“Chavismo y oposición han adoptado una política de tierra arrasada en Venezuela”

Entrevista a Francisco Rodríguez, opositor venezolano y autor de ' The Collapse of Venezuela'

Trump no busca cambio de régimen; Rubio se beneficia electoralmente de la 'cubanización' de Venezuela 

Francisco Rodriguez

Francisco Rodriguez

Tanto el chavismo en el Ejecutivo como la oposición liderada ahora por el nuevo premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, han adoptado una política de tierra arrasada en Venezuela que ha conducido al desastre económico y social más grande del siglo XXI, sostiene Francisco Rodríguez, investigador venezolano de la Universidad de Denver y analista del Consejo de Relaciones Extranjeras en Nueva York. Tras participar como técnico en la primera administración de Hugo Chávez y luego romper con el gobierno, Rodríguez, afincado en EE.UU. ha asesorado a políticos de la oposición centrista. Su nuevo libro, The collapse of Venezuela (2025,  University of Notre Dame Press), fue presentado en EE.UU. en mayo de 2025.

¿Cuál es su valoración del premio de la paz a María Corina Machado?

El problema para mí es que María Corina ha rechazado la coexistencia con el chavismo desde siempre. Caracteriza a Maduro, al gobierno, a prácticamente todo el chavismo como una organización criminal. Así que el comité Nobel en su comunicado, llega peligrosamente cerca de adoptar la narrativa de que Venezuela no ha sido democrática durante los últimos 26 años. Esa es una visión extremadamente peligrosa que niega toda la existencia de un movimiento popular chavista. Yo he sido adversario del chavismo durante todo este tiempo. Pero el movimiento popular ha tenido un innegable respaldo en el cual muchísimos venezolanos y la gran mayoría de los venezolanos en algún momento se sintió retratado. Entonces, yo creo que este premio de la paz añade un componente aún más explosivo a la polarización venezolana.

Corina Machado, al igual que Leopoldo López y otros, ya calificaron hace 25 años al gobierno de Chávez como un gobierno ilegítimo carente de un mandato democrático pese a sus victorias electorales, ¿verdad?

María Corina fue una de las de las personas que más hizo para tratar de negar los resultados electorales cuando Chávez claramente ganaba elecciones, en particular en el referéndum del 2004, o sea, ella lanzó toda una serie de interpretaciones falsas que alegaban fraude en este momento para tratar de que la comunidad internacional desconociera este hecho de que Chávez había ganado el referéndum de 2004.

Desde su punto de vista, ¿cuándo se llegó a una situación en la que el chavismo dejó de detener legitimidad democrática?

Bueno, esa es una excelente pregunta, Porque, como dijo TS Eliot, “el mundo no termina con una explosión, sino con un gemido”. La erosión de la democracia ocurre muy gradualmente. O sea, una dictadura y una democracia, no son dos antípodas; hay un continuo de diferencias. Si miras índices de la democracia como los de V-Dem, incluso países como Estados Unid no se califican como una democracia liberal en un sentido puro. Venezuela, constitucionalmente, no es lo que podríamos llamar una democracia liberal, es más como una dictadura electoral, o sea, un lugar donde la gente tiene la capacidad de elegir a un dictador. Durante los gobiernos de Chávez vimos un reforzamiento del poder sesgado del presidente. Y eso se vio reflejado, a través de una serie de reformas, en particular, la nueva constitución de 1999 que le dio muchísimo poder a la presidencia. Y así se erosionó la separación de poderes. A eso hay que añadir el fraude en las elecciones del 2024. Pero ocurre por el otro lado también. Edmundo González, efectivamente, ganó las elecciones el año pasado. Pero si la victoria hubiese sido reconocida y él hubiese podido asumir la presidencia, está claro que una de las primeras cosas que habría hecho él y Corina Machado habría sido utilizar ese poder para llamar a una asamblea nacional constituyente que pudiese disolver al poder judicial, controlado por los chavistas.

¿O sea tanto el gobierno como la oposición recurren a métodos que anulan la democracia?

Sí. Y eso es altamente problemático para la convivencia política, y enlaza con la polarización, que es lo que nos ha llevado a una situación como la actual en la que tienes a dos grupos que están totalmente enfrentados. Algunos que están dispuestos a hacer lo que sea para mantenerse en el poder. Otros para tratar de llegar al poder. Y, bueno, la historia central de mi libro es que justamente una parte de esa adopción de lo que llamaríamos las estrategias de tierra arrasada tuvo que ver con destruir la economía. O sea, ni al chavismo ni a la oposición les importó mucho destruir la economía porque ambos pensaban que eso era necesario para lograr su objetivo. 

Pero en el caso del chavismo si hubiese gestionado mejor la economía la situación política para ellos sería mejor ¿no?

Trato de explicar en mi libro, que lo que parecen ser malas estrategias económicas, en realidad no tienen por qué ser así en el ámbito político. Los políticos no evalúan las políticas en términos de sus resultados económicos, las evalúan en términos de sus resultados políticos. Que, por cierto, es lo mismo que estamos viendo en Estados Unidos ahora. En Venezuela existe una situación en la cual tanto el gobierno como la oposición están destruyendo la economía por sus propios intereses políticos. Es esencialmente una situación como dos ejércitos que están luchando con estrategia de tierra arrasada.

Destruyen lo que supuestamente defienden...

Eso es lo que yo creo que ha pasado con la economía venezolana. Se convirtió en un campo de batalla político. Usted dice que los malos resultados económicos perjudican al gobierno de Maduro. Pero eso es discutible. El gobierno al final de cuentas se ha mantenido en el poder. Pongamos el ejemplo el llamado Dacazo en 2013, cuando Maduro acusó a una gran tienda de electrodomésticos de Daca de estarse embolsando el subsidio cambiario y no estar traspasándo el beneficio a los consumidores. Y eso llevó a saqueos de la tienda. Creó una crisis de escasez en Venezuela. Pero fíjate que en el momento en que Maduro impuso el castigo a Daca, fue políticamente muy exitoso. Maduro subió inmediatamente en las encuestas. Y terminó por ganar las elecciones que venía perdiendo. Pasa lo mismo con el diseño de los CLAPs, (paquetes de alimentos para combatir la inflación) un sistema de distribución de alimentos politizado, controlado por el gobierno, donde se pudiese, digamos, condicionar el apoyo político de la gente. Es decir, que la crisis de escasez tiene ventajas para Maduro. Es un ejemplo del gobierno jugando tierra arrasada con la economía y con la política social,

¿Y la oposición  de Corina Machado, Leopoldo López, Juan Guaidó etc.?

La oposición hizo lo mismo. Decía, bueno, ¿cómo podemos privar al gobierno de dinero? ¿Cómo le cortamos el flujo de ingresos petroleros al país? ¿Cómo nosotros hacemos que nadie esté dispuesto a refinanciar la deuda venezolana? Tanto así que Venezuela es el único país, por lo menos en mi conocimiento, en la historia de la humanidad, que entra en una cesación de pagos prolongada, casi 8 años, y que la razón por la que la deuda no se reestructura es porque tiene legalmente prohibido reestructurar la deuda. Así mismo con las sanciones de EE. UU. Se ha hablado mucho sobre lo negativas que eran las políticas económicas de Chávez. Pero el tema es que lo que vimos en Venezuela fue mucho más allá de lo de las crisis macroeconómicas que usualmente se asocian con países mal gestionados, con monedas sobre valuadas, sobre endeudados, con déficit fiscal muy alto y empresas de estado ineficientes. Eso lo hemos visto en toda la historia de América Latina. Pero esta es la primera vez en la historia de América Latina que un país registra una contracción de 71 % de su PIB. Lo que ocurrió en Venezuela fue otra cosa, En Venezuela, hemos tenido una economía cuyo sector petrolero se destruyó, esencialmente porque se convirtió en el centro de ese campo de batalla entre las dos partes del conflicto político.

¿Y Estados Unidos también hace política de tierra arrasada? 

Sí. La política de sanciones, de máxima presión, el apoyo al ala más radical de la oposición venezolana, no creo que haya ayudado a Estados Unidos para nada. Lo que ha hecho es generar otro desastre social y migratorio. Es interesante hacer un poco de historia sobre esto. Regresemos a 2017, un año bien importante, porque en ese año hubo negociaciones en República Dominicana, entre la oposición y el gobierno venezolanos, donde estuvo muy cerca de llegarse a un acuerdo de participación de la oposición en las elecciones del 2018. Es tanto así que se llegó a anunciar la firma del acuerdo, y se convocó en la cancillería Dominicana a un evento para la firma. La oposición anunció en el último momento que no lo iban a firmar. Eso fue debido a presión directa de parte de la administración Trump. Ya había comenzado la política de aumentar la presión, ya se habían endurecido las sanciones financieras. Y yo creo que, en el fondo, la decisión que se tomó en ese momento fue una decisión de no competir electoralmente con Maduro en las elecciones del 2018. Porque había, de hecho, un miedo a que esas elecciones las podía ganar Maduro. Eso llevó a que estuviesen muy preocupados sobre lo que podía pasar. Mucho más porque en este momento también el principal candidato de la oposición era Henry Ramos Allup. Y no estaba muy claro que él podía ganar esas elecciones.

¿Y qué se decidió hacer? 

Todo eso llevó a que se tomase la decisión de boicotear esas elecciones. Pero no solo eso, sino de no llegar a un acuerdo, que habría sido un acuerdo para unas elecciones que podrían haber resuelto el conflicto político venezolano en un momento anterior a toda esta profundización de la crisis, a toda esta creciente polarización, criminalización del gobierno venezolano. O sea, era mucho más fácil visualizar a un Maduro entregando el poder después de perder elecciones en el 2018, que en el 2024 u hoy en día, donde tiene una recompensa de 50 millones de dólares sobre su cabeza, así como las imputaciones en Estados Unidos por lavado de drogas.

¿Cuál fue la consecuencia? 

Básicamente, hizo imposible una transición pacífica. En  2018 sí era posible visualizar eso, Un período de cohabitación, de negociación, que pudiese haber llevado a una transición ordenada con cierto espacio, para el chavismo como una fuerza política. Pero, por presión de Estados Unidos y por sectores, muy radicales dentro de la oposición venezolana, decidieron boicotear ese acuerdo. ¿Dónde llegamos después? O sea, cuando finalmente se terminó yendo a unas elecciones, eran unas elecciones en las cuales ya había avanzado tanto la idea de generar el ostracismo del gobierno de Maduro después de retirarle el reconocimiento (con la estrategia de nombrar presidente a Guaidó), después de todas las acusaciones criminales, válidas o no.  El conflicto se polarizó tanto más entre 2018 y 2024 y, hoy en día, 2025, es mucho más difícil visualizar una transición negociada.

¿Por qué Estados Unidos hizo esto?

Bueno, no es nuevo. Esto es algo que pasa mucho en la política exterior estadounidense. Y una de las razones por las cuales esto ocurre, es fácil de averiguar. Hay unas investigaciones académicas muy interesantes, un trabajo de Tyler Kustra, por ejemplo. Demuestra que la probabilidad de que Estados Unidos imponga sanciones a un país determinado es una función de la cantidad de votantes de la diáspora de ese país en los estados clave para las elecciones.

¿La Florida por ejemplo?

 Sí . Marco Rubio, que es, digamos, un animal político salido de ese entorno, ha hecho su carrera política apelándole diásporas cubanas y hoy venezolanas y latinoamericanas, que tienen una visión bastante en contra de la de los partidos de izquierda de esos países. Y esto le funciona muy bien a Rubio (actualmente secretario de Estado). Su carrera política es una de las principales beneficiarias de que la dictadura cubana no haya caído. Si hubiese habido una transición, los problemas serían los problemas de gobernabilidad en Cuba. Pero Rubio durante toda su carrera política ha tenido este enemigo. Ser duro con ese enemigo es algo que le gana réditos políticos en Florida que además es un estado que ha sido clave desde el punto de vista electoral en Estados Unidos. O sea, vuelvo al tema de que las políticas no necesariamente tienen que funcionar desde el punto de vista de su efectividad en atender los problemas que supuestamente están diseñados para atender. Esa no es la pregunta que los políticos se hacen. Se hacen las preguntas sobre si una política determinada les ayuda a ganar elecciones, y mantenerse en el poder. Y resulta que esta política de línea dura de EE. UU. en Venezuela. En esencia, lo que ha hecho es crear otra Cuba. O sea, tomamos un país que estaba polarizado políticamente y lo convertimos en otra Cuba.

¡Vaya paradoja!

Sí. El grupo que supuestamente iba a convertir a Cuba en la democracia, lo que ha hecho es crear más Cubas en América Latina, empezando por Venezuela. Y ese es el mismo grupo que en este momento controla la política exterior de Estados Unidos a través de Marco Rubio, que es uno de los principales aspirantes de la nominación republicana en el 2028. Y hemos terminado con una política exterior que ha generado un desastre a nivel de toda América Latina, hasta el punto que hoy en día tenemos una cumbre de las Américas, a las cuales los principales países de América Latina, que son Colombia y México, no van a asistir.  Entonces, no hay ni siquiera una instancia de diálogo hemisférico, porque está secuestrada por ese conflicto an tan local, tan parroquial, que es la política de Florida y algunos distritos de Florida.

¿Cree que Trump pretende usar la fuerza militar con el fin de llevar a cabo un cambio de régimen?

No. Aquí no hay una política de cambio de régimen, con medidas militares. Los ataques a lanchas, algunos que serán narcotraficantes, algunos pescadores, es el uso bruto de la fuerza. De una forma totalmente salvaje y con un gran desprecio por la realidad y por la verdad. Pero no hay nada que indique que haya una operación de intentar sacar al régimen de Maduro por la fuerza. Con 10.000 soldados no vas a invadir a Venezuela que tiene una fuerza armada de 100.000 soldados. No tienen entrada por tierra por Brasil ni mucho menos por Colombia. Según los cálculos convencionales, se necesita una superioridad numérica para un asalto anfibio de alrededor de 3 a 1. O sea no se está planeado un ataque, una invasión Venezuela.

¿Y la presión estadounidense?

Tampoco ni siquiera tienes una estrategia muy creíble de presión para sacar al régimen, porque fíjate, te lo pongo por la, te hago la siguiente pregunta. ¿Cuántos generales venezolanos se le han volteado a Maduro en los últimos meses? ¿Cuántos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia ha perdido? Ninguno. ¿Cuántos otros altos funcionarios, representantes, embajadores? Ninguno, en absoluto, si remontamos al 2019. En 2019, perdieron a Christopher Figuera, que era el jefe de Dasselín, que estuvo en la operación del golpe 30 de abril de 2019. Le dieron a varios magistrados que tuvieron que sacar. En el 2007 perdieron a Luisa Ortega Díaz, que era fiscal general de la república. O sea, en el pasado hubo muchas más defecciones de altos funcionarios del chavismo que ahora. Yo creo que para el gobierno de Trump, no le importa demasiado lo que pasa en América Latina. Lo que le importa es poder decir que está haciendo algo, para sus seguidores, están luchando en contra del tráfico de drogas. Porque la realidad es que en Estados Unidos y yo vivo en EE.UU. sí hay una tragedia con el tema de las drogas. Lo que Trump está haciendo es crear una guerra imaginaria que le permite explotar lanchas, que le permiten decirle a sus seguidores que él sí está luchando contra las drogas. Esto no tiene nada que ver con cambio de régimen en Venezuela.

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