Con el voto en contra del partido de Beniamín Netanyahu, el parlamento israelí aprobó de forma preliminar el proyecto de ley para la anexión de la Cisjordania ocupada. Tan solo un miembro díscolo del Likud, la formación del primer ministro, votó a favor de la iniciativa, que aún tiene un largo proceso legislativo por delante. El documento fue aprobado por 25 votos a favor, 24 en contra, y 71 abstenciones, de un total de 120 parlamentarios.
La medida contradice el plan de 20 puntos sellado hace un mes en la Casa Blanca por Netanyahu y Donald Trump para poner fin a la guerra en Gaza; y que sienta las bases para la posible creación de un Estado Palestino. La votación se realizó de manera pública, leyendo los nombres de los diputados, en lugar de hacerlo electrónicamente.
Algunos miembros de la coalición de gobierno procedentes del partido Poder Judío, del ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir, y de la facción Sionismo Religioso, del ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, suscribieron el proyecto para tomar el control de las zonas palestinas.
Promovida por el diputado de extrema derecha Avi Maoz, del partido Noam, la legislación establece que “el Estado de Israel aplicará sus leyes y su soberanía a las áreas de asentamientos en Judea y Samaria, con el fin de consolidar el estatus de estas zonas como parte inseparable del Estado soberano de Israel.”
En una declaración adjunta al proyecto, Maoz afirmó: “Dios, bendito sea, entregó al pueblo de Israel la Tierra de Israel. El asentamiento en la Tierra de Israel es redención y resurgimiento nacional; es lo que hace florecer esta tierra tras dos mil años de exilio. Al aplicar la soberanía sobre Judea y Samaria, estamos corrigiendo una injusticia largamente postergada. Dado que el Gobierno ha estado demorando este paso, nuestra tarea como miembros de la Knéset es hacerlo realidad.”
La ultraderecha israelí ha reclamado durante años que Israel anexe formalmente partes de Cisjordania, un territorio con el que Israel reivindica vínculos bíblicos e históricos. En 2024, el máximo tribunal de las Naciones Unidas dictaminó que la ocupación israelí de los territorios palestinos, incluida Cisjordania, y los asentamientos construidos allí son ilegales y deben ser retirados lo antes posible.
Netanyahu restó importancia a la aprobación preliminar en la Knéset, y lo calificó de “provocación destinada a dañar nuestras relaciones con Estados Unidos y los grandes logros de Israel en la campaña” en Gaza.
“Fortalecemos los asentamientos cada día con hechos, presupuestos, construcción e industria, no con palabras”, señaló el partido. Según el primer ministro, “la verdadera soberanía no se alcanza con una ley de exhibición para el protocolo, sino trabajando correctamente sobre el terreno y creando las condiciones políticas adecuadas para el reconocimiento de nuestra soberanía, como se hizo en los altos del Golán y en Jerusalén.”
Un segundo proyecto, impulsado por un partido de la oposición y que propone la anexión del asentamiento de Maale Adumim, fue aprobado por 31 votos contra 9. Este contó también con el apoyo de los diputados del partido de la oposición Yesh Atid -incluido su líder Yair Lapid-, aunque rechazaron la ocupación de todo el enclave palestino.
En julio de 2025, la Knéset aprobó una declaración que pedía imponer la “soberanía israelí” sobre Cisjordania, con el apoyo de 71 diputados, aunque dicha resolución no tuvo efectos prácticos.
