En Colombia, la violencia reina desde hace más de cincuenta años. El conflicto armado entre las guerrillas y el Gobierno ha sometido a la población civil a desplazamientos forzados, homicidios, torturas, secuestros y abusos sexuales, convirtiéndola en la principal víctima de esta guerra interna. Para Sofía Gaviria, la mayoría de los colombianos —que, como ella, no han participado en el conflicto pero lo han padecido— han sido víctimas de todos los actores.
Gaviria fue senadora de la República de Colombia y codirectora nacional del Partido Liberal Colombiano, para más tarde ejercer como embajadora de Colombia en Suiza, cargo del que renunció en 2022 con la llegada del Gobierno de Gustavo Petro. En 2015 fundó la Federación de Víctimas del Terrorismo en Colombia, para representar a quienes, como ella, han sufrido la violencia de las bandas.
Las FARC deben pagar por los horrores que cometieron”
Nacida en Medellín, recuerda el peso que la violencia ha tenido en su vida: “Mi madre fue secuestrada cuando yo tenía 12 años por dinero; fue uno de los primeros secuestros extorsivos en Antioquia”, relata la exsenadora. “Mi padre, que era director del periódico El Mundo, escribió a favor de la extradición y le pusieron una bomba al medio; no explotó, pero habría volado toda la cuadra. Luego, mi hermano fue secuestrado durante una marcha por la paz en Antioquia, una movilización no violenta para apoyar a los campesinos. Estuvo trece meses en cautiverio y lo mataron durante un intento de rescate”.
En 2016, bajo el Gobierno de Juan Manuel Santos, la guerrilla y el Estado colombiano alcanzaron un acuerdo de paz que, según Gaviria, no fue recibido en el país con el entusiasmo que intentó proyectar la comunidad internacional. “El plan de paz fue un negocio del señor Santos con las FARC para lavar un dinero grande”, afirma, acusando al expresidente de engañar repetidamente al pueblo colombiano. “Él afirmó que todos los postulados innegociables se cumplieran: cero impunidad y reparación total.
Sin embargo, tras su aprobación pese a la negativa de un plebiscito, las víctimas creen que los líderes de las FARC no han recibido condenas proporcionales a los crímenes cometidos. “Las FARC deben pagar por los horrores que cometieron: reclutaron miles de niños e impidieron su desarrollo, asesinaron a 300.000 personas y casi 22.000 fueron secuestradas. Estas cifras provienen de la justicia creada en el proceso de paz, diseñada en parte para otorgarles impunidad”, expresa. “Santos es tan cínico que hace dos semanas dijo que lo peor que le había hecho él en su gobierno, era haber consultado al plebiscito. Esa es la cultura que tenemos: que ser malo, si paga, vale la pena.
Ante la falta de reparación del proceso de paz hacia las víctimas, la exdiputada condena el lavado de imagen internacional que el expresidente Santos recibió, a su juicio, tras recibir el Nobel de la Paz en 2016. “Este año se reivindicaron dándole el premio a Maria Corina [Machado], pero para los colombianos y latinoamericanos en general, el Nobel de Juan Manuel Santos es una vergüenza. Hoy, de cada diez colombianos, nueve lo detestan, aunque muchos no lo digan por miedo a criticar a la izquierda”.
El Nobel se ha reivindicado con María Corina; para los colombianos, el premio a Juan Manuel Santos es una vergüenza”
En la actualidad, y tras los atentados en Cali y Antioquia del pasado agosto, la situación está peor que nunca, afirma la fundadora. “Colombia nunca había tenido tanta cocaína en su historia: hoy hay 300 000 hectáreas cultivadas. Si eso no se resuelve, el país será un Estado fallido. Es el reflejo del desperdicio y de la falta de planificación a largo plazo de las políticas latinoamericanas”, expresa Gaviria, quien no cree que la llegada de Petro al poder haya favorecido a la situación. “Su gobierno ha sido un fracaso en todos los sentidos, y el narcotráfico está en su punto más alto. Además, las comunidades viven amedrentadas por las disidencias [de las FARC]” .
Sobre la situación actual en Latinoamérica, Gaviria insiste en la necesidad de reinstaurar las democracias en la región. “Yo sí creo que si Trump logra tumbar a Maduro, sería el inicio del fin”, explica la exsenadora, quien incluso valora positivamente una intervención extranjera por parte de Estados Unidos. “Conocí en Ginebra a la madre de una periodista venezolana que vio morir a su hija después de que le dispararan en una protesta. Lo que ha vivido Venezuela solo se sabrá cuando caiga el régimen. Ojalá los venezolanos puedan volver algún día a una democracia. Pero nos hemos demorado mucho. Escuchar a figuras como José Luis Rodríguez Zapatero defendiendo a Maduro me parece vergonzoso”, expresa.


