicia y ex abogado de Trump, conversara con ella durante casi nueve horas este pasado verano. En compensación la sacaron de una prisión de alta seguridad de Florida y la mandaron a un penal de Texas que se asemeja a un campo vacacional.
El Supremo no ofreció explicación alguna por su decisión de rechazar la solicitud de revisión en uno de los caso que más alimentaron las teorías conspirativas desde el círculo de Trump, quien el mismo incentivo, sobre una supuesta “lista de clientes” de las chicas que facilitaba Epstein a personalidades muy influyentes y a las que habría chantajeado.
Entre las conspiraciones más relevantes figura además que Epstein no se suicidó en un presidio de Nueva York, en agosto del 2019, cuando esperaba un segundo juicio, sino que alguien acabó con él para cerrarle la boca.
Oscar Markus, defensor de Maxwell, argumentó en su petición que Epstein llegó a un acuerdo en el 2007 con el fiscal general de Florida, Alex Costa, para no imputarlo a él o a sus colaboradores por casos similares al que fue condenado entonces. Según esta versión del letrado, serían los asuntos que se investigaron en la causa posterior de Nueva York y, por tanto carecerían de valor.
“Estamos, desde luego, profundamente decepcionados porque el Tribunal Supremo declinó escuchar el caso de Ghislaine Maxwell”, sostuvo Markus en un comunicado. “Pero esta lucha no ha terminado. Cuestiones legales y factuales se mantienen y continuaremos explotando todas las vías para asegurarnos que se hace justicia”, añadió.
A pesar de la iniciativa de Blanche, el Departamento de Justicia pidió al Supremo que desestimara la apelación de Maxwell, a la que consideró una mentirosa patológica sobre la que recayó una sentencia justificada y bien argumentada.
Como avaló el veredicto del tribunal del bajo Manhattan, Maxwell se hacía amiga de las adolescentes, algunas de 14 años, y las llevaba a las residencias de Epstein. También habría participado o habría presenciado los abusos sexuales que cometía su amigo.
