La BBC se halla permanentemente en el ojo del huracán y nadie está nunca contento, ni los progresistas (que la ven demasiado servil y alineada con el establishment) ni los conservadores (que la censuran como poco menos que un nido de comunistas). Pero cuando a ello se añade el largo brazo de Donald Trump, la presión resulta irresistible y se rompen las costuras.
Es lo que ha ocurrido ahora con la dimisión de su director general, Tim Davie, y la principal jefa ejecutiva (CEO), Deborah Turness, después de que el diario conservador The Daily Telegraph revelara hace unos días que un documental titulado Trump, a second chance? (Trump, ¿una segunda oportunidad), adquirido por la BBC a una productora independiente y emitido en el prestigioso programa Panorama , había editado dos fragmentos de un mismo discurso del presidente de los Estados Unidos, de manera que daba claramente la impresión de alentar la insurrección del 6 de enero del 2021 para que sus seguidores intentaran asaltar el Capitolio.
La cobertura de la masacre de Gaza no agrada ni a quienes defienden a Israel ni tampoco a sus críticos
Llovía sobre mojado porque el asunto, denunciado al diario por un asesor sobre la ética en la redacción de la BBC que había abandonado su puesto en el verano, era noticia después de una serie de críticas relacionadas a la cobertura de la masacre de Gaza (donde la cadena nacional de radiotelevisión británica, igual que el resto de medios occidentales, no tiene periodistas destacados debido a la censura que ejerce el Gobierno de Israel).
Primero fue el cese del ex jugador del Barcelona Gary Lineker como presentador del popular programa de fútbol Match of the Day , acusado de antisemitismo por haber retuiteado un comentario que aparentemente se refería a los judíos como ratas, y provocó la reacción furiosa de ese colectivo, muy influyente en la política y la economía del Reino Unido. El comentarista deportivo había sobrevivido a numerosas crisis debido a sus planteamientos progresistas en temas como el de Oriente Medio y los derechos trans, pero su cabeza rodó finalmente para delirio de la prensa de derechas.
El conflicto de Gaza ha sido motivo de fuertes tensiones en una redacción de seis mil periodistas, entre los cuales hay musulmanes y judíos, que emite programas en cuarenta idiomas para una audiencia global de seis millones de espectadores y oyentes. No podía ser de otra manera. Medios conservadores como el Telegraph y el The Daily Mail hicieron un mundo de que un documental titulado How to Survive in a War Zone (Cómo sobrevivir en una zona de guerra) tuviera la voz en off de un niño que era un hijo de un militante de la organización Hamas. Como resultado de la polémica, la cadena canceló la programación de otro sobre la vida y el trabajo de los doctores en Gaza en medio de las bombas y disparos israelíes, que han causado alrededor de sesenta mil muertos, entre ellos muchísimos niños, devolviendo los derechos a la productora y dando luz verde a que eventualmente fuera emitido por la competencia (el Canal 4).
La adquisición de los derechos del festival musical de Glastonbury en el verano también resultó una fuente interminable de problemas, ya que durante la intervención en directo del dúo de rap Bob Vylan se escucharon gritos de “muerte al FDI” (el ejército israelí), y a raíz de ello, y para prevenir una situación similar, la BBC optó por no retransmitir en directo la aparición sobre uno de los escenarios del grupo Kneecap.
En un comunicado, Davie (con una larga trayectoria en la BBC) ha admitido que “se han cometido errores” y que al final la responsabilidad tenía que ser suya y no le quedaba más remedio que presentar la dimisión, al tiempo que reiteraba su confianza en la imparcialidad y valores éticos de los periodistas de la cadena estatal, cuya licencia tiene que renovar el Gobierno en el 2027.
