“Los palestinos deben soportar tragedias excepcionales para poder hablar”

El conflicto de Oriente Medio

Entrevista a Mohamed el Kurd, escritor y activista palestino

Mohamed el Kurd y su hermana gemela, Muna, el 6 de junio del 2021 tras ser liberados de detención por la policía israelí durante la campaña global que emprendieron contra la expulsión de familias palestinas de sus hogares en el barrio de Shij Yarrah, en Jerusalén Este

Mohamed el Kurd y su hermana gemela, Muna, el 6 de junio del 2021 tras ser liberados de detención por la policía israelí durante la campaña global que emprendieron contra la expulsión de familias palestinas de sus hogares en el barrio de Shij Yarrah, en Jerusalén Este 

Ahmad GHARABLI / AFP

Mohamed el Kurd (Jerusalén, 1998), cuya casa familiar fue ocupada por colonos judíos procedentes de EE.UU. en el 2009 con apoyo de las autoridades israelíes, documenta decenas de abusos como este, vejaciones y asesinatos por las fuerzas israelíes en Víctimas perfectas –que publica ahora Capitán Swing–. Pero la mayoría son notas ilustrativas al pie, porque el libro de El Kurd, –joven poeta laureado y periodista– es una reflexión profunda y dura sobre la narrativa en torno a la causa palestina.

“Escribí este libro -explica en conversación desde Nueva York- para personas que ya simpatizan un poco con la causa palestina, que quieren estar en el lado correcto de la historia. Es para periodistas que saben, es para diplomáticos, es para los palestinos y los árabes mismos, porque creo que gran parte de la literatura que sale de Palestina está dirigida a un público que creemos que desconfía de nosotros. Quería escribirle a alguien que realmente quisiera leer esto de buena fe, que quisiera ser desafiado y que quisiera reflexionar sobre conversaciones complejas. Sí, porque estaba un poco cansado de la cámara de resonancia en la que estábamos.

¿Qué es, en pocas palabras, la “política del encanto” que figura en el subtítulo?

Es una serie de herramientas puestas en uso con la esperanza de incentivar al público occidental a simpatizar con los palestinos, una de las cuales es la excesiva dependencia de las voces judías e israelíes. Decimos: incluso esta organización israelí de derechos humanos afirma que es un apartheid, por ejemplo. Y creemos que al hacer eso ayudamos a que el público empatice, pero lo que inevitablemente hacemos es ampliar la distancia con nosotros y reforzar la dinámica de poder en la que los israelíes son más creíbles, más fiables, y nosotros somos emotivos y no siempre decimos la verdad, y es necesario contar con un experto israelí que diga lo que hemos estado diciendo durante décadas. Otro aspecto es la excesiva dependencia del marco de las mujeres y los niños, con el que nos alejamos del estereotipo del terrorista palestino enojado, cuando en realidad lo que estamos haciendo es demonizar aún más a ese hombre porque no estamos involucrando su humanidad, su complejidad, y estamos sometiendo a las niñas a un racismo aún más vitriólico.

Todos los periodistas occidentales que hemos trabajado en Palestina recurrimos a ciertas voces israelíes que son útiles para mostrarle a la gente que todavía apoya lo que hace el Estado de Israel que están equivocados...

No creo que debamos ignorar las voces israelíes, simplemente no creo que debamos citarlas solo porque sean israelíes. Creo que deberíamos citarlas porque ofrecen un análisis interesante o una estadística que nadie más proporciona.

En cuanto a las mujeres y los niños, como menciona, dice en su libro que las víctimas tienen que parecer ángeles, al igual que las víctimas de abuso sexual deben demostrar que estaban sobrias y bien vestidas.

¡Esa es la cuestión!

“Hamas merece plenos derechos humanos, sus familias no deberían ser afectadas”

También habla de la invención de los civiles como no partidistas o neutrales, lo que lleva a la despolitización de la causa palestina. 

Sí. Es como si existiera la idea de que  los civiles están sentados como espectadores en una esquina, consternados, mientras las milicias luchan solas en otra y los tienen como rehenes. Pero eso no es cierto. Algunos civiles no quieren formar parte de nada, pero todas las familias tienen un interés en esto. Es básico y obvio. En el contexto ucraniano, por ejemplo, la gente pudo ver a abuelas preparando cócteles molotov para sus nietos. Estas cosas, tan básicas como que los combatientes suelen ser parte integral de la sociedad se vuelven profanas, falsas, erróneas e inaceptables cuando se trata de árabes. Y eso tiene que ver con el racismo que afronta el pueblo árabe en muchas partes de Occidente y el racismo que afrontan también los palestinos en algunas partes del mundo árabe.

Pero si dice dice que los miembros de Hamas son hijos y hermanos de esta misma gente, entonces cualquiera puede decir: bueno, ellos también son de Hamas, así que los israelíes tienen razón.

Es difícil salir de esto. Alguien debe oponerse. Creo que esta fue la razón principal por la que intenté escribir este libro. Creo que estamos en un punto en el que debemos elevar un poco el techo. Tengo muchísimos problemas políticos con Hamas, pero ellos merecen plenos derechos humanos. Sus familias no deberían ser afectadas. Imagina que se invirtieran los roles y yo dijera: “Oh, tu hijo está en la idea, así que tengo que matarte”. Esa lógica se rechaza por completo. Pero en el caso de los palestinos está bien decir: “Oh, matemos a sus familias”.

¿Por qué no escuchamos más voces palestinas en Occidente?

Quizás me equivoque, pero parece haber un prerrequisito implícito para obtener el derecho o la autoridad para hablar. Por ejemplo, yo soy bastante radical. Pero la razón por la que puedo hablar es porque los israelíes ocuparon mi hogar. Así que hubo mucha atención mediática hacia nuestro barrio y yo hablaba en los medios, lo que me dio una plataforma. Pero lo que ocurre la mayoría de las veces es que los israelíes se convierten en expertos y analistas, y bla, bla, bla, mientras que los palestinos necesitan haber perdido un hogar o un familiar. A veces un palestino es entrevistado por un canal de televisión y dice que perdió a 20 miembros de su familia en Gaza. Y eso los hace parecer con autoridad para hablar. Primero deben soportar tragedias excepcionales para que puedan darles un momento para hablar. Pero no es culpa nuestra. Siendo honestos, es la censura. Es la negativa institucional a interactuar con los palestinos sin decirles que primero deben soportar tragedias excepcionales para que yo pueda darles un momento para hablar. Esa es una. Y segundo, creo que el mayor problema es que hablar con sinceridad implica arriesgarse, ya sea en la carrera o en el ámbito académico, pero también ante la ley, porque en Estados Unidos, por ejemplo, y en el Reino Unido, las leyes antiterroristas son tan laxas que cualquier cosa que digas podría usarse en tu contra. Y lo sé por experiencia propia, porque estuve en Londres dije: “Deberíamos abolir el sionismo”. Y entonces me investigaron por terrorismo o lo que sea, y obviamente los cargos fueron retirados. Pero sí, aprendimos que no hay libertad de expresión en este país.

Mohamed el Kurd, en Nueva York

Mohamed el Kurd, en Nueva York

Cuénteme sobre tu intervención en el Congreso de Estados Unidos y también en el Parlamento Europeo. Era entonces un niño. ¿Quién le llevó allí?

Recuerdo que en Bruselas, comí pizza por primera vez. De queso azul. Ese es mi recuerdo. Estaba todo muy guionizado. Había mucha gente a mi alrededor que me decía qué decir. Fui el protagonista de un documental llamado Mi barrio, producido por Just Vision. Seguimos siendo amigos. Estoy agradecido, estoy agradecido de haber tenido esa experiencia. Y al mismo tiempo, soy crítico con todo el marco. pensamos que al tener a nuestros hijos sentados con políticos, los políticos podrían emocionarse y empatizar, pero no funciona.


“Colonos de EE.UU. vienen y afirman que tu casa es suya, como si fuera un derecho divino, y tienes que luchar”

¿Cómo está su casa en Shij Yarrah ahora?

Bueno, nosotros, a través de nuestra campaña masiva en el 2021 para poner fin a las expulsiones, logramos mantenernos, gracias a la ayuda y asistencia del levantamiento popular en toda Palestina y la presión global, logramos detener, pausar las órdenes de expulsión. Pero todavía estamos en el sistema judicial, todavía estamos luchando contra ellos. Y nuestras vidas aún penden de un hilo. Por ejemplo nuestros vecinos, la familia Sobaj, acaba de tener una audiencia judicial y les exigen pagar el alquiler a las empresas de colonos israelíes como si estas fueran sus arrendadoras, cuando en realidad no lo son. Pero esta no es solo la historia de nuestro barrio. Es todo Jerusalén: hay organizaciones benéficas registradas en Estados Unidos que vienen y afirman que tu casa es suya, como si fuera un derecho divino, y tienes que luchar contra ello. Y esto te atrofia socialmente, psicológicamente y, sobre todo, económicamente.

Y a ustedes, en esa época, les enseñaban a no decir judíos, a decir colonos...

Sí, sí, sí. Nuestra casa era muy interesante. Diplomáticos y activistas venían a diario a casa. Recuerdo que llegaba a casa de la escuela, se me caía la mochila al suelo. Iba a hablar con el grupo porque nadie más hablaba inglés. Y les contaba sobre todos nosotros. Y teníamos unas fotos enormes de colonos golpeando a mi abuela, de colonos gaseándonos, de policías arrestándonos, de todo tipo de abusos que habíamos sufrido. Y les mostrábamos las fotos como si fueran una presentación. Y recuerdo que no se podía decir judíos porque no querías ofender al turista, al diplomático, al periodista o al activista.

No había que parecer antisemita...

Y sin embargo todo lo que hacen es en nombre del judaísmo. El judaísmo y el sionismo son en gran medida un proyecto del Estado israelí. Es explícito. Marchan con lo que llaman una bandera judía y sin embargo se espera que hagas la distinción. Así que primero tienes que empezar tu presentación rechazando el antisemitismo europeo y diciendo que todo lo que vas decir no se aplica a los judíos de todo el mundo. Cuando de hecho los únicos judíos con los que te has topado son sionistas que querían matarte. Así que, creo, se necesitó una inteligencia impresionante de nuestra parte para ser capaces de racionalizar. Es impresionante. Toda la identidad nacional de Israel está arraigada en el victimismo perpetuo y las amenazas existenciales perpetuas. Por supuesto, el Holocausto debe recordarse, y la educación sobre el Holocausto es importante, pero debe recordarse de tal manera que también honre a las personas que lo sobrevivieron. Es bueno decir que el Holocausto fue atroz, y los nazis fueron atroces, pero fueron derrotados, y los judíos pudieron cambiar sus vidas, y ahora pueden defenderse.

“Estamos ganando el relato, y es evidente porque Israel cuadruplica su esfuerzo de propaganda”

Usted escribe que los sionistas y los antisemitas son hermanos de armas.

Déjame darte un buen ejemplo. Cristianos Unidos por Israel es una organización evangelista en Estados Unidos que cree en la fantástica idea o la catastrófica idea del Armagedón, que Dios vendrá, o Jesús vendrá, cuando todos los judíos se vayan y regresen a Jerusalén. Y el pastor, el telepredicador que dirige la organización, John Hagee, dijo cosas como que Hitler fue enviado por Dios para ayudar a los judíos. Dijo disparates antisemitas. Y, sin embargo, se le ha visto estrechando la mano a Netanyahu. Donald Trump ha dicho cosas antisemitas, y aun así es un aliado del gobierno israelí. Theodore Herzl, el padre del sionismo, uno de los pioneros sionistas, escribió que los antisemitas “serán nuestros aliados más cercanos”. Los israelíes quieren toda Jerusalén y los telepredicadores quieren que los judíos salgan de Estados Unidos o de Occidente. Es una alianza extraña, pero funciona. Incluso la ADL, la Liga Antidifamación, a la que nos gusta llamar Liga de Defensa del Apartheid, ha denunciado a un estudiante que dijo “Palestina libre” o “Del río al mar” como un incidente antisemita, pero cuando Elon Musk hizo el saludo nazi lo defendieron. Así que es tan evidente que su problema hoy no es el antisemitismo, su problema es la defensa de los palestinos, porque entendemos hoy, y no creo que esto sea discutible, al menos en los Estados Unidos, que el antisemitismo no es un riesgo sistémico inminente para nadie. No está institucionalizado en ningún lugar, es sumamente punible. No existe una amenaza tangible real para sus vidas.

Llevó dos años, y quizás 200.000 víctimas en la Franja de Gaza, conseguir importantes movilizaciones por Palestina a escala global, y usted escribe que el sionismo es hoy más vulnerable que nunca. ¿Cree que Israel está perdiendo el relato?

Creo que estamos ganando el relato, y es evidente porque Israel está cuadruplicando sus esfuerzos de propaganda en el Ministerio de Exteriores, están pagando a influencers americanos, invitando a activistas. Pero temo que tengan la habilidad de volver a ganar fuerza y mejorar sus imagen. Es muy importante para nosotros seguir trabajando y traducir este sentimiento global propalestino sin precedentes en cambios institucionales y políticos porque después de dos años de genocidio la política no ha cambiado. Estamos en un tiempo sin precedentes en cuanto a opinión pública.

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