Bases americanas, masacres y una supercárcel: la deriva de Ecuador hacia el modelo Bukele

Latinoamérica

El presidente Noboa afronta el domingo un referendum que puede aumentar sus poderes, abrir el proceso para aprobar una nueva constitución y permitir la presencia militar estadounidense   

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Imagen publicada en la red social X por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, donde presume de que los 300 presos más peligrosos del país han sido trasladados a una nueva cárcel de máxima seguridad

@DanielNoboaOk / EFE

Masacres en prisiones, luchas entre clanes mafiosos, la apertura acelerada de una supercárcel al estilo salvadoreño, un aumento notable de las estadísticas de criminalidad y, finalmente, un referéndum para iniciar un proceso de cambio de constitución. La violencia persiste en Ecuador pese a que el presidente Daniel Noboa declaró la guerra al crimen organizado hace más de un año, lo que implicó la militarización de las operaciones contra las bandas que operan negocios ilícitos.

Los ecuatorianos están llamados a las urnas este domingo 16 de noviembre para votar si se permite la instalación de bases militares de Estados Unidos en su territorio. El gobierno considera la medida como imprescindible para reforzar la lucha armada contra lo que el jefe de Estado define como “grupos terroristas”, muy en la línea de Donald Trump, pero a nadie se le escapa que este movimiento sería muy positivo para nueva estrategia intervencionista de Trump en América Latina con la prioridad de recuperar el control del Canal de Panamá.

Referéndum y consulta popular

Los ecuatorianos tienen que decidir sobre cuatro preguntas, entre ellas si permite la instalación de destacamentos de EE.UU.

La convocatoria electoral incluye tres preguntas de referéndum y una de consulta popular. Las tres primeras hacen referencia a las bases militares extranjeras, la financiación pública de los partidos políticos (se pregunta si se retira o no) y a la reducción del número de diputados, de 151 a 73. En la consulta se pide a los ecuatorianos si están de acuerdo en abrir un proceso para redactar una nueva constitución que sustituya a la aprobada en 2008 bajo el primer mandato del izquierdista Rafael Correa.

Estas medidas permitirían al presidente actual ampliar su poder y reforzar la figura presidencial. Noboa, que era cuarto en las encuestas previas, ganó de manera sorprendente las elecciones de 2023 para un mandato corto de solo 18 meses tras el desplome del régimen de Guillermo Lasso. Entonces se convirtió en el presidente más joven de la historia del país, con 35 años. Este 2025 ha vuelto a derrotar de forma muy ajustada a la candidata correísta Luisa González para consolidar su presidencia cuatro años más con un proyecto centrista que prevé la desregulación de sectores económicos, algo que la oposición critica porque favorece la expansión de las actividades ilícitas.

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El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, durante una movilización en agosto pasado en Quito.

José Jácome / EFE

Daniel Noboa, que pertenece a una de las familias más influyentes del sector agropecuario, siempre defendió que la lucha contra la violencia y la criminalidad pasa por la creación de empleo juvenil y otro tipo de medidas sociales, pero una vez en el poder comenzó una política de mano dura y represión que culminó con la declaración de guerra en 2024, copiando modelos de líderes de ultraderecha como Nayib Bukele, presidente de El Salvador.

Pese a los esfuerzos, las cifras indican un aumento de la criminalidad. El primer semestre de 2025, según el Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado (OECO) con datos del Ministerio del Interior, hubo 4.619 homicidios intencionados en el país, un 47% más que en el mismo periodo en 2024.

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El fin de semana pasado unos incidentes en la prisión de Machala se saldaron con 31 muertos y 34 heridos. Según la versión oficial, el sábado hubo enfrentamientos entre las dos bandas que se disputan el control de la penitenciaría, Los Lobos y Sao Box. El sábado murieron 4 personas y el domingo Los Lobos se vengaron colgando en sus celdas a 27 reos de la banda rival. Solo este año se han producido ya tres grandes masacres en cárceles de Guayaquil, con más se sesenta muertos.

Las autoridades han achacado la crisis de la prisión de Machala, una ciudad en la costa del Pacífico y al sur de Guayaquil, que es el principal puerto de exportación bananera del país, la bandera del potente sector agropecuario ecuatoriano centrado en la exportación, ante la inminencia del traslado de convictos al nuevo centro penitenciario de máxima seguridad llamado la Cárcel del Encuentro.

De hecho, durante esta semana ya se han transferido 300 presos a la nueva cárcel, en la que se han invertido 500 millones de dólares (unos 430 millones de euros). Solo se han difundido imágenes del traslado y no de la prisión, lo que abona la teoría de que El encuentro todavía no está terminado y que se ha acelerado su entrada en funcionamiento tras la masacre en Machala.

Las imágenes de sumisión de los reos a su llegada a la Cárcel del Encuentro, publicadas en la cuenta de X del presidente, recuerdan a las del trato vejatorio con el que el régimen salvadoreño trata a quienes ingresan al Cecot, una megacárcel que es el eje de la política de represión de Bukele, que ha instalado un estado de excepción permanente en el país centroamericano.

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El exvicepresidente de Ecuador Jorge Glas Espine en la cárcel del Encuentro, en Santa Elena, el nuevo centro penitenciario de máxima seguridad

@DanielNoboaOk / EFE

Pese a que el gobierno ecuatoriano ha insistido en que solo se enviarán a la Cárcel del Encuentro a los presos más peligrosos del país, entre los primeros 300 reclusos trasladados se ha incluido a Jorge Glas, vicepresidente con Rafael Correa condenado por corrupción. La Cárcel del Encuentro se sitúa en la región de Santa Elena, al oeste de Guayquil, en el interior y lejos de un núcleo urbano, en una zona de acceso restringido. Está inspirada en las prisiones de máxima seguridad de Estados Unidos, las llamadas supermax, con un uso intensivo de la tecnología que permitirá tener monitorizados las 24 horas a entre 800 y 1.000 reos.

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Preparación de los paquetes electorales en un centro de votación de Quito habilitado para el referéndum y la consulta popular del domingo 16 de noviembre, que consta de cuatro preguntas.

JOSÉ JÁCOME / EFE

“El problema es que con Daniel Noboa se ha instaurado una política de eliminación sistemática de los presos”, denuncia Luis Córdova-Alarcón, politólogo e investigador del Observatorio Ecuatoriano de Conflictos, entidad que ha publicado un informe en el que constata las muertes sin aclarar de 395 reos en la cárcel más grande y populosa, la penitenciaría El Litoral, en Guayaquil. “Esta cifra, en una sola cárcel, es muy superior a la de todas las masacres que ha habido en las diferentes prisiones de Ecuador, lo que demuestra una política deliberada del Gobierno”, recalca.

Ecuador ha impulsado un proceso de redistribución de reclusos con el argumento de reducir la sobrepoblación carcelaria y mejorar la seguridad interna, además de evitar que los reos campen a sus anchas en las cárceles. Pero, al menos en el mensaje de mano dura que se está transmitiendo, el modelo carcelario de Daniel Noboa se parece cada vez más al de su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, que en seis años de presidencia ha llevado al país centroamericano a un deriva autoritaria que dejado en suspenso la democracia y los derechos humanos. Aunque la Cárcel del Encuentro no es como el Cecot. El centro ecuatoriano tiene capacidad para un millar de presos y el salvadoreño para 40.000, lo que permite que Bukele pueda negociar con Trump la acogida de deportados de diferentes nacionalidades

Con Daniel Noboa se ha instaurado una política de eliminación sistemática de los presos”

Luis Córdova-AlarcónCoordinador del programa de Investigación, Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central del Ecuador

Luis Córdova-Alarcón se muestra pesimista sobre la efectividad de las políticas de Noboa. Y recuerda que la actividad del crimen organizado no es la principal causa de los homicidios en Ecuador y que “hay más de 450.000 menores de edad fuera del sistema educativo que pueden ser fácilmente reclutados por las pandillas”. “¿Cómo se va a reducir la violencia si cada vez hay más armas en el Ecuador y no se hace nada para impedir esa economía criminal?”, se pregunta el doctor en Ciencias Políticas. Ecuador busca respuestas mientras Daniel Noboa pide más poder para encontrarlas.

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