Los centros para migrantes en Albania están prácticamente vacíos. Giorgia Meloni, que había convertido este proyecto en su gran bandera —también a nivel internacional— lo admite, pero se desvincula de la responsabilidad: «La culpa no es mía», afirma aludiendo a las decisiones de los jueces que, con distintas sentencias, han ordenado el regreso a Italia de las personas trasladadas.
Aun así, la primera ministra insiste en que todo cambiará a comienzos del próximo verano, cuando entre en vigor el Pacto de Migración y Asilo de la Unión Europea. Ese marco modificará la lista de países de origen considerados “seguros”, el punto en el que se apoyaron los magistrados para bloquear los traslados. Según Meloni, con las nuevas normas «los centros funcionarán como tenían que funcionar desde el principio». Y añade: «Hemos perdido dos años para llegar exactamente al mismo punto. No es responsabilidad mía. Cada uno deberá asumir la suya».
Lo dijo al término de la cumbre intergubernamental celebrada en Roma, junto al primer ministro albanés, Edi Rama, que quiso remarcar su apoyo: «Volvería a tomar la misma decisión —dijo— pero solo para Italia».
La oposición responde con dureza. «Han tirado 800 millones de euros en cárceles vacías», denuncia la líder del Partido Democrático, Elly Schlein. «Han destinado agentes cuando en toda Italia faltan efectivos. Todo para hacer propaganda inútil e ineficaz a costa de las personas más vulnerables».
Meloni, Rama y sus ministros suscribieron 16 compromisos en distintos ámbitos, incluida la construcción en Albania de siete barcos bajo supervisión de la empresa estatal italiana Fincantieri. El encuentro forma parte de la estrategia italiana para impulsar la adhesión de Tirana a la Unión Europea. El siguiente paso preliminar se abrirá en los próximos días.
El objetivo, explica Meloni, es inaugurar las negociaciones formales a comienzos de 2028, bajo presidencia italiana. Rama, sonriendo, añadió: «Giorgia seguirá siendo primera ministra entonces. Yo nunca me equivoco».
