El conflicto de Sudán se recrudece con el avance de los rebeldes en Darfur

Sin piedad contra los civiles

La sangrienta toma de la ciudad de El Fasher reabre el temor a un nuevo genocidio

TOPSHOT - A displaced woman rests in Tawila, in the country's war-torn western Darfur region, on October 28, 2025, after fleeing El-Fasher following the city#{emoji}146;s fall to the Rapid Support Forces (RSF). Fears mounted in Sudan on October 28, three days after paramilitaries seized the key city of El-Fasher, amid reports of mass atrocities and the killing of five Red Crescent volunteers in Kordofan. The capture of El-Fasher, the historic heart of Darfur, has sparked fears of mass killings reminiscent of the region#{emoji}146;s darkest days. (Photo by AFP)

Mujeres que huyeron de Al Fasher, refugiadas en Tawila, a unos 60 kilómetros por carretera, ayer

- / AFP

El horror más despiadado tomó varias formas esta semana en Sudán: de un anciano tembloroso que entrega sus pertenencias a un niño soldado, de apenas diez u once años, quien tras revisar el fardo levanta su kaláshnivov y lo asesina a sangre fría. De un grupo de soldados que se graba con el móvil mientras ejecuta a una docena de civiles atados de pies y manos que suplican por su vida. De uniformados que obligan a un chico a colocarse delante de las ruedas de un camión y le pasan por encima. De mujeres ahorcadas en árboles, de ejecuciones sumarias puerta por puerta, de cientos de cuerpos amontonados en fosas comunes…

Sudán escribió esta semana uno de los capítulos más negros de su historia reciente y reabre el temor a un nuevo genocidio en la región. Tras más de 18 meses de sitio, con un bloqueo total de la ayuda humanitaria que condenó a una hambruna feroz a sus habitantes, la capital de Darfur Norte, El Fasher, cayó el domingo a manos del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), comandadas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, Hemedti , y cuyo origen son las terribles milicias yanyauid, responsables de más de 300.000 muertes en Darfur y por las que se acusó de genocidio al dictador Omar al Bashir.

La huida del ejército sudanés dejó a decenas de miles de civiles a merced de una barbarie

El movimiento militar es de una importancia táctica enorme, ya que las FAR controlan ya todas las grandes ciudades de Darfur. El coste humano ha sido y será descomunal. La huida en desbandada de las Fuerzas Armadas de Sudán, del general Abdel Fatah al Burhan, dejó a decenas de miles de civiles a merced de una barbarie salpicada de odio étnico (árabes contra etnias no árabes y negras), de lucha por el poder y los recursos, pero no con motivaciones religiosas, ya que todas las partes profesan la religión musulmana.

No ha habido piedad. En los últimos días, se han difundido por las redes los vídeos de la masacre, grabados por los propios asesinos, que salieron a la caza, en sus vehículos o camellos, de quienes huían campo a través, o recorrieron la ciudad para ejecutar en sus casas a los civiles, entre ellos ancianos, mujeres o niños. Nadie se salvó de la sed de sangre de las FAR. Las Naciones Unidas denunciaron que los 460 pacientes del hospital de El Fasher fueron asesinados y la Red de Médicos de Sudán denunció que las instalaciones médicas se habían convertido en “mataderos humanos”. En un vídeo grabado en el centro hospitalario se observa un pasillo cubierto de cadáveres y cómo, al final de una escalera, un miliciano dispara en la cabeza a un hombre.

La matanza fue tal –está siendo, ya que las FAR siguen en la ciudad sin oposición donde vivían atrapadas 250.000 personas– que su rastro se vio desde el cielo. El Laboratorio de Investigación Humanitaria publicó imágenes satelitales donde se observan decenas de charcos de sangre en varios puntos de la ciudad, una “evidencia consistente” de un proceso “sistemático e intencionado de limpieza étnica” contra comunidades no árabes (fur, zaghawa, berti).

Human Rights Watch señala a “los patrocinadores de las FAR, Emiratos Árabes Unidos en particular”

Las atrocidades de estos días del conflicto sudanés, iniciado en abril del 2023 y que ha acabado con la vida de más de 40.000 personas, son tan crudas y brutales que provocaron la reacción del Consejo de Seguridad de la ONU, que programó para ayer jueves una reunión de emergencia sobre la situación en Darfur.

El director ejecutivo de Human Rights Watch, Federico Borello, denunció crímenes “atroces” y señaló a quienes se lucran de una guerra. “Los patrocinadores de las FAR, en particular los Emiratos Árabes Unidos, deberían presionar a sus líderes para controlar a sus fuerzas, mientras que los líderes mundiales deben adoptar medidas contundentes contra la cúpula del grupo”.

Aunque el detonante de la guerra fue la lucha por el poder de los generales Hemedti y Al Burhan (ambos se aliaron en el 2021 para dar un golpe de Estado y acabar con la transición democrática del país tras la caída de Al Bashir, pero se enfrentaron posteriormente) la enorme riqueza del subsuelo sudanés, petróleo, litio, tierras fértiles, pero sobre todo oro, está en las raíces de la violencia.

Aunque el Gobierno de Emiratos lo niega, hay numerosas evidencias de que el país del Golfo, a cambio de recibir oro por canales clandestinos vía Chad, Sudán del Sur o Kenia, envía armas a las FAR a través de Libia o la frontera chadiana (a menudo camuflada como supuesta ayuda humanitaria).

Una investigación de la agencia Reuters destapó que al menos 86 vuelos emiratíes cargados de armamento habían aterrizado en el discreto aeropuerto de Amdjarass, en el este de Chad, con destino a territorio sudanés. Además, esta semana The Washington Post publicó que varias agencias de inteligencia estadounidense habían detectado un aumento significativo del armamento entregado por parte de Emiratos a Sudán, especialmente sofisticados drones chinos, que podrían haber sido claves en la caída de El Fasher el pasado domingo. Rusia, Egipto, Arabia Saudí o Turquía son otros actores implicados en un conflicto que ha provocado más de 14 millones de desplazados.

El odio étnico y el veneno de una cultura de la guerra inoculado en la sangre de muchos hombres explican el resto. Un vídeo recibido por este periodista, donde un miliciano de las FAR habla a cámara en árabe, resume el horror: “La gente dice –comenta el rebelde– ‘¡Oh, han violado, han asesinado, han robado y hecho pillajes!’ y cosas así. Hermano, es nuestro derecho, ¿lo entiendes? Este es nuestro derecho, por eso lo tomamos, ¿de acuerdo? Así que vamos a seguir violando a vuestras hermanas e hijas, ¿vale?”

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...