El presidente Xi Jinping inauguró este domingo en Cantón los XV Juegos Nacionales de China. Un acontecimiento poco conocido fuera del país pero muy destacado dentro de sus fronteras, tanto para el público como para los propios deportistas, ya que su carrera depende de ellos. Como tantas cosas en la China de Xi, esta edición tiene una dimensión política y patriótica, que va más allá del deporte.
Por primera vez, las pruebas se reparten en tres sedes, Cantón, Macao y Hong Kong. Tres grandes ciudades a la postre unidas por una lengua que no es el chino mandarín, sino el cantonés.
Por ello, las reglas no escritas de las 14 ediciones anteriores, se han adaptado levemente, en aras de la integración de las dos excolonias. Empezando por la multiplicidad de sedes, inédita. Las primeras ediciones se celebraron en Pekín, desde 1959. A partir de 1979, se alternaron las metrópolis de Pekín, Shanghái y Cantón, cada cuatro años (que una vez fueron seis a causa de la matanza de Tiananmen). Desde 2005, se premió con la organización a ciudades con menos focos: Nanjing, Jinan, Shenyang, Tianjin y Xi'an.
La integración nacional de Macao y, sobre todo, la de Hong Kong -con resistencias y padrinos más poderosos- pasa primero por su integración regional. La lengua de las tres ciudades sede es la misma, el cantonés, por lo que este idioma ocupa un lugar destacado en la comunicación verbal durante los Juegos. Asimismo, la comunicación escrita en Macao y Hong Kong se difunde en caracteres chinos tradicionales, que difieren bastante de los caracteres simplificados que en los años cincuenta adoptó la República Popular de China (pero no la República de China).
El presidente Xi Jinping, inaugurando los Juegos Nacionales de China, ayer domingo en Cantón
Todo ello es un guiño también para Taiwán, que no participa en estos Juegos Nacionales, aunque el gobierno de Pekín confía en que lo hará en un futuro no muy lejano. Para vender “un país, tres sistemas”, en cualquier caso, antes tendrá que disipar las dudas sobre las bondades de “un país, dos sistemas”.
Esta edición de los “Juegos Olímpicos chinos” -oficiosamente, aunque haya hasta relevo de la antorcha- va en esa dirección. La de la seducción, de la misma manera que ya son legión los hongkoneses encantados de pasar el fin de semana en la vecina Shenzhen, que no solo es más grande, más aireada y más barata, sino también más moderna. Y que este 21 de noviembre acogerá la ceremonia de clausura, con fuegos artificiales que serán visibles también desde Hong Kong.
Taiwán, por cierto, participa en los verdaderos Juegos Olímpicos como Taipéi China, como lo sigue haciendo Hong Kong China, 28 años después de su reincorporación a la “madre patria”. No así Macao, cosa que tiene una explicación. Mientras formó parte de Portugal, nunca hubo un comité olímpico macaense, como sí lo hubo hongkonés, bajo los británicos.
Momento de la ceremonia de inauguración de los XV Juegos Nacionales, en Cantón, ayer domingo
Las regiones administrativas especiales de Hong Kong y Macao compiten en los Juegos Nacionales con sus respectivas banderas, las únicas legales en China, junto a la enseña nacional. Sin embargo, también compiten por separado cada una de las cinco regiones autónomas (como el Tíbet y Xinjian), cada una de las 23 provincias y cada una de las cuatro grandes ciudades bajo administración federal. Asimismo, algunos organismos de ámbito nacional compiten de forma independiente, como el Ejército Popular de Liberación, que además acostumbra a hacer un gran papel.
”Es más un examen para las provincias, para que demuestren que han hecho un buen trabajo formando atletas de alto rendimiento y justificar los gastos. Y para que el delegado de deportes pueda escalar dentro del partido. Es un instrumento político más”, dice un inmigrante chino en la Catalunya interior, de 26 años, que prefiere no dar su nombre. Aunque también en él reconoce que sigue los resultados de pingpong y algunas de las competiciones más populares, como los saltos de trampolín.
En total, más de 14.000 deportistas de toda China compiten en 34 disciplinas, desde este lunes. También hay 23 acontecimientos de masas. El afán de recoser la bahía de las Perlas se muestra, por ejemplo, en la competición de ciclismo, que empieza en Zhuhai (China continental), continúa en Macao y llega a la meta en Hong Kong. Un área de 86 millones de habitantes, que aglomera al 6% de la población china y casi el 11% de su riqueza.
Este y otros compromisos del presidente Xi Jinping en el sur de China han aplazado de mutuo acuerdo hasta el miércoles su encuentro en Pekín con los Reyes de España, ahora mismo en Chengdu.
Fuera del hemiciclo
La vicepresidenta de Taiwán habló en el interior del Parlamento Europeo
Si algo podía hacer descarrilar el encuentro entre los
reyes de España y el presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, previsto para esta semana, era algo parecido a un reconocimiento diplomático de la República de China (nombre oficial de Taiwán). Tal cosa no sucedió el viernes pasado en Bruselas, pero estuvo cerca de parecerlo. Hsiao Bi-khim, que renunció a la ciudadanía estadounidense para ser vicepresidenta de Taiwán, ofreció un discurso en el interior del Parlamento de Europeo. Sin embargo, no lo hizo en el hemiciclo, sino en una de las salas de reuniones.
La política soberanista de Taipéi había sido invitada a instancias de algunos europarlamentarios, que forman parte de la Alianza Interparlamentaria Sobre China (IPAC). Una organización cofundada en Londres en 2020 por el actual secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, con financiación del National Endowment for Democracy, la Open Society y una fundación anticomunista del ministerio de Exteriores de Taiwán (el ministro también estaba en Bruselas).
Esta Alianza alentó en su día el boicot diplomático contra los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín de 2022, que solo fue seguido por algunos países anglosajones. Tuvo más éxito al presionar a favor de la adopción de sanciones de la UE contra China, a cuenta de presuntas violaciones de los derechos humanos contra los uigures y otros grupos musulmanes de la provincia de Xinjian. Pekín, que lo niega, respondió en especie.
Un correligionario de la vicepresidenta taiwanesa tuiteó el viernes que en la sala del parlamento europeo había diputados “de más de 50 países”. Por tanto, alrededor de la mitad, si no más, procedían de estados extracomunitarios, aunque la relación que se pretendía arruinar era la de la UE con China. Todo ello cuando ningún estado europeo, al margen del Vaticano, reconoce a la República de China (Taiwán).
Motivo por el cual era inédito que una vicepresidenta taiwanesa en ejercicio interviniera en el corazón de las instituciones europeas. Permitiéndose además trazar paralelismos entre “la defensa de la libertad bajo el fuego” en Ucrania y “bajo la coacción” en Taiwán. En la rueda de prensa de este lunes, la Comisión Europea ha eludido una pregunta sobre el acto del viernes y la cesión del espacio a petición de un número de eurodiputados. El gobierno chino ya ha protestado contra lo que califica de “injerencia” y de “grave violación del principio de una sola China”.
La vicepresidenta taiwanesa en un espacio del Parlamento Europeo, el viernes pasado en Bruselas. Su tarjeta de presentación, en inglés y castellano, se ve proyectada sobre su cabeza.
