China aúpa a la cúspide del ejército al general que lideraba la lucha contra la corrupción

Golpe de mano

El plenario del Comité Central prioriza el aumento del consumo doméstico en su próximo plan quinquenal

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Dos fotos de marzo: a la izquierda, el número dos del ejército, general He Weidong, desaparecido durante meses, cuya caída en desgracia ha sido confirmada este jueves con su sustitución por Zhang Shengmin (derecha), el general al frente de la comisión anticorrupción.

Florence Lo / Reuters

Uno de los aforismos de Mao que más gustan a Xi Jinping es el que reza que “el partido debe mandar sobre el fusil, nunca el fusil sobre el partido”.  El presidente chino lo puso en práctica hace una década, para consolidar su autoridad, y lo ha vuelto a hacer esta semana de sesión plenaria del Comité Central. Desde el viernes pasado se conocía la caída en desgracia del número dos del ejército, He Weidong, junto a otros ocho generales, “por graves violaciones disciplinarias” y presuntos delitos de corrupción “de una extraordinaria cuantía”. 

Este jueves se ha anunciado que su sustituto es, precisamente, el general que dirigía la Comisión Central de Inspección Disciplinaria, Zhang Shengmin, que pasa a ser vicepresidente de la Comisión Militar Central, junto al veterano Zhang Youxia.

Por encima de ambos, en cualquier caso, se encuentra el presidente Xi Jinping, no solo de forma teórica, como su predecesor Hu Jintao, sino de forma práctica, como lo estaban Jiang Zemin, Deng Xiaoping y, por descontado, Mao Zedong. 

La remoción en la cúpula militar, sin que le tiemble la mano a Xi, abunda en su lema de que la lucha anticorrupción “lo mismo vale para los tigres que para las moscas”. Algo que el chino de la calle aplaude, aunque no sea del todo exacto. Las condenas a muerte -casi siempre conmutadas en cadena perpetua- parecen reservadas a civiles (empresarios, funcionarios y hasta ministros), nunca a militares. 

En cualquier caso, los últimos cuatro días del plenario anual han servido para poner en claro las líneas maestras del próximo plan quinquenal (2026-2030). En gran medida, de continuidad con los dos anteriores, con un gran énfasis en la autosuficiencia tecnológica. Aaunque en esta ocasión, se ponga demás el acento  en aumentar el nivel de vida de la población y su capacidad de consumo. 

Nueve ya reemplazados

Catorce miembros del Comité Central han sido expulsados, el récord desde 2012

Cabe decir que el crecimiento del PIB de China se ha moderado y seguramente no alcanzaría el objetivo anual del 5% sin grandes estímulos públicos. Pero aun así multiplica varias veces las previsiones para EE.UU., la UE o el Reino Unido, y no digamos de Japón o Corea del Sur. Es decir, muchos de sus principales mercados de exportación, en horas bajas. 

El objetivo último sigue siendo convertirse “en un país socialista moderno” en 2049, centenario de la República Popular de China. La meta volante es 2035, cuando esperan haberse convertido en un país “moderadamente próspero”, sin las actuales disparidades. 

A finales de siglo, Deng Xiaoping decía que enriquecerse era maravilloso y que no pasaba nada “si unos lo hacían antes que otros”.  Sin embargo, Xi Jinping heredó un nivel de desigualdad que amenazaba con deslegitimar al Partido Comunista. Extender la red de protección social, casi inexistente hace quince años y hoy todavía exigua, es otra de las prioridades del decimoquinto plan quinquenal. 

El cónclave del Comité Central, al que habrían asistido 168 de sus 205 miembros permanentes, se celebró durante cuatro días, a puerta cerrada. En su conclusión, este jueves, se ha difundido una lista de 14 miembros expulsados del Comité Central “por graves violaciones de la disciplina y la ley”. El presidente Xi Jinping -que empezó su mandato el mismo año en que Nicolas Sarkozy terminó el suyo en Francia- está donde está, en parte, por su fama de incorruptible, que acompañó su ascenso.

Los “dos pilares” que Xi tumbó antes

El precedente en 2014 fue la destitución de los generales Guo Boxiong y Xu Caihou 

Por la duración de su presidencia -que supera los dos mandatos de sus predecesores inmediatos- Xi también se ha visto en la rara obligación de suspender a muchos generales que habían ascendido con su aprobación. En no pocos casos, gracias a la confianza forjada durante su etapa previa como gobernador Fujian, frente al estrecho de Taiwán. 

El golpe de mano de Xi y los otros seis miembros del Comité Permanente del Politburó (entre ellos el primer ministro Li Qiang) no deja lugar a dudas sobre dónde reside el poder en China. Asimismo, este mismo viernes, el gobierno de Pekín manda a Kuala Lumpur a su principal negociador comercial, He Lifeng (uno de los 24 miembros del Politburó), a entrevistarse con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent. Será al margen de la cumbre de naciones del sudeste asiático (ASEAN). 

La forma en que se desarrolle esta cita en Malasia podría decidir la suerte del encuentro de la semana que viene, no cerrado, entre Donald Trump y Xi Jinping. Ambos participarán, en Corea del Sur, en la cumbre Asia-Pacífico (APEC). Pero al propio Trump se le espera antes, entre este sábado y domingo, en la citada reunión de ASEAN.

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El presidente chino, Xi Jinping, se dirige a la cuarta sesión plenaria del XX Comité Central del PCCh en Pekín, China, este jueves

XINHUA / EFE

Con quien seguro que no se encontrará es con el primer ministro indio Narendra Modi, que este jueves ha anunciado que intervendrá finalmente por videoconferencia. Los últimos movimientos en Europa y Estados Unidos, apretando las tuercas para que tanto las empresas de China como de India dejen de adquirir petróleo ruso. O que, de lo contrario, asuman las consecuencias en forma de sanciones. Cosa que podría haber precipitado la decisión de Modi, que espera la visita de Vladimir Putin en menos de seis semanas. 

Además, los diálogos de Kuala Lumpur se verán zarandeados por otros acontecimientos relacionados de los últimos días. Por un lado, el gobierno holandés, “por motivos de seguridad nacional” pero bajo presunta presión estadounidense, intervino el fabricante de chips Nexperia, desde 2019 propiedad de la multinacional china Wingtech. Para Pekín era la gota que colmaba el vaso y la respuesta casi inmediata fue vetar la exportación de los chips que la propia Nexperia fabrica en China. 

Las consecuencias ya han llegado a Europa. Volkswagen dice que la escasez de estos chips  obligará a detener la producción de coches como el Golf, en Wolfsburg, desde la semana que viene. Está por ver cuándo y de qué modo podrían verse afectadas otras marcas del grupo.

En el colmo de las paradojas, desde la China comunista se protesta “contra la erosión del espíritu contractual y de los principios de mercado”. Ven detrás del caso Nexperia y de los argumentos “de seguridad” una nueva forma “de proteccionismo”. Y advierten, en un editorial de hoy del diario Global News: “Los hechos demuestran que bailar ciegamente al ritmo de la manipulación geopolítica, sacrificando la cooperación pragmática con China, dejará a Europa presa del perjuicio económico y de la pasividad estratégica”.

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