En Japón, el giro ultraderechista del Partido Liberal Demócrata (PLD) ha tardado solo seis días en hacer volar por los aires 26 años de coalición con Komeito. Esta formación de inspiración budista ha manifestado este viernes que no apoyará a la nueva presidenta del PLD, Sanae Takaichi, como relevo de Shigeru Ishiba en la jefatura de gobierno. Más aún, da por rota una asociación política que se remonta a 1999.
La decisión ha sido anunciada por Tetsuo Saito, líder de Komeito, que es el brazo político de la secta Soko Gakkai, con millones de adeptos. Según ha dicho, la reunión que mantuvo el martes con Takaichi no sirvió para disipar sus temores, manifestados el mismo sábado, cuando la política ultranacionalista se impuso contra pronóstico a Shinjiro Koizumi en la votación de militantes y cargos para liderar el partido.
Paradoja
La salida de Komeito podría allanar el camino a una coalición más militarista
Prácticamente todos los observadores consideraban un puro trámite que Sanae Takaichi fuera elegida a mediados de mes como nueva primera ministra, dada la incapacidad de la oposición para articular una mayoría alternativa. Esto está menos claro tras la ruptura de Komeito, aunque siga siendo el desenlace con más posibilidades.
Los recelos de Komeito no han hecho más que aumentar a lo largo de la semana, sobre todo después de los nombramientos realizados por Takaichi en la cúpula de su partido. El exprimer ministro octogenario Taro Aso ha sido nombrado vicepresidente del partido y el cuñado de este, Shunichi Suzuki -septuagenario y a la postre hijo de otro primer ministro- ha sido nombrado secretario general. Nada más lejos de la renovación exigida por Komeito, aunque se explique por la movilización de votos a favor de Takaichi que se atribuye a la facción de Aso.
Sin embargo, lo que más habría dolido a la fuerza budista es el nombramiento de un político con fama de corrupto, Koichi Hagiuda, como número dos en la secretaría general. Hagiuda estaría muy vinculado a las mordidas de la Secta Moon, una iglesia evangélica anticomunista con la que Soko Gakkai no mantiene buenas relaciones.
Komeito, su brazo político, ha destacado que la falta de empeño en atajar la financiación ilegal del PLD es el primer motivo del divorcio. Sin embargo, se sabe que en las desavenencias juega un papel no menor la afición de Takaichi a honrar a criminales de guerra en el templo de Yasukuni, así como su programa de rearme. La exministra de Administraciones y de Okinawa -que en su juventud fue becaria en EE.UU. de un congresista demócrata- está dispuesta a doblar el presupuesto militar nipón, como exige Donald Trump.
Esto choca con la razón de ser de Komeito, que es el pacifismo. Durante el último cuarto de siglo, esta fuerza ha actuado de freno a la voluntad del PLD, con Shinzo Abe a la cabeza, de enterrar el carácter pacifista de la Constitución japonesa. Mientras que Komeito insiste en el carácter limitado y puramente defensivo de sus unidades militares.
El líder de Komeito, Tetsuo Saito (izquierda), no ha salido satisfecho de su reunión con la candidata Sanae Takaichi, por lo que ha anunciado la ruptura de sus asociación con el PLD, después de 26 años
Komeito necesita marcar perfil propio, antes de que sea demasiado tarde, dado el envejecimiento de su electorado. Quien fuera líder de la secta durante más de medio siglo, Daisaku Ikeda, falleció hace menos de dos años. Mientras ha sido socio menor y escudero del PLD, Komeito ha hecho muchas concesiones y se ha contentado normalmente con un solo ministerio, el de Infraestructura, Transporte y Turismo, que no deja de ser la primera fuente de empleo público, después del ministerio de Defensa.
El número dos del partido ha sido más elocuente que el número uno y ha vaticinado que su retirada de apoyo al PLD lo que hace es “abrir las puertas al multipartidismo”, finalmente, en Japón. El PLD ha gobernado el país casi ininterrumpidamente desde mediados de los cincuenta, en estrecha alianza con los intereses estratégicos de Estados Unidos.
La alternativa a Takaichi, Shinjiro Koizumi, no solo contaba a su favor con ser hijo del exprimer ministro Junichiro Koizumi, sino con ser el diputado de la circunscripción que acoge a la mayor base naval de Estados Unidos en Asia, al margen de Okinawa.
Millones de seguidores
Komeito es el brazo político y secular de la secta de inspiración budista Soka Gakkai
Además de dejar en el aire el nombramiento de la que podría ser la primera jefa de gobierno de Japón -a la que no votará- Komeito ha cerrado la puerta a concurrir junto al PLD en futuras elecciones. Al no competir en varias circunscripciones, en las que tradicionalmente ha recomendado el voto para el PLD, Komeito habría garantizado el escaño de uno de cada cinco diputados liberales.
El anuncio de Komeito se produce, simbólicamente, el mismo día en que se da a conocer el ganador del Premio Nobel de la Paz, que el año pasado obtuvo Nihon Hidankyo, federación de supervivientes de las bombas de Hiroshima y Nagasaki. La lucha antinuclear es otra de las señas de identidad del partido.
Pero su retirada de la coalición, en lugar de mantener a Japón en la senda pacifista, podría tener el resultado opuesto. Komeito, no en vano, ha supuesto hasta ahora un freno al instinto sinófobo de un ala del PLD. Ya en los setenta, mientras este se tomó como una traición el acercamiento a China de Nixon y Kissinger, la cúpula de Soko Gakkai se apresuró a viajar a Pekín en aras de la paz y de su civilización compartida.
De hecho, el PLD estudia ya posibles acuerdos con el Partido de la Innovación de Japón, fuerte en Osaka, partidario de mayor inversión en Defensa. Algo compartido parcialmente por el Partido Democrático para el Pueblo, también de centro-derecha. Sin embargo, el líder de este, Yuichiro Tamaki, podría ser tentado por la principal fuerza de la oposición, el Partido Democrático Constitucional, para encabezar una mayoría alternativa. Los contactos preliminares no fueron esperanzadores, pero eso fue antes de la espantada de Komeito.
Este Japón políticamente descabezado coincide para más inri con un mes de octubre plagado de cumbres internacionales, en ASEAN y Asia-Pacífico, y con la visita prevista del presidente estadounidense Donald Trump.
Varios observadores insisten en que un gobierno en minoría del PLD -que sí contaría con apoyo de Komeito para llevar adelante los Presupuestos, ya pactados- es el desenlace inicial más probable. Más adelante, Japón acostumbra a dar con otro camino a la derecha.
