El ultraderechista Geert Wilders, culpable de haber lanzado por la borda el Gobierno de Países Bajos, es el principal favorito para las elecciones generales que se celebrarán el miércoles. Todas las encuestas dan al Partido de la Libertad (PVV) como ganador con alrededor del 20% de los votos. Sin embargo, la fama de irresponsabilidad que Wilders se ha granjeado entre la clase política neerlandesa complican, y mucho, sus posibilidades de cumplir su sueño de convertirse en el próximo primer ministro de Países Bajos.
Wilders, que ha construido su carrera política contra lo que él llama “la invasión islámica de Occidente”, decidió en junio tumbar la coalición cuatripartita que encabezaba su partido –la más conservadora de la historia del país– y abocar al país a unos comicios que nadie deseaba cuando no había pasado ni un año que estaban gobernando con los liberales, una formación de la órbita democristiana y el partido de los granjeros. El motivo fue que sus socios de gobierno se negaron a aplicar su durísima agenda contra la inmigración.
Todo apunta a que Wilders tampoco cumplirá ahora su sueño de ser primer ministro de Países Bajos porque, pese a que con toda probabilidad ganará las elecciones, las otras principales formaciones políticas del país han descartado gobernar en coalición con el PVV. El sistema político neerlandés es extremadamente fragmentado. Se prevé que por lo menos dieciséis partidos entren en el Parlamento, por lo que el próximo gobierno neerlandés deberá ser por la fuerza otra coalición de diferentes partidos negociada durante meses. En la última ocasión, las otras tres fuerzas solo aceptaron gobernar con Wilders si él quedaba fuera de la ecuación y se resignaba a elegir a un independiente. Lo terminó siendo el actual premier en funciones, Dick Schoof.
El ex comisario europeo Frans Timmermans, líder de la alianza de verdes y laboristas, es segundo en las encuestas
Así las cosas, el escenario es muy incierto. El excomisario europeo Frans Timmermans, líder de la alianza entre los verdes y los laboristas (GL/PvdA) es segundo en las encuestas, y lo está jugando todo en la principal preocupación actual de los neerlandeses: la problemática de la vivienda, una crisis enorme en un país densamente poblado. Su principal propuesta es construir más vivienda asequible, pero también se ha inmiscuido en el otro gran asunto que está centrando la campaña, la inmigración, y ha propuesto un polémico tope de 60.000 personas al año.
Sin embargo, la sorpresa de la campaña se encuentra en el partido clásico democristiano (CDA), que en las últimas elecciones solo lograron cinco escaños. Ahora tienen un candidato, Henri Bontenbal, que se ha convertido en la estrella emergente neerlandesa después de haber entrado solamente en política hace cuatro años. Los sondeos ya le sitúan en un empate con Timmermans después de haber centrado también la campaña en la crisis habitacional. ¿Su principal promesa electoral? Que la política vuelva a la normalidad.
