Por primera vez en la historia moderna, un presidente sirio será recibido en la Casa Blanca. Ahmed el Sharaa, líder del Gobierno interino de Siria, llega hoy a Washington para reunirse con Donald Trump en un encuentro que marca un punto de inflexión en las relaciones entre ambos países y, potencialmente, en el equilibrio estratégico de toda la región.
La visita, que culmina meses de negociaciones discretas, simboliza la salida del aislamiento internacional de Siria tras la caída de Bashar el Asad en diciembre del 2024. El Sharaa, cuya facción armada, la Organización para la Liberación del Levante (HTS, en sus siglas en árabe), derribó al antiguo régimen tras años de guerra civil, buscará afianzar el reconocimiento de su gobierno y obtener apoyo estadounidense para la reconstrucción y la estabilización del país.
El Sharaa busca afianzar el reconocimiento de su gobierno y lograr el apoyo de EE.UU. para la reconstrucción de Siria
Washington, por su parte, ve en esta nueva etapa una oportunidad para redibujar su política en Oriente Medio, contener la influencia de Irán y acercar a Damasco a un marco de seguridad regional que incluya, incluso, una eventual cooperación con Israel.
Según informó Reuters esta semana, Estados Unidos estudia establecer una presencia militar cerca de Damasco para supervisar operaciones humanitarias y vigilar la frontera sirio-israelí. Aunque el Pentágono lo ha desmentido, la posibilidad implicaría un cambio en las alianzas históricas de la región.
Desde la caída de Asad –aliado clave de Teherán–, Irán ha pasado de ser un actor dominante en Siria a un socio incómodo. El nuevo gobierno acusa a la República Islámica de fomentar divisiones sectarias y de haber instrumentalizado la guerra. “Su presencia fue una amenaza para toda la región”, dijo El Sharaa en una entrevista reciente, marcando distancias con quien durante más de una década fue el principal sostén del régimen sirio.
La reunión de hoy en Washington podría desbloquear las conversaciones de seguridad entre Siria e Israel, que llevan meses estancadas. “La implicación directa de Estados Unidos es un cambio de juego”, asegura Carmit Valensi, investigadora del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional israelí. Según ella, la presión de la Casa Blanca podría acercar a las partes a un acuerdo antes de fin de año.
Israel invadió parte del territorio sirio poco después de la caída de El Asad, ocupando el monte Hermón, en la vertiente siria de los altos del Golán. Las tensiones se agravaron en julio, cuando enfrentamientos entre combatientes islamistas y drusos en la provincia de Sueida llevaron a Israel a bombardear el Ministerio de Defensa en Damasco. La crisis provocó una pausa en las negociaciones, que ahora Washington intenta reactivar.
El objetivo sería alcanzar un acuerdo similar al de separación de fuerzas de 1974, con una retirada gradual de las tropas israelíes del territorio sirio a cambio de garantías de seguridad. Damasco, no obstante, rechaza las condiciones impuestas por Israel, que incluyen mantener posiciones militares en Hermón y establecer un corredor humanitario hacia Sueida. Para Trump, la visita de Sharaa representa una oportunidad de cosechar un triunfo diplomático antes de las elecciones. En el Departamento de Estado confían en que una Siria estable permita reducir la presencia militar estadounidense en la región, actualmente cifrada en unos 2.000 soldados.
