Geometría moral variable

TRIBUNA

Geometría moral variable
Pere Vilanova
Catedrático emérito de la UB

Estas últimas dos semanas nos han mostrado hasta qué punto la relación entre política y moral está deteriorándose sin remedio, en la calle y en las instituciones. Ha habido de todo. La Sra. Ayuso afirmando que la manifestación en Madrid del último día de la Vuelta Ciclista recordaba escenas de guerra de Sarajevo. No será porque ella lo pueda recordar, pero tal afirmación fue un insulto a la población de aquella ciudad (u otras como Mostar), así como a los extranjeros que en diversas funciones (militares, humanitarias) estuvieron allí entre 1992 y 2000, pues la inmediata posguerra fue también atroz. Hemos visto también, en relación con la masacre de los habitantes de Gaza a manos de Israel, cosas de no creer si observamos las reacciones en España, tanto en las instituciones como en la calle. De lo primero, en la Asamblea de Madrid hemos visto al Sr. Díaz-Pache, mano derecha de Ayuso, decir que no hay genocidio si el ejército israelí avisa antes de bombardear para que la gente pueda irse a otra parte. ¿Otra parte? Gaza es una franja de 40 kms. por 10 donde se hacinan dos millones y cuarto de habitantes, cerrada a cal y a canto por tierra, mar y aire. Consulte el lector Moral Abdication , de Didier Fassin (Verso books, 2024), o un Historien a Gaza , de Jean Pierre Filiu, (La Decouverte, 2025) y podrá leer como acta notarial, día a día y mes a mes, qué iba pasando ...

En esta vista aérea, la gente camina en medio de la destrucción en la ciudad de Gaza, en el norte de la Franja de Gaza, el 10 de octubre

Imagen del pasado 10 de octubre de la ciudad de Gaza destruida 

AFP

En relación con la masacre de Gaza, hemos visto reacciones en España de no creer

Las autoproclamadas “izquierdas”, con sus manifestaciones de “geometría moral variable”, no son capaces de explicar a la verdadera sociedad civil, o sea la gente de a pie, por qué no pesan igual los muertos, heridos y desaparecidos de otras guerras, como la de Ucrania. O si se les menciona, vienen precedidos de muchos “sí, pero” . En la calle, los famosos Black Block , todos de negro y encapuchados, atacando heroicamente establecimientos de comida rápida, y cuando se les detiene resulta que de una veintena catorce son menores. ¿De quien es la culpa? Familia, amigos, las redes (bueno, de las redes un poco sí) ? Pero si su causa, ahora la de Gaza, otro día será o fue Irak, es siempre moralmente intachable, y sobre todo a Hamas ni toserle, son un grupo de resistentes contra el invasor. La flotilla, balance complejo ciertamente, pues ha mantenido Gaza en el foco mundial, pero a la vez uno observa que la furia en las redes contra sus integrantes se ha centrado... en tres mujeres, qué casualidad. Si eran más de 400, ¿ningún varón merece ser tratado igual? No, Ada, Greta y a la tercera ya la han encasillado como “BarbieGaza”. Y la palma de oro, va a el Sr. Perez Fenoll, exalcalde de Bernidorm, que le dice a un miembro de la flotilla: “Qué gordito has vuelto de Auschwitz”. Mientras, aquí, en 2009, 2014 y 2024 grupos antisemitas (sí, antisemitismo de verdad) han boicoteado a la valiente cantante judía israelí (y yemení) Noa, una de las menguantes voces que en Israel siguen defendiendo la paz, los dos estados, diálogo con el otro, es decir una causa perdida. Que hay que defender como si no estuviera perdida. “Contra Netanyahu sí, contra Hamas y Putin no: una catástrofe ética”, escribió hace poco el ensayista italiano Paolo Flores d’Arcais, este es el fondo de la cuestión.

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