Lecornu cede a las exigencias socialistas para salvar su Gobierno

Crisis política en París

El nuevo primer ministro francés acepta suspender la reforma de las pensiones y crear un impuesto puntual a las grandes fortunas

Lecornu cede a las exigencias socialistas para salvar su Gobierno
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Lecornu cede a las exigencias socialistas para salvar su Gobierno

EFE

El nuevo primer ministro francés, Sébastien Lecornu, ha confirmado este martes, en un discurso ante la Asamblea Nacional, que cede a varias de las exigencias de los socialistas para que estos no se sumen el jueves a la moción de censura  de la izquierda y de la extrema derecha y hagan caer al Gobierno.

Lecornu cede a las exigencias socialistas para salvar su Gobierno

Sébastien Lecornu, durante su discurso este martes en la Asamblea Nacional 

GONZALO FUENTES / REUTERS

La primera concesión fundamental de Lecornu a los socialistas y a los sindicatos es la suspensión de la polémica reforma de las pensiones, un icono de la era Macron, aprobada en el 2023 y que sube gradualmente de 62 a 64 años la edad de jubilación. Su aplicación quedará frenada hasta el 2027, para que el asunto se abra a la discusión en la campaña presidencial de ese año. Algunos de los puntos de la reforma dejarán de aplicarse hasta enero del 2028.

El primer ministro también anunció un impuesto excepcional y puntual a las grandes fortunas y a algunas grandes empresas, así como más presión a los holdings que sirven a la optimización fiscal. Está por ver cómo se concreta. El debate se hará en el Parlamento. Lecornu quiere que todo lo decidan los diputados, no el Ministerio de Economía y Finanzas.

La “contribución”  especial de las grandes fortunas deberá utilizarse para “financiar inversiones de futuro que afectan a nuestra soberanía”. Eso podría referirse a proyectos de energía, de inteligencia artificial y en otros campos estratégicos como la transición ecológica y la defensa.

Los socialistas ganan, se erigen en árbitros y avisan: “Estaremos vigilantes para que sus palabras se traduzcan en hechos”

Otro de los elementos para convencer a los socialistas, los grandes vencedores políticos de la jornada, a no votar la censura es el compromiso de no utilizar el artículo 49-3 de la Constitución, que permite aprobar asuntos importantes, como el presupuesto, por decreto. “Sin el 49-3, el Parlamento tendrá la última palabra”, enfatizó Lecornu.

El jefe del grupo parlamentario socialista, Boris Vallaud, dejó claro que no van a censurar de inmediato al Gobierno, aunque no descartan hacerlo si Lecornu no cumple sus promesas y va incluso más lejos. Árbitro de la situación, Vallaud advirtió: “Seremos vigilantes para que sus palabras se traduzcan en actos”.

Varios representantes de La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), como Manuel Bompard y Éric Coquerel, insistieron en censurar al Gobierno porque consideraron insuficientes las concesiones. Querrían, entre otras cosas, la anulación total y definitiva de la reforma de las pensiones, y quitar el presupuesto recortes sociales. Los ecologistas los secundaron en sus argumentos y también votarán la censura. En la moción presentada por LFI se sostiene que Lecornu es ilegítimo para el cargo, debido a los resultados de las elecciones legislativos del 2024, y una “última provocación” de Macron.

Marine Le Pen, tres veces candidata al Elíseo de la extrema derecha, quedó bastante fuera de juego. En un tuit escribió que “el Partido Socialista se ha vendido” y Los Republicanos (LR, derecha gaullista) “se han entregado”. El presidente de su partido, el Reagrupamiento Nacional (RN), Jordan Bardella,  acusó a los socialistas y a LR de ser “una asociación de salvadores de Emmanuel Macron”.

Lecornu estuvo muy breve, apenas media hora, algo insólito, y fue directamente al grano, con humildad y pragmatismo. Los primeros comentarios en las cadenas de información destacaban la eficacidad de su discurso.

Aunque el nuevo primer ministro se considera al frente de “un gobierno de misión”, con un horizonte limitado a las elecciones presidenciales de la primavera del 2027, quiere abordar cuestiones delicadas como el futuro de Nueva Caledonia -un estatus semiindependiente, si se salva el acuerdo entre lealistas y secesionistas- o la autonomía más amplia de Córcega, con un reconocimiento explícito de su singularidad en la Constitución francesa.  Estos dos asuntos deberían quedar solventados antes de final de año.  Lecornu anunció asimismo un proyecto de ley para aumentar los poderes locales y la descentralización.

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