El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha recibido en la Casa Blanca con todos los honores al príncipe heredero y gobernante de facto de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman. En sus declaraciones ante los medios previas a su reunión a puerta cerrada, lo ha defendido ante la acusación de la CIA de que en el 2018 ordenó el brutal asesinato en Estambul de Jamal Khashoggi, columnista del Washington Post.
“Él no sabía nada de eso”, ha dicho ante la pregunta de una periodista, a la que ha acusado de dar “noticias falsas”, a pesar de que fue la inteligencia estadounidense quien determinó que bin Salman había mandado asesinar y desmembrar a Khashoggi. “No tienes que avergonzar a nuestro invitado haciendo una pregunta así”, ha reñido a la reportera. Después, ha restado importancia a su asesinato: “Era extremadamente controvertido. A mucha gente no le agradaba ese caballero del que estás hablando, te guste o no te guste, son cosas que pasan”. Por su parte, bin Salman ha afirmado que fue un “error” y “muy doloroso”, sin reconocer su culpa.
Donald Trump, presidente de EE.UU.
“Era extremadamente controvertido. A mucha gente no le agradaba. Te guste o no te guste, las cosas pasan”
Los dos líderes, ya reunidos, tienen previsto hablar de negocios, así como concretar la venta de aviones de combate F-35, los más avanzados de la flota estadounidense y del mundo, y avanzar en las conversaciones sobre un acuerdo de seguridad parecido al que logró Qatar en septiembre, que han confirmado en sus declaraciones.
Trump, que tiene conflictos de interés por los negocios de su empresa familiar con el fondo soberano saudí, ha regalado al príncipe heredero un trato preferencial: una pomposa ceremonia de bienvenida con marines a caballo ondeando banderas saudíes, una guardia de honor, una alfombra roja y seis cazas F-35 y F-15 sobrevolando la Casa Blanca en formación de V, una distinción que se reserva a las visitas de jefes de Estado, aunque bin Salman no lo es técnicamente, sino su padre, el rey Salmán bin Abdulaziz.
El presidente Donald Trump saluda a los marines, a caballo y con banderas de EE.UU. Y Arabia Saudí, mientras espera la llegada del príncipe heredero Mohammed bin Salman.
En las próximas horas, mantendrán una reunión en el despacho oval, una comida en la sala de gabinete y por la noche compartirán una cena de gala con invitados del mundo empresarial, político y militar. Según ha avanzado la CNN, el futbolista Cristiano Ronaldo, que elogió a Trump recientemente, podría estar también presente.
El recibimiento con honores a bin Salman en la Casa Blanca, siete años después de su última visita a Estados Unidos, representa una victoria del capital y la diplomacia por encima de la ética, los derechos humanos y la democracia. Después del asesinato de Khashoggi en 2018 a manos de agentes saudíes, bin Salman se convirtió en un paria internacional, al menos a ojos de EE.UU.
Pero, desde entonces, su trayectoria ha demostrado todo lo contrario y se ha convertido en un actor demasiado relevante y poderoso como para ser ignorado, así como un activo imprescindible en la expansión de los negocios privados de Trump en el Golfo Pérsico. En el 2020, Joe Biden prometió en campaña que iba a arrinconar al dictador de Arabia Saudí, pero en el 2022 voló al reino para reunirse con él para tratar de negociar una rebaja de los precios mundiales del petróleo. Este año, como ya hizo en su primer mandato, Trump incluyó Arabia Saudí en su primera gira en el extranjero y elogió a bin Salman, que “ha demostrado que los críticos estaban totalmente equivocados”.
“Hoy tenemos en el Despacho Oval a un hombre extremadamente respetado y un amigo mío desde hace mucho tiempo. Estoy muy orgulloso del trabajo que este joven ha hecho con los derechos humanos y todo lo demás”, ha dicho Trump desde el despacho oval sobre bin Salman, quien presume de haber relajado las restricciones sociales y ampliado las libertades de las mujeres, pero ha enfrentado críticas de grupos de derechos humanos por su creciente represión política, los ataques a la libertad de expresión y el aumento de ejecuciones por pena de muerte en la última década.
El príncipe heredero ha dicho que cree “en el futuro de EE.UU.” Y por eso ha anunciado que va a invertir un bilión de dólares en el país, incrementando la cifra que avanzó en mayo, de 600.000 millones.
La empresa familiar del presidente, la Organización Trump, tiene mucho que ganar con su buena relación con el monarca. Durante su viaje de negocios a la región, Trump recorrió un proyecto inmobiliario propiedad del gobierno saudí llamado Diriyah, valorado en 63.000 millones de dólares, que se convertirá en un destino turístico con hoteles de lujo y donde se espera que Trump ponga su nombre en al menos un edificio, según avanzó el director del proyecto a The New York Times.
Donald Trump, sobre bin Salman
“Hoy tenemos en el Despacho Oval a un hombre respetado. Estoy muy orgulloso de su trabajo con los derechos humanos”
Es tan solo uno de los proyectos anunciados en el país del golfo por Dar Global, socio empresarial de la Organización Trump y muy cercano a la corona saudí. También está planificada la construcción de una torre Trump y una promoción de residencias premium con su nombre en Jeddah y dos proyectos similares en Riad (la capital); la liga profesional de golf LIV Golf, financiada por el fondo soberano saudí, ha organizado torneos en el Trump National Doral Golf Club, cerca de Miami; y el fondo de inversión yerno de Trump, Jared Kushner, recibió 2.000 millones de dólares del fondo soberano, además de estar a punto de cerrar un acuerdo para la compra de la empresa de videojuegos Electronic Arts, valorado en 55.000 millones.
Los negocios de Trump con Arabia Saudí se enmarcan en una serie de acuerdos que están cerrando sus hijos mayores, Donald Jr. Y Eric, en la región del Golfo, donde construirán en Qatar –país que regaló a Trump un avión Boeing 747 durante su visita este año– un campo de golf y un resort turístico de lujo, así como un hotel y una torre Trump en Dubai, Emirates Árabes Unidos, país con quien tiene en marcha un lucrativo acuerdo de criptomonedas con una filial del gobierno. Preguntado por ello, Trump ha negado los conflictos de interés afirmando que “lo que hace mi familia está bien. Hacen negocios por todas partes”.
Acuerdos de Abraham
Trump quiere sumar a Arabia Saudí a la lista de países musulmanes que han normalizado relaciones con Israel
Más allá del interés personal, la visita de bin Salman tiene también un interés geopolítico. Trump quiere sumar a Arabia Saudí a la lista de países musulmanes que han normalizado sus relaciones diplomáticas con Israel mediante los acuerdos de Abraham, el mayor éxito exterior del mandatario en su primer mandato. En su segunda presidencia, la Casa Blanca también ha anunciado la firma de Kazajistán e Indonesia en estos acuerdos.
La venta de 48 cazas F-35, que requeriría la aprobación del Congreso, puede ayudar a convencer a la corona saudí, lo que supondría una gran victoria para el presidente, pues se trata del principal motor económico de Oriente Medio. Pero, hasta ahora, Riad no ha dado ningún paso en esa dirección, pues condiciona su firma al establecimiento de una hoja de ruta para la creación de un estado palestino, algo que no aparece en el plan de paz de 20 puntos para Gaza propuesto por Trump y aprobado ayer en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Ceremonia del recibimiento con honores a bin Salman en la Casa Blanca, con el sobrevuelo de cazas F-35.
El republicano justificó la venta de aviones de combate a los saudíes porque “son un gran aliado”, pero funcionarios de seguridad nacional han expresado dudas, pues podría dar a China una oportunidad para quedarse con la avanzada tecnología de los F-35. Un informe reciente de la Agencia de Inteligencia de Defensa del Pentágono expresó su preocupación por la posibilidad de que Pekín pueda acceder a esa tecnología, pues Riad mantiene una alianza en materia de seguridad con China. Además, el informe concluyó que podría comprometer la “ventaja militar cualitativa” de Israel, pues es el único país en Oriente Medio que cuenta con estos cazas en su arsenal bélico.


