Las dudas legales sobre sus bombardeos en aguas de Sudamérica es como si el presidente Donald Trump escuchará llover.
El ejercito de Estados Unidos protagonizó tres nuevos ataques en la zona este del Pacífico en los que hundió cuatro supuestas narcolanchas causando al menos otros 14 muertos. Quedó un superviviente, según el balance anunciado este martes por Pete Hegseth, secretario de Departamento de Guerra.
Las cuatro embarcaciones fueron el lunes destruidas en tres operaciones diferentes, señaló Hegseth. De esta manera ya van trece bombardeos, entre el Caribe y el Pacíficos, con 57 difuntos, siempre a partir de los datos del gobierno estadounidense.
“Las cuatro embarcaciones fueron detectadas e identificadas por nuestro aparato de inteligencia, navegaban por una ruta habitual para los narcos y cargaban narcóticos”, escribió el jefe del Pentagono en las redes sociales. No ofreció prueba alguna.
“Ocho narcoterroristas iban en las embarcaciones en el primer ataque. Otros cuatro hombres estaban en la segunda operación. Otros tres hombres iban en las lanchas en el tercer bombardeo.”, especificó antes de reiterar que en total se registraron 14 fallecidos.
El presidente Donald Trump abandona la tarima tras un discurso a los militares a bordo de buque George Washington, que se encuentra en una base naval de Japón
“Todos los ataques fueron en aguas internacionales”, precisó una vez más para defender la legalidad de estas muertes calificadas de extra judiciales y sumarísimas.
En línea con sus mensajes precedentes sobre estas acciones similares, Hegseth redundó en la comparación de estos traficantes con los combatientes islamistas que provocaron los atentados del 11-S del 2001.
“Estos narcoterroristas han matado a más estadounidenses que Al Qaeda y los vamos a tratar igual. Los perseguiremos, los localizaremos y los cazaremos y mataremos”, remarcó.
Estas operaciones han despertado numerosas quejas, incluso entre los legisladores, incluidos republicanos. Las penas por traficar con drogas son de cárcel, no de ejecución. Pero Trump, que se postula ya para el premio Nobel de la paz del próximo año, las ha defendido y las defiende, como hizo este martes en su visita a Japón, donde desde el buque George Washington, se dirigió a una flota estadounidense con un tono belicista y mucho ardor guerrero.
Mientras tanto, los presidentes de Venezuela y Colombia, Nicolás Maduro y Gustavo Petro, sienten la amenaza de cerca. En especial el dirigente chavistas por unas operaciones en los que muchos ven el trasfondo de un intento de cambio de régimen.
Trump también repite una y otra vez que se preparan para lanzar misiones terrestres mientras EE.UU. Está reuniendo en aguas de Sudamérica el mayor despliegue militar que se recuerta con portaviones, aviones de combate, destructores e incluso un submarino de propulsión nuclear. Se cuenta que en breve habrá más de 15.000 marinos y solados ahí desplegados.